columna nómade

Mi amigo brillante

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Amigos: perdí mi anillo. Lo tengo hace veinticuatro años. Estoy muy triste. No lo iba a llevar a jugar, pero me distraje hablando con un amigo sobre una película y me olvidé de sacármelo. Ya lo perdí varias veces pero siempre lo recuperé. Pero ahora no está por ningún lado. Gaby, ¿te fijás si lo dejé en tu auto cuando me traías? ¿Me pasan la dirección de la cancha para llamar? Es un anillo sencillo. Creo de alpaca. Liso. No me lo regaló nadie. Lo quiero porque sí. Hay un anillo que tengo que me regaló un amigo para mi cumpleaños que tiene tallada la forma de un escorpión. De lejos puede parecer una rosa. Pero no lo uso. No sé si lo voy a usar. Es estúpido, pero considero una mala señal haber perdido mi anillo. No tengo tatuajes, no tengo posesiones, sólo mi anillo. 

Me acuerdo que el baterista de los Pixies tiene un aparato para buscar metales en la playa, me gustaría rastrillar la cancha con ese aparato para encontrar mi anillo. Imagino que el sol le está dando ahora que es el medio día y que él refulge en la cancha vacía. Pero tal vez se me cayó después, cuando iba de la cancha al vestuario. Nunca se me había salido. Sí me lo sacaba yo a veces para jugar con él en las manos. Hago un repaso de todo lo que hice hasta que me di cuenta, al otro día, que no tenía mi anillo. Cuando volví de nadar pensé que mi anillo estaba en el escritorio, donde lo dejo para nadar. Pensé que lo había puesto ahí, pero no estaba. Llamé a la cancha, pero me dijeron que nadie había encontrado el anillo. ¿Lo habrá encontrado alguien y se lo llevó? Si yo encontrara ese anillo, ¿me lo llevaría o lo dejaría en el bar de las canchas por si alguien lo reclama? En mi neurosis infantil era el anillo de poder de Los Guardianes del Universo. 

Me pruebo otros anillos que tengo, pero ninguno  lo puede sustituir. Prefiero no usar más anillos. 

Hay algo mágico, algo de talismán en mi anillo. Walter Benjamin decía: “Una filosofía que no es capaz de incluir  y explicar la posibilidad de adivinar el futuro en la borra de café, no puede ser una filosofía auténtica”. Y Gilbert Simondon escribía años después que la técnica en vez de ser del reino de la razón instrumental, es una gestión particular de la magia. Para hablar del ser hay que buscar ese momento en que es pura relación, en que todavía no se individuó. El ser es puro exceso, transformación constante. Nunca se queda quieto. Como mi anillo. 

Los días previos a perder a mi anillo estuve viendo una serie que se llama My Brilliant Friend. Son tres temporadas adictivas. No pude parar.  Tiene algo de esas telenovelas que veía mi mamá a la tarde: Muchacha Italiana viene a casarse. O Pablo en nuestra piel. Qué buenos títulos. La serie es una producción de HBO y la Rai y está basada en una serie de novelas que escribió Elena Ferrante. Me impactó la reproducción de época y ver a un Nápoles premaradoniano. El mar, las barriadas, las comidas, la forma en que los italianos discuten mientras almuerzan pasta. Es la historia de una larga amistad, la de Lenu y Lila, desde que son muy chicas hasta que que se convierten en adultas. Se casan, se traicionan, tienen hijos, pierden y obtienen trabajos. Los personajes que las rodean son inestables, pueden ser el demonio o ángeles, como sucede en las novelas de Tolstoi. 

Me hizo pensar en la amistad, en ese vínculo que para mí es central en la vida. El mundo es un lugar hostil, quien opine lo contrario no sabe dónde está parado. Los amigos son un escudo contra esa hostilidad. Son como esas secciones especiales , de los cables de alta tensión, que logran contener la energía, diversificarla, metabolizarla. La serie también te pregunta ¿Por qué elegimos a los amigos? ¿Qué es lo que produce que alguien sea nuestro amigo? ¿La amistad debe ser libre o debe ser mafiosa? Si no hay capacidad de perdonar, nos dice My Brilliant Friend, es imposible mantener una amistad toda la vida. Si nuestro amigo o amiga no nos seduce, también es imposible. 

Llegé a Nueva York para estar una semana en medio de una beca.  Como se estaba corriendo la famosa maratón de la ciudad, todos los hoteles estaban ocupados. Me consiguieron una pieza en el Banana hostel. Estaba con siete personas, mujeres y hombres, hacinados. El cocinero del hostel dormía en una de las camas. Se había clavado -a modo de telón- una frazada que le tapaba la cama de abajo donde dormía. Se parecía al Tolo Gallego. Así que pasaba todo el tiempo afuera del hotel. Recorriendo Manhattan. Una noche, en una revista vi que tocaba Tom Verlaine. Era en un sótano del barrio chino. 

Bajo las escaleras y escucho que alguien me grita. Fabi! Era Alejandro, un compañero de trabajo en el diario que había hecho una suplencia. Nos abrazamos. Me dijo que estaba parando en un lugar que era genial, él solo, y que había lugar para mí. Me mudé al otro día. Esa noche Tom Verlaine dio un recital hermoso. En un momento Patti Smith, que estaba entre el público,  subió a cantar una canción. Éramos un puñado de gente, no mucha. Yo no lo sabía aún pero había encontrado a mi amigo brillante, que iba a cambiar el resto de mi vida. 

Es increíble todas las cosas con las que te puede conectar una amiga o amigo, si se mueve como un soldador y no como un soldado. En la serie italiana, Lenu narra la vida de su amiga Lila a la par que hace un fresco de época. Lo cierto es que nunca se sabe quien es en verdad la amiga brillante, ese estado es meta estable, no se tranquiliza nunca como los mejores conceptos en la filosofía. 

A la televisión le dicen la caja boba, pero en la televisión, cuando era chico, he visto cosas que me rompieron la cabeza. Y Television, la banda de Tom Verlaine, el disco Marquee Moon, me parece una de las grandes obras maestras del rock. Las guitarras que arman esos bucles temporales, el poeta cantando que ve la lluvia y que la oscuridad se duplica mientras el rayo golpea al rayo. 

Encontré mi anillo. Estaba adentro de mi cama. Esa noche, pienso, había estado viendo varios capítulos de My Brilliant Friend en la que Lenu se casaba con un profesor italiano y se cruzaban anillos. Es probable que ya dormido, yo me haya casado con alguien y le haya dado mi anillo en señal de unión y amor eterno. 

Paz y amor a Tom Verlaine y gracias por esa música tan parecida a la amistad eléctrica. 

FC