MEC: ¿Cómo te trata la Argentina?
AM: Mejor de lo que esperaba. No tengo quejas. Y nunca se aburre uno en Argentina.
MEC: Bueno, ¿y qué te parecieron los eventos de esta semana, inclusive el día de hoy? Creo que esta semana son unos días en los cuales queda mucho más en claro o más en claro que lo común la intersección de lo político y lo judicial en Argentina.
AM: El discurso de Alberto fue anticipatorio de lo que serían los días siguientes. Y Cristina recuperó el escenario. Es impresionante como ella volvió a hacer una cadena nacional, cuando en realidad era otra la función que estaba cumpliendo. Tiene una capacidad de comunicación y de instalación del escenario que es superior a la de cualquier otro político que esté dando vueltas por Argentina, salvo quizá Patricia Bullrich. Que con otras mañas y sin un cargo, porque no tiene cargo público en este momento, se las arregla para mandar un mensaje y controlar las audiencias.
MEC: El caso de Cristina es algo notorio. Hoy yo tuiteé una foto -que en realidad, debo confesar, me la mandaron por WhatsApp, no la produje yo- pero de lo que eran en su momento la totalidad de los canales de televisión de la Argentina, tanto de los principales noticieros como de los principales canales de cable, todos transmitiendo en directo la declaración por Zoom de Cristina Fernández de Kirchner frente a la Justicia, cuando podrían no haberlo hecho. Como vos decís, no era una cadena nacional, no era un acto de Gobierno. Sin embargo hay una cuestión de co-necesidad, por decirlo de alguna manera, me da la sensación. Probablemente nadie está tan interesado en lo que diga Cristina Fernández de Kirchner como aquellos a quienes no les gusta Cristina Fernández de Kirchner. Es bastante notable eso.
AM: También es cierto que su presencia y su discurso tienen un efecto galvanizador sobre su tribu que es impresionante. Y aquí distinguiría dos efectos: uno es el sustantivo judicial y el otro es el comunicacional. Desde que lo dijo por primera vez Beatriz Sarlo, hay algo que no puedo dejar de pensar: A qué políticos la gente le hace zapping en televisión. Y a quiénes no les hacen zapping. Y no es que la televisión sea el medio predominante. Hoy tenemos redes y tenemos WhatsApp. Redes como usaba Trump y WhatsApp como usa Bolsonaro. Pero la televisión sigue siendo la que instala y la que permite que uno se apropie o se acerque a las personas de las que no puede estar cerca físicamente. Y Cristina es claramente la menos zappingueadora. La política argentina a la que menos zapping se le haría. No es la única. Sorprendentemente para mí la mayor parte de los políticos argentinos a los cuales la gente no les hace zapping son mujeres. Ya mencionamos a Cristina, Patricia Bullrich, agrego a Lilita Carrió, que era de quien hablaba Beatriz Sarlo en aquella oportunidad. Llama la atención la fuerza que transmiten estas personas, independientemente de la posición política, porque son las tres distintas. Y acá Cristina lo que hizo fue apropiarse de ese escenario comunicacional para transmitir un mensaje político-jurídico.
MEC: Y hay algo... En los estudios de comunicación hay un texto que yo siempre vuelvo una y otra vez a él que es de un autor que se llama Christian Metz que hablaba de la ruptura del verosímil, que en realidad era un texto de teoría del cine, en el cual él hablaba que hay algunas películas que rompen con lo esperable, rompen con lo establecido. Hacen cosas que se suponía que no se pueden hacer. O sea, tienen una persona mirando a la cámara o rompen la cuarta pared o utilizan el humor de una determinada manera. Y, sin embargo, lo que es bastante impresionante es que ese acto de transgresión de las reglas de un cierto género lo que genera es un efecto de autenticidad. Hay algo muy interesante en lo que vos decís que yo nunca había pensado. El hecho de que estas personas sean mujeres, eso ya en sí es una ruptura del verosímil, porque no es lo que uno espera, por decirlo así, cuando uno piensa en un político. En general pensamos en políticos que son varones. Y además son mujeres que hablan de una manera determinada. No hablan como habla un político de vieja escuela. O sea, utilizan modismos, utilizan un cierto tono. Hoy Cristina dijo: Minga al dólar. Dijo: Se lo pasan ya saben por dónde. Y eso tiene un efecto transgresor o de ruptura de los marcos enunciativos pero también, yo siempre pienso, genera este efecto de autenticidad. La gente no hace zapping, para mí, porque realmente da la sensación de que estás escuchando lo que esa persona realmente piensa en una actividad como la política, en que esto no es tan casual. Los políticos están muy entrenados en no decir lo que realmente están pensando. Por supuesto esta autenticidad hay gente que le encanta y hay gente que le genera detestación, que lo detesta, pero es muy difícil permanecer neutral frente a esto.
AM: Coincido. Autenticidad, disrupción y no aburren. Por eso son un producto comercial. Las televisiones las pasan independientemente de la línea editorial porque la gente las mira. Son comercialmente vendibles, no solamente políticamente confiables. O inconfiables, porque muchos las miran por la adversarialidad, no porque las quieran, sino porque las odian, en algunos casos. Pero eso también vende.
MEC: Hoy las cifras de rating, entre comillas, contando lo que midieron los programas televisivos y la cantidad de gente que estaba conectada a YouTube o a otros canales realmente fueron cifras muy, muy importantes en términos de rating. O sea, Cristina Fernández de Kirchner, entre otras cosas, es un fenómeno de rating.
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Transcripción parcial de la conversación