Son las últimas horas del gobierno de Alberto Fernández, también conocido como “el presidente argentino más memeado de la historia”. Es cierto que los memes son relativamente nuevos en el debate político local: solamente las últimas dos presidencias fueron contemporáneas, en su totalidad, al fenómeno de las audiencias participativas formadoras de opinión con encuadres a veces más serios, a veces más humorísticos. Los memes, junto con los tweets y videos virales, entran en ese terreno.
Mauricio Macri fue también un presidente muy memeado, como vimos en nuestro repaso de los memes macristas y su reciente revival. Cristina Fernández de Kirchner, en cambio, dio más memes como expresidenta (vos sabés que sí). El contexto histórico, cultural y mediático es determinante: la gente no memeaba tanto en 2007 como en 2015. Y ciertamente no memeaba tanto en 2015 como en 2020.
En el caso de Alberto, tanto para entender sus memes como la percepción pública sobre su gobierno (aquellos forman parte de esta, desde ya) hay que considerar el evento histórico de la pandemia del Covid-19. Esto por dos razones: porque el Aislamiento Social Preventivo Obligatorio (ASPO) fue probablemente la medida más importante de la gestión Fernández (y su imagen, por lo tanto, es indisociable de ésta) y porque el aislamiento aceleró la digitalización de la vida social en muchos aspectos, entre ellos los modos de interactuar e intercambiar con otros. Los memes se potenciaron con la pandemia, tanto entre quienes promovían un acatamiento responsable de la cuarentena como de quienes se organizaron en su contra. Esto, como ya sabemos, dio también al movimiento libertario (donde la creación de memes es una práctica central) su oportunidad histórica de entrar en la escena nacional, con resultados ya conocidos por todos.
Gozando el poder propio
El primer año de Alberto Fernández mostró a un presidente con los niveles de aceptación más altos que se hayan visto. Esta excepcionalidad fue también producto de la pandemia y de la percepción mayoritaria de que el gobierno había respondido bien –decretando el aislamiento para recién llegados del exterior primero y luego para toda la población–, sumado a un clima de consenso sobre la amenaza del virus que mostró del mismo lado a dirigentes políticos y medios informativos hasta entonces enemistados. Esto le dio a Alberto una percepción de autoridad y liderazgo que era reafirmada por muchos memes celebratorios del presidente: a través del meme de “Albertencia” (Alberto te advierte), salido de la cadena nacional del 12 de marzo de 2020 en la que se decretó el aislamiento para personas recién vueltas del extranjero, distintos usuarios replicaban la imagen y la gestualidad del presidente para disuadir comportamientos molestos de todo tipo.
Con el meme de las “filminas”, el ethos pedagógico con el que el presidente hacía sus reportes periódicos sobre el aislamiento, la ciudadanía daba consejos en clave humorística sobre distintos temas. En estas representaciones el presidente era mostrado con una persona capaz, conocedora, cuyo poder se afirmaba en su poder de explicación y decisión política.
La caracterización común de Alberto en muchas de estas piezas visuales de humor lo mostraban como gozando del ejercicio de su autoridad: haciendo suspenso y jugando con las expectativas del final del aislamiento, que el presidente constantemente frustraba con el anuncio de nuevas extensiones. Los anuncios eran siempre predecibles, por lo que estos chistes parecían más al servicio de la gente, de reírse de sí misma que de una denostación del mandatario, al que a menudo se lo celebraba en otras instancias.
“Alberto juega al UNO” (popular juego de cartas) fue un meme común sobre las predecibles extensiones de la cuarentena, que los usuarios usaban para transitar esa frustración con humor.
La negatividad avanza
Hacia fines de 2020 la imagen de Alberto ya había bajado considerablemente. El hartazgo con la cuarentena pero especialmente episodios como el de la quita a la coparticipación de la Ciudad de Buenos Aires como forma de contener la protesta de la Policía Bonaerense y el desmadrado funeral de Diego Armando Maradona en Casa Rosada dieron nuevos insumos a los medios y a los públicos antiperonistas para volver a hacer pie en la conversación. Ese año, en el mundo de los memes, fueron apareciendo algunos que viraban de las expresiones más celebratorias del presidente y que progresivamente irían ganando intensidad crítica, especialmente con el correr de 2021, el año en el que la imagen de Alberto sufrió, posiblemente, su más grande e irrecuperable deterioro, con una seguidilla de escándalos que van desde el vacunatorio VIP, la foto de Olivos, la derrota electoral, la renuncia en masa de ministros, las peleas a cielo abierto con Cristina y La Cámpora y la desafortunada declaración discriminatoria sobre el origen de brasileros, mexicanos y argentinos.
“Alberto juega al tutifrutti”, un meme originado en julio de 2020 a partir de imágenes del presidente tomando nota durante una conferencia de prensa junto a gobernadores provinciales, reapareció en febrero de 2021 por parte de una cuenta libertaria para criticar aumentos en los precios de la nafta. El chiste de este meme, por lo general, es que al presidente no se le cae una idea, y redunda siempre en las mismas medidas contraproducentes: primero la cuarentena, luego los aumentos. El apodo “Aumento Fernández” (que derivó en otros, significantes de escasez como “Almuerzo Fiambres” o “Fiambrola” para la primera dama Fabiola Yáñez) fue tendencia por esos días y generó muchos chistes y memes.
Con esta seguidilla de traspiés y problemas, muchos de los cuales eran producidos por el entorno del presidente (su exministro de salud, Ginés González García, la primera dama, sus aliados políticos, su gabinete, etc.) floreció la caracterización que resultó dominante sobre el presidente y que quedó plasmada en el que es, acaso, su meme más conocido: “Qué pasó ahora la puta madre”. Esta foto del reportero gráfico Matías Baglietto fue tomada en octubre de 2019 durante un acto del entonces candidato a presidente con productores rurales, en Agronomía. El gesto de apariencia apesadumbrada fue retomado por algunos portales informativos financieros de tendencia opositora para ilustrar algunas de sus notas críticas sobre la economía que auguraba la inminente victoria del ex Jefe de Gabinete de Néstor Kirchner en las elecciones de 2019.
La conversión memética de esta foto muestra una deriva interesante para la política que se puede verificar en otros memes del presidente saliente: medios críticos que difunden imágenes desempoderadas y antiestéticas de una figura y que son luego convertidas en memes por usuarios de la misma tendencia. Por ejemplo, en octubre de 2020, Clarín sacó una nota sobre los motivos de aparición de las ojeras, empleando imágenes del presidente, en relación a comentarios en redes sobre su aspecto en una de sus últimas apariciones pública. El doble frame de Alberto antes y después de ejercer el poder devino en otro meme que aprovecharon los usuarios más críticos para objetar a su gobierno.
Tweet de ElBuni de 2022 que reutiliza el meme de Alberto demacrado o “Alberto con Alberto”, a raíz de la declaración de la “guerra contra la inflación” otro de las expresiones más criticadas de Fernández.
Este tipo de memeificaciones consolidaron en la parte del humor en redes sociales la imagen negativa del presidente como la de un mandatario sin control de su gobierno, desbordado por las circunstancias y totalmente carente de poder. El concepto era diametralmente opuesto al de sus primeros memes y representaciones celebratorias. Tal es la narrativa pública del viraje de Alberto, de un polo a otro de la aceptación popular.
Meme de Alberto haciendo comentarios fuera de lugar. El mismo nació como un chiste de usuarios a partir del gesto del presidente en una conferencia de prensa de 2020, antes de episodios que le dieron resurgimiento tales como el del “origen de los brasileros y los mexicanos” de 2021 (referenciado en la pieza) o el furcio de “Garganta profunda” de 2022 (luego de que confundiera el nombre de la revista La Garganta Poderosa).
¿Quién nos dio todos estos memes? Alberto Fernández
El último año de la gestión ya auguraba un final de mandato. Con el presidente relegado a un segundo plano desde la incorporación de Sergio Massa como “superministro” en julio del año pasado, Alberto dejó de ser representado como un desbordado por su gobierno y pasó a ser más bien un desplazado total. En febrero de este año Alberto dio un insumo visual perfecto para estos chistes con su visita a la Antártida, un lugar lejano y desolado (tal y como se lo percibía dentro de su propio gobierno).
En tanto se confirmó que Albero Fernández no iría por su reelección en 2023 y conforme fue sentenciado al ostracismo por la estrategia electoral de su propio espacio político (que él preside, vale recordar), la memética sobre el presidente se asentó en esos chistes donde se lo caracterizaba por su irrelevancia y marginalidad política, paradójicas para el importante cargo que aún desempeñaba. Ya no un hombre superado por las dificultades de su gobierno, sino un total desaparecido o fantasma, incluso representado a veces con la viveza de haberse desligado de las responsabilidades de gobernar y de las consecuencias de su gestión.
Desde que existe la democracia y el voto popular la política busca insertarse en la vida privada y la conversación de los ciudadanos. Con el desarrollo de los medios de comunicación y especialmente con su conquista casi total del mundo cotidiano a través de la televisión, los dirigentes se fueron adaptando a las lógicas del entretenimiento y el espectáculo. Algunos lo hicieron mejor (Menem) otros peor (De la Rúa).
Pero internet en general y los memes en particular abrieron un nuevo e impredecible capítulo en la búsqueda de esa inserción de la política en lo cotidiano. La gente hoy usa fotos de políticos, convertidas en memes o stickers de WhatsApp, para hablar de temas triviales. Caras y gestos de Alberto, Macri, Cristina o Javier Milei sirven para bromear y expresarse en charlas privadas.
Esto, que suena como un sueño de la política desde hace años invoca el dicho “ten cuidado con lo que deseas”. En el caso del presidente que hoy termina su mandato, este ha servido como símbolo para expresar sentimientos e ideas de impotencia e irrelevancia, una simbología que ningún dirigente quiere. Es un poco la maldición de los memes para política, que hasta ahora solo han coexistido con gobiernos fallidos, sin reelección. Veremos cómo le va a Javier Milei a partir de mañana. Él tiene la rareza de no haber tenido que esperar a ser presidente para convertirse en un meme. De hecho, quizás haya sido al revés.
NC/DTC