La tragedia del Covid en Brasil: advierten que hubo más muertes que nacimientos en la primera semana de abril

Eleonora Gosman. San Pablo, especial para elDiarioAr

8 de abril de 2021 15:05 h

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La pandemia no le da tregua a Brasil. El país, que lidera las estadísticas mundiales de fallecimientos por coronavirus, el martes alcanzó otro triste récord: acumuló 35% del total mundial de las muertes de ese día por Covid; y eso a pesar de que representa apenas 2% de la humanidad. Ese día perforó otra barrera, al contabilizar 4.211 personas que perdieron la vida en 24 horas. Son 341.000 las muertes desde el comienzo de la pandemia. Además, por primera vez en la historia, en la primera semana de abril se registraron más muertes que nacimientos en todo el país. Ayer, mientras los brasileños se debatían por asimilar el impacto de estas cifras, el presidente Jair Bolsonaro reiteró desde el sur del país la misma estrategia de siempre. Es decir, aquella que defendió desde el inicio del flagelo: no al confinamiento; no a las medidas para restringir la circulación de personas; no a la consigna de “quédese en casa”.  

El jefe de Estado discurseó temprano en Chapecó, ciudad serrana de Santa Catarina; y un par de horas más tarde, en la sureña Foz de Iguazú. Sin rodeos se interrogó: “¿En qué país del mundo no muere gente?” para luego responderse “desgraciadamente fallecen en todos lados”. Aclaró, enfático, que no le preocupó en absoluto la crisis político-militar vivida la semana pasada: “Estamos pasando por una pandemia que, en gran parte, es usada políticamente no para derrotar al virus sino para derribar al presidente”. Y añadió: “Sabemos de dónde vino. Y tenemos certeza de haber elegido el camino correcto”. La tournée de Bolsonaro finalizó en San Pablo, en una cena con 20 empresarios paulistas que le manifestaron apoyo. Se afirma que hubo tramos de las declaraciones presidenciales que “fueron ovacionadas”. Sobre la batalla contra drama del Covid, Bolsonaro aportó una única medida: vacunar a la población.

Brasil registró esta última semana más muertes que nacimientos, según el estadístico Jose Eustaquio Diniz Alves. “Desde el día 1° de abril hasta el 6 de abril, por primera vez en la historia de Brasil, el número de decesos es mayor al número de nacimientos”, advirtió. Alves, especialista en demografía, no precisó las cifras. Pero este fenómeno ya se había producido en el estado de Río Grande del Sur, que registró en marzo un descenso neto de la población: murieron 15.736 personas y sólo nacieron 11.921.

El instituto Fiocruz decidió publicar una investigación que pone de manifiesto la mortífera agresividad viral en esta segunda ola. El porcentaje de víctimas fatales con relación al total de personas infectadas trepó, en sólo un mes, de 3,3 a 4,2 por ciento. Pero si se consideran los datos de fines de diciembre (con un índice de 2%), la letalidad se duplicó. Por eso ese centro científico, que depende del gobierno federal, optó por emitir severos alertas: “La pandemia continuará en niveles críticos debido a la alta tasa de transmisión del virus” sostuvo en el dossier, al tiempo que reclamaba “coherencia” y “convergencia” de las medidas de bloqueo para cercar la pandemia.

Se sabe que hay notorias diferencias entre los gobernadores de estados provinciales y el presidente brasileño. Las principales capitales adoptaron el toque de queda entre las 23 y las 6 de la madrugada, con el objetivo de contener la brusca expansión del virus. Bolsonaro intentó revertir esa medida mediante la presentación, con su firma, de una causa judicial contra de tres mandatarios a quienes acusó de desafiar “preceptos constitucionales”. Pero la Corte Suprema rechazó su demanda. Al anochecer de este miércoles, el intendente de Belo Horizonte, capital de Minas Gerais y tercera ciudad del país, Alexandre Kalil, se interrogaba ácidamente con respecto al discurso presidencial: “¿En qué planeta viven los negacionistas?”.

Fiocruz juzga que el aislamiento social estricto “es la única forma de salir del colapso sanitario, con una disminución de los contagios y de las muertes”. En su informe revela que, 21 capitales brasileñas de un total de 27, están con nivel de ocupación de unidades de terapia intensiva de más del 90%. Ese colapso es uno de los factores que contribuyó al aumento de la tasa de letalidad del Covid; y explica por qué más de 500 brasileños encontraron la muerte mientras aguardaban un lecho de terapia intensiva que jamás les llegó.

En la ciudad de Chapecó, Bolsonaro reforzó su labor militante contra el aislamiento social: “Sería mucho más fácil quedarme quieto, acomodarme y atender los reclamos de aquellos que pretenden un lockdown nacional. Pero les aviso: no decretaré ese lockdown”. Precisamente en Brasilia, donde están el Palacio de la Alvorada (su residencia) y el Palacio del Planalto (sede del gobierno), se derrumbó el sistema sanitario con 97,7% de las camas de terapia intensiva ocupadas. Pero el presidente aumentó su apuesta: “Temo por los problemas sociales gravísimos que pueden sobrevenir en Brasil. Con las Fuerzas Armadas converso acerca del estallido de conflictos por todo Brasil. ¿Qué haremos? ¿Tendremos efectivos para contenerlos?”.

El encuentro con el grupo de empresarios fue el broche del viaje presidencial doméstico. El encuentro se realizó en la casa del dueño de la empresa Gocil, que ofrece servicios de seguridad. Y contó con la presencia de “pesos pesados” de las finanzas, entre ellos David Safra, dueño del Banco Safra; Luiz Carlos Trabuco, presidente del Bradesco; André Esteves, fundador del banco BTG Pactual; Rubens Ometto Silveira Mello del grupo Cosan, gran exportador de etanol y azúcar; y Paulo Skaf, titular de la Federación de Industrias de San Pablo (Fiesp).

El plan del gobierno fue presentar una nueva versión de la figura presidencial, con un Jair Bolsonaro moderado. “Tenemos que ver el lado bueno del país. No existe mejor tierra que esta” le dijo el presidente al establishment. “Imaginen si Fernando Haddad (del PT) hubiera ganado las elecciones de 2018. Hoy Brasil estaría hundido en medio de un caos social”. Todo indica que el discurso tuvo éxito en ese sector del poder económico. Pero otra ala empresarial, también con grandes representantes de la élite de las finanzas y la industria, manifestó su contrariedad por una cita a la cuál no los habían convidado. Entre quienes cuestionan a Bolsonaro, especialmente por su política frente a la pandemia, figuran nada menos que los CEOs del Banco Itaú y de las empresas Gerdau, Ambev y Natura.

WC