Tres meses de la invasión de Ucrania: tres escenarios sobre cómo puede terminar la guerra
Especialistas analizan las principales formas en las que la ofensiva rusa en Ucrania puede llegar a su fin.
Desde que el presidente ruso, Vladímir Putin, decidió invadir Ucrania el 24 de febrero, miles de personas han muerto, millones se han visto forzadas a marcharse de su casa y pueblos y ciudades han quedado devastados. La ofensiva cumple su tercer mes, con las fuerzas rusas ahora concentradas en el este y el sur del país y sin final a la vista. ¿Cómo terminará? Estos son tres escenarios para el fin de la guerra:
Victoria de Ucrania
Una victoria de Ucrania en la guerra no significa lo mismo para todo el mundo. ¿Es, por ejemplo, hacer retroceder a Rusia a los territorios que controlaba al comienzo de la invasión o a las fronteras previas a 2014, cuando se anexionó Crimea?
La propia Kiev ha abierto la puerta a redefinir lo que considera una victoria. El ministro de Exteriores ucraniano, Dmitro Kuleba, sostuvo en una entrevista con el Financial Times que, en un principio, sería la retirada de las tropas rusas a las posiciones que ocupaban antes de la invasión del 24 de febrero. Sin embargo, sugirió que pueden intentar perseguir objetivos mayores si les va bien en el este, donde se está librando una intensa batalla kilómetro a kilómetro, en la que Moscú no ha logrado un progreso importante de momento. “Ahora, si somos lo bastante fuertes en el frente militar y ganamos la batalla por el Donbás, que será crucial para la dinámica posterior de la guerra, por supuesto para nosotros la victoria en esta guerra será la liberación del resto de nuestros territorios”.
Para Orysia Lutsevych, directora del Foro sobre Ucrania y del programa sobre Rusia y Eurasia de Chatham House, con sede en Londres, una verdadera victoria para Ucrania en términos prácticos, a corto plazo, pasa por expulsar a Rusia “de todo el territorio posible, incluida la ocupación en el sur y en Donbás”, dice a The Guardian. Pero considera que, para cualquier resolución real a largo plazo, hay que abordar los problemas subyacentes y evitar repetir los errores de 2015, cuando se firmó el incumplido acuerdo de Minsk II para poner fin al conflicto armado en el Donbás, donde se ubican los territorios separatistas reconocidos por el Kremlin.
Agathe Demarais, directora de pronósticos globales de The Economist, plantea cinco formas en las que la guerra en Ucrania podría llegar a su fin. La tercera más probable es que Rusia sufra una derrota “humillante” en la guerra, según su análisis. En este escenario, según dice Demarais a elDiario.es, Moscú sufriría grandes reveses y bajas así como un descalabro militar debido a la feroz resistencia ucraniana y a la entrega de armas por parte de Occidente.
“Se produciría una humillante retirada rusa hacia el este y es probable que un cambio de régimen en Moscú”, dice la experta. Pero, a su juicio, esto es precisamente lo que hace que este escenario sea poco probable. “Putin sabe que está luchando por su propia supervivencia”.
Carmen Claudín, investigadora sénior asociada del think tank CIDOB, piensa que lo que “realmente podría cambiar de manera sustancial la situación” es un cambio en el Kremlin. “Que haya algún tipo de ‘golpe de palacio’ para intentar neutralizar el empeño de Putin de seguir con esto adelante. Hay algunas indicaciones que permiten pensar que hay preocupación y deben de estar intentando ver cómo salir de este atolladero sin perder la cara”.
Kiev está enarbolando algunos éxitos en el frente, principalmente de su actual contraofensiva en la región de Járkov, y ha asegurado que puede ganar la guerra. “Si Ucrania recibe a tiempo todo lo acordado con nuestros socios y amigos, vencerá y lo hará lo antes posible”, dijo hace unos días el jefe de la oficina del presidente de Ucrania, Andriy Yermak.
Pero a Claudín le cuesta pensar en una victoria puramente militar de Ucrania en estos momentos. “El valor de la vida humana en Rusia es muy bajo y uno de sus recursos es poner carne de cañón. También pueden usar armamento más sofisticado”. Sin embargo, cree que de alguna manera –no solo simbólica, también en el terreno– los ucranianos “ya han ganado”. “Están demostrando que han podido parar los pies a un coloso de las fuerzas armadas. En ese sentido, ya es una enorme victoria para Ucrania. Pero esto no es lo mismo que ganar militarmente la guerra, que es que el lado ruso se dé por vencido. No veo al lado ruso rindiéndose, tampoco al ucraniano, se necesitarán probablemente presiones externas”.
Victoria de Rusia
En este escenario también es importante diferenciar qué se entiende por victoria: por ejemplo, si de manera generalizada se da por hecho que es Rusia la que ha vencido o es solo Putin quien declara el éxito de sus tropas. “Rusia está demostrando que no tiene una gran capacidad militar, al contrario de lo que pensábamos, pero su capacidad propagandística está más que demostrada, y tiene a un sector importante de su población convencido de las mentiras del Kremlin, de que no hay guerra”, dice Claudín.
Demarais cree que, en estos momentos, el escenario más probable es que Rusia se apodere del este y el sur de Ucrania, donde su ofensiva ha logrado sus mayores avances hasta ahora. En ese caso, sostiene la experta, Moscú derrotaría a Kiev y “coaccionaría al Gobierno para que acepte sus exigencias, incluida la división del país”. “En ese escenario, una gran franja de territorio ucraniano caería bajo el control de Rusia, construyendo un corredor terrestre controlado por Rusia entre las regiones del Donbás y Crimea”.
La experta del CIDOB coincide. “Una posibilidad es que la parte rusa se contente con el territorio que tienen ocupado ahora, porque les asegura la continuidad hasta Crimea, y no intenten ir más allá, suponiendo que la parte ucraniana, sin aceptar esta ocupación, acepte algún tipo de negociación que obligue a algún tipo de alto al fuego. Pero los ucranianos no lo aceptan por lo general”, dice Claudín, quien deja claro que estos análisis son de carácter especulativo. “Con un aparato de propaganda como el ruso es fácil presentar como una victoria, incluso como si fuera el objetivo inicial –lo cual no es cierto–, la ocupación del territorio del Donbás y la franja hasta más allá de Mariúpol. Rusia lo puede presentar como una gran victoria y como la prueba de que está dispuesta a todo para defender a los ‘suyos’, como dice”.
En este sentido, las propias expectativas rusas también pueden moldear lo que se entiende por victoria. Numerosos analistas occidentales han apuntado que Moscú esperaba llegar a Kiev rápidamente y establecer un Gobierno títere al principio de la invasión, algo que en estos momentos no parece posible desde el punto de vista militar. Demarais opina que este era un escenario más probable en las primeras semanas de la guerra, cuando las tropas rusas avanzaban hacia la capital. “En él, Rusia se vería arrastrada a una larga guerra, con una fuerte resistencia por parte del Ejército y la población ucranianos. Este escenario es poco probable, pero no puede descartarse por completo”.
Otro camino hacia la victoria para Rusia, según The Guardian, puede ser simplemente dejar correr el reloj, con Moscú trabajando bajo la suposición de que, incluso si Occidente sigue suministrando armas a Ucrania, el Ejército de Kiev podría quedarse sin personal militar. “O bien, a medida que pasa el tiempo, la guerra puede ir desapareciendo en la agenda de los países occidentales, y los recursos y el capital pueden dejar de fluir lentamente. Esto podría llevar a una situación en la que Ucrania capitule, pero esto llevaría años. Una victoria en este escenario supondría una pérdida masiva de vidas, gran parte de Ucrania arrasada y una devastación económica para ambos países”.
Una solución negociada
Este escenario implica un final negociado de la guerra. Las últimas negociaciones cara a cara conocidas fueron el 29 de marzo, en Estambul, antes de la retirada de las tropas rusas de Kiev. Las autoridades dijeron que los contactos continuaban de forma telemática, pero ambas partes afirman que las conversaciones de paz se han estancado y se han culpado de ello. El negociador ruso Vladímir Medinsky aseguró este domingo a un medio bielorruso que Moscú está dispuesta a retomar el diálogo con Kiev. Dijo: “La pelota de las futuras conversaciones de paz está en el tejado de Ucrania”.
En una entrevista este fin de semana, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, dijo que el punto final de la guerra seguirá estando en la mesa de negociaciones, porque hay una serie de cuestiones que solo pueden resolverse allí, como el establecimiento de la paz o la liberación de los territorios ocupados. “La victoria será muy difícil. Será sangrienta, será en la batalla, pero el final será definitivamente en la diplomacia”, dijo. “Queremos recuperarlo todo. Y Rusia no quiere devolver nada. Por eso el final será en la mesa de negociaciones”. También afirmó que el cómo y cuándo terminará la guerra depende del momento en que se produzca la conversación con Putin. “Creo que tendrá lugar, sin duda. Pero no sabemos en qué formato: con o sin intermediarios, en un círculo amplio o como conversación bilateral”.
Demarais cree que un final negociado es uno de los escenarios más probables. “Aquí, Rusia y Ucrania negociarían para poner fin a la guerra –posiblemente bajo la tutela de los países occidentales– y Rusia lograría algunos de sus objetivos –pero aún no está claro cuáles exactamente–. En ese escenario, Ucrania sufriría un recorte permanente de su soberanía. Los recientes comentarios de Zelenski pidiendo diplomacia podrían propiciar ese escenario”.
Un acuerdo negociado podría significar que Rusia se alejaría de algunos de sus objetivos declarados y Ucrania tendría que pasar a algún tipo de estatus de neutralidad –en la práctica, no entrar en la OTAN, algo que Kiev se ha mostrado abierto a aceptar a cambio de garantías de seguridad de varios países–.
A juicio de Demarais, el problema es que es difícil imaginar que Ucrania acepte algún tipo de neutralidad o haga alguna concesión y saber qué concesiones haría Rusia para negociar un acuerdo. “La cuestión es que Rusia está enmarcando el conflicto en términos existenciales –es decir, la 'desnazificación' de Ucrania–. Una vez que te embarcas en un proyecto así, es muy difícil dar marcha atrás, dado que has dicho que es existencial”. Claudín remarca que Ucrania ya ha dicho que está dispuesta a ser neutral “y eso no ha detenido la agresión rusa”. “Esto demuestra que la cuestión de que Ucrania ha de ser ‘desmilitarizada’, ‘neutralizada’ y ‘desnazificada’, como dicen los rusos, no es verdad, porque no es la razón principal. Saben que, incluso con armamento convencional, Ucrania no es un peligro para Rusia. Lo que sí es un peligro para el régimen ruso es una Ucrania democrática. Con eso es con lo que quieren acabar”.
En una entrevista con el Corriere della Sera, Dmitry Suslov, director del Centro de Estudios Europeos e Internacionales de la Escuela Superior de Economía de Moscú –uno de los think tanks del Kremlin, según el medio italiano– afirma: “Occidente quiere una derrota rusa y no está dispuesto a llegar a un acuerdo que sea aceptable para nosotros”. Señala que es “obvio” que Moscú exigirá como mínimo el reconocimiento de Crimea como parte de Rusia y del Donbás “como no parte de Ucrania”. “Lo más probable es que también se plantee la cuestión de Jersón y otras zonas controladas por las tropas rusas. Si la posición occidental es esta, no puede haber acuerdo. Esto significa que la guerra continuará”.
Para algunos expertos, el fin más probable de la violencia no será el fin de la guerra, sino un alto el fuego, la suspensión de las hostilidades. Mijaíl Podolyak, de la delegación ucraniana, lo ha descartado recientemente sin que las fuerzas rusas abandonen el país, alegando que podría darles espacio para comenzar una nueva ofensiva: “No nos ofrezcan un alto el fuego, esto es imposible sin la retirada total de las tropas rusas. Ucrania no está interesada en un nuevo 'Minsk' y en la reanudación de la guerra dentro de unos años. Hasta que Rusia esté dispuesta a liberar totalmente los territorios ocupados, nuestro equipo de negociación son las armas, las sanciones y el dinero”.
Preguntadas por la posible duración, Claudín teme que la guerra se prolongue y Demarais sostiene que probablemente seguirá siendo un conflicto candente a lo largo de 2022 y posiblemente más allá. “Hay muchas posibilidades de que el conflicto se convierta en una guerra prolongada a partir de 2023 y que dure muchos años. Las consecuencias mundiales del conflicto serán de gran alcance (sobre todo en las cadenas de suministro de trigo, metales, fertilizantes...), mientras que las sanciones occidentales a Rusia parece que se mantendrán indefinidamente”.
IG
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