El hecho de que la presidencia de Donald Trump no estuviera marcada por un gran escándalo sexual es un misterio. El multimillonario, que se ha casado tres veces y presumió en el programa Access Hollywood de que las mujeres le dejaban “agarrarlas por el coño”, parecía cometer todos los abusos de poder, excepto el que estuvo a punto de acabar con Bill Clinton.
Trump quiere regresar a la Casa Blanca, pero ahora tendrá que enfrentarse a una nueva realidad: un jurado de Nueva York ha concluido que es un depredador sexual. El pasado martes, un jurado determinó que el expresidente abusó sexualmente de la columnista E. Jean Carroll en los años noventa y más tarde, cuando ella contó lo sucedido en un libro publicado en 2019, la difamó, tachándola de mentirosa. El jurado, que lo considera responsable (término utilizado en los procesos civiles, en contraposición del término culpable de los procesos penales) decidió imponer una indemnización por daños y perjuicios a la escritora de unos cinco millones de dólares.
Ha sido un momento de ajuste de cuentas para un hombre que en el pasado ha sido acusado de conducta sexual inapropiada o agresión por más de una veintena de mujeres, pero que hasta ahora no se había enfrentado a consecuencias legales. También ha sido un veredicto nefasto para el político del Partido Republicano con más posibilidades de convertirse en el candidato de la campaña presidencial de 2024.
Sin embargo, lo más asombroso ha sido lo imperturbable que se ha vuelto Estados Unidos.
Los demócratas y republicanos no han pedido en masa que Trump, de 76 años, abandone las primarias, aunque Asa Hutchinson, exgobernador de Arkansas y candidato republicano, sí dijo a la plataforma de noticias Semafor que “el fallo del jurado debe ser tomado muy en serio y es otro ejemplo del comportamiento indefendible de Donald Trump”.
Los medios de comunicación tampoco parecen haber llegado a la conclusión de que, después de semejante veredicto, Trump esté acabado. De la misma forma que las muertes de carretera y, en menor medida, las muertes por arma de fuego, la maquina de escándalos constantes de Trump se ha normalizado. Su peculiar y extraña habilidad para capear polémicas que hundirían a otros políticos se da por sentada. El lunes, Axios destacó: “La extraña arma de Trump: las malas noticias”.
Un impacto poco probable
Así es que, a pesar de dos impeachments y una acusación penal, en una encuesta del Washington Post-ABC News publicada el domingo, Trump seguía aventajando a Joe Biden por siete puntos. Sorprendentemente, el 18% de los encuestados que piensan que Trump debería ser detenido siguen prefiriéndolo al actual presidente.
En ese contexto, parece poco probable que el veredicto tenga un impacto entre los principales partidarios de Trump, que ven sus problemas legales como parte de un esfuerzo concertado de sus oponentes para debilitarlo. El expresidente escribió en su plataforma Truth Social: “Este veredicto es una vergüenza: ¡una continuación de la mayor caza de brujas que ha existido!”.
El senador Bill Hagerty, de Tennessee, dio una respuesta clásica en Fox News: “Hemos estado observando el desarrollo de este circo legal en Manhattan. Este es solo el último acto de algo que pasa desde hace años. Ha sido increíble la capacidad de Trump para capear este tipo de ataques y el público estadounidense le ha brindado un apoyo extraordinario”, dijo.
Ronna McDaniel, presidenta del Comité Nacional Republicano, aportó elementos de distracción en la misma cadena y cambió de tema. “Sin embargo, creo que el pueblo estadounidense va a estar centrado en lo que está ocurriendo en nuestra frontera con México, en lo que está ocurriendo con la inflación”, dijo.
¿Se tambaleará al menos un poco el apoyo de los cristianos evangélicos que ayudaron a Trump a ganar las elecciones en 2016? Probablemente no. La grabación de Access Hollywood y el caso del dinero secreto de Stormy Daniels los dejaron impasibles. Antes le retirarían su apoyo por no tener un posicionamiento extremista en relación al aborto, a diferencia de sus rivales.
“Un abismo mucho más amplio y profundo”
Aun así, los demócratas esperan que las leyes de la física política se reafirmen a largo plazo, sea cual sea la falta de entusiasmo por Biden. Fuera del ecosistema mediático de derechas, millones de espectadores han visto ya un vídeo de la declaración de Trump de octubre de 2022 en el que confundió a Carroll con una de sus exesposas en una foto en blanco y negro (anteriormente, Trump había dicho que no podía haber violado a Carroll porque no era “su tipo”).
Cornell Belcher, analista político y encuestador, tuiteó: “Desafortunadamente, este fallo de agresión sexual no tendrá un impacto negativo en las primarias del Partido Republicano, sin embargo, en las elecciones generales, la brecha de género de 2024 probablemente acaba de convertirse en un abismo mucho más amplio y profundo para los republicanos, particularmente en los suburbios”.
Trump participó en un acto en el ayuntamiento de New Hampshire el miércoles, retransmitido en directo por la CNN en horario de máxima audiencia. Aprovechó además para burlarse de Caroll, llamándola “chiflada” y repitió, una vez más, sus denuncias falsas de fraude electoral en los comicios presidenciales que dieron la victoria a Biden. Otra oportunidad para que los medios de comunicación, y la nación, respondan con algo distinto a la insensibilidad.
Traducción de Emma Reverter.