Trump suspende la ayuda militar a Ucrania para presionar a Zelenski a aceptar el acuerdo con Putin

Antònia Crespí Ferrer

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Los gritos en el Despacho Oval fueron el preludio de un escenario que tanto Ucrania como Europa querían evitar a toda costa. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, suspendió temporalmente la ayuda militar a Kiev, según explican fuentes de la Casa Blanca a Bloomberg y Fox News. La interrupción del suministro es una medida de castigo contra el país en guerra, pero en especial contra su presidente, Volodímir Zelenski, ya que se prevé que el parón continúe hasta que el líder ucraniano “demuestre una intención real” de alcanzar un supuesto acuerdo de paz que cada vez se asemeja más a una rendición.

La posibilidad estaba sobre la mesa y, de hecho, Trump se reunió la tarde de este lunes con miembros de su gabinete para discutir la medida. Entre ellos, el secretario de Estado, Marco Rubio, y el de Defensa, Pete Hegseth.

La congelación de la ayuda militar es inmediata y afecta también a todos aquellos equipos que aún no entraron en Ucrania, incluidas armas en tránsito aéreo y barcos que esperan en áreas de tránsito en Polonia, según informa Bloomberg. Según datos del Pentágono, aún quedan por utilizar 3.850 millones de dólares autorizados por el Congreso.

El primer ministro ucraniano, Denís Shmigal, prefirió este martes no criticar el anuncio. “A día de hoy, Ucrania tiene toda la determinación de seguir cooperando con los Estados Unidos de América y confía en que el apoyo de EEUU, como líder del mundo y uno de nuestros principales socios que nos ha apoyado durante tres años, continuará”, dijo en una rueda de prensa, según recoge EFE.

Rusia, por su parte, celebró la decisión del presidente estadounidense. “Es una decisión que, efectivamente, puede empujar al régimen de Kiev a (participar en) un proceso de paz”, dijo el martes por la mañana Dmitri Peskov, portavoz presidencial, en su conferencia de prensa telefónica diaria. Para el Gobierno ruso, la maniobra de Trump, a falta de conocer los detalles precisos, “es el mayor aporte a la causa de la paz”, si bien Rusia tiene presente que los socios europeos de Ucrania “seguramente intentarán compensar los volúmenes de munición y todo lo demás”.

Desde que Zelenski abandonó la Casa Blanca el viernes, tras ser arrinconado ante las cámaras por Trump y el vicepresidente, J.D. Vance, ya circulaban rumores en Washington sobre una posible suspensión de armas. La medida afecta a más de 1.000 millones de dólares en paquetes que estaban en proceso de envío. Sin embargo, en la práctica, la ayuda militar a Kiev ya estaba prácticamente paralizada.

Los hechos precedieron a las palabras, aunque no hicieron tanto ruido como los gritos de Trump en el Despacho Oval. Cuando Zelenski puso un pie en la Casa Blanca el pasado viernes, ya era consciente de que hacía cincuenta días que el Pentágono no anunciaba ningún nuevo paquete de armas para Ucrania y que la nueva administración no había dado señales de querer aprobar nuevas partidas. El último anuncio de envío de armas lo hizo el Pentágono el 9 de enero, bajo la administración saliente de Joe Biden. Ese paquete, valorado en unos 500 millones de dólares, incluía misiles de defensa aérea, equipos terrestres y material para apoyar a Ucrania en el uso de los F-16.

Desde que comenzó la invasión rusa hace tres años, el Gobierno de Biden había anunciado envíos de ayuda militar cada dos semanas, o incluso en intervalos más cortos. Durante los últimos días de su mandato, el expresidente demócrata aceleró los envíos en un intento de reforzar la posición de Kiev ante la llegada de Trump al poder. Una vez que el republicano fue investido, comenzó una sequía que ejercía una presión silenciosa, probablemente más elocuente que cualquier declaración pública del presidente.

Retorcer la realidad

Una de las cuestiones que quedó en el aire tras el episodio del viernes en el Despacho Oval es si la escena que vivió Zelenski fue orquestada por Trump y su equipo. Al finalizar el dramático encuentro televisado, que duró 50 minutos, el presidente concluyó con un comentario revelador: “Creo que es bueno para los americanos que vean qué pasa, por eso mantuve esto [la charla previa a la reunión] tanto tiempo”. Sea como sea, la escena del griterío con el ucraniano ha servido a Trump para justificar la congelación de la ayuda y reforzar un relato en el que responsabiliza a Zelenski de la guerra.

La primera reacción de Trump tras el estallido del viernes fue afirmar que Zelenski “no está preparado para la paz”, mientras que el ucraniano aseguró en una entrevista en Fox News que busca una paz estable para su país y cree que aún es posible salvar la relación con Washington. El principal objetivo de Zelenski el viernes, cuando visitó la Casa Blanca, era intentar que Trump se comprometiera a dar garantías de seguridad a Ucrania a cambio de la concesión de la explotación de las tierras raras del país. De hecho, la visita del mandatario ucraniano a Estados Unidos tenía como propósito firmar un acuerdo de explotación en el que ya había cedido, aunque este no incluía compromisos explícitos de Washington.

Este lunes por la mañana, después de un fin de semana relativamente silencioso en el que Trump jugó al golf en Mar-a-Lago, el presidente volvió a cargar contra Zelenski. “¡Estados Unidos no lo tolerará mucho más tiempo!”, escribió en Truth Social en referencia a las declaraciones del ucraniano, quien afirmó que el fin de la guerra con Rusia está “muy lejos”. Una vez más, Trump insistió en que Zelenski “no quiere que haya paz mientras tenga el apoyo de Estados Unidos y Europa”. Se trata de la declaración más explícita en la campaña que, desde hace semanas, Trump y su equipo orquestaron para distorsionar la realidad de la guerra y presentar a Zelenski como el principal responsable de su prolongación.

Al igual que hizo con el asalto al Capitolio, Trump busca reescribir la historia para presentar la guerra como un enfrentamiento entre dos países hostiles, en lugar de un conflicto derivado de la invasión rusa a Ucrania. El presidente no cesó en su empeño de moldear el relato en esa dirección, incluso presentándose como un “moderador neutral” entre dos partes que deben llegar a un acuerdo.

Campaña de desgaste

Trump centró toda la presión sobre el líder ucraniano, ignorando el papel activo de Rusia y elogiando su supuesta buena fe para alcanzar un acuerdo de paz en el que se excluyó a Kiev. Además, el supuesto moderador, Estados Unidos, ya adelantó concesiones favorables a Moscú, como no recuperar las fronteras previas a la anexión ilegal de Crimea, renunciar a la adhesión a la OTAN y celebrar elecciones.

En su alineamiento con el discurso del Kremlin sobre la necesidad de elecciones en Ucrania, Trump convirtió la presión sobre Zelenski en una estrategia de desgaste. La manipulación de las causas de la guerra no solo busca justificar la ruptura ante su electorado, sino también socavar la popularidad del presidente ucraniano dentro de su propio país.

El estado de ley marcial fue la principal razón por la cual no se celebraron elecciones en 2024, aunque también existe el temor de que un candidato prorruso más dispuesto a ceder ante las aspiraciones de Moscú salga victorioso. Un escenario que facilitaría aún más la negociación que puso en marcha Trump, algo que él mismo no ocultó. Hace dos semanas, el presidente afirmó que la presencia de Zelenski no era necesaria en las negociaciones: “Hace que sea muy difícil cerrar acuerdos”.

Este lunes, en una comparecencia ante los medios en la Sala Roosevelt de la Casa Blanca, Trump declaró en aparente referencia a Zelenski: “Puede que alguien no quiera hacer un acuerdo, y si alguien no quiere un acuerdo, esa persona no va a estar ahí mucho tiempo. No se le va a prestar atención durante mucho tiempo, porque creo que Rusia quiere un acuerdo y el pueblo ucraniano quiere un acuerdo; ya ha sufrido demasiado”.

El futuro del acuerdo de tierras raras

El acuerdo sobre las tierras raras, que debía firmarse el viernes en la Casa Blanca, sigue en el aire. Antes de congelar la ayuda militar a Ucrania, Trump sugirió que este martes daría más detalles sobre las decisiones tomadas en relación con el país en guerra durante su intervención ante el Congreso.

En la conferencia de prensa del lunes, Trump insinuó que el pacto sobre los minerales ucranianos podría retomarse. Al ser preguntado si lo daba por muerto, respondió: “No, no lo creo” y reiteró que Estados Unidos necesita esos recursos. De hecho, la rueda de prensa era para anunciar que la empresa taiwanesa de chips, TSMC, invertirá 100.000 millones de dólares para crear una instalación de chips en Arizona.