A mitad de año del año de todas las elecciones

7 de julio de 2024 09:40 h

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El cronograma de las convocatorias electorales de 2024 ya estaba definido en su variedad y multiplicidad desde comienzos de 2023. Algunas de las elecciones más dramáticas, sin embargo, estaban fuera de plan, como en Francia e Irán. La renovación de autoridades de más regular frecuencia desde el siglo XVIII en la más regular de las democracias occidentales es también la más importante elección del mundo. Y sin embargo los accidentes más inesperados ocurren y las irregularidades se suceden unas a otras en el camino al 5 de noviembre cuando EEUU decidirá a qué presidente reelige, si a Joe Biden o a Donald Trump. Porque, por lo pronto, ya no es tan seguro hoy como un par de semanas atrás que el actual inquilino de la Casa Blanca sea consagrado candidato oficial demócrata en la Convención partidaria que se reunirá en agosto en Chicago.

Después de que en 70 millones de pantallas encendidas develaran en el primer minuto del debate presidencial televisado el secreto a voces y sin embargo mejor guardado por los dueños del poder norteamericano, la esporádica idoneidad cognitiva del jefe de Estado que lleva consigo la valija con los códigos del inicio de una ofensiva nuclear, ya nada parece en realidad tan seguro en la más perfecta de las democracias del mundo. Y en el resto del mundo, también, sean reformadores o sean conservadores, los candidatos que dicen de sí que distinguen el bien del mal, la mentira de la verdad, y la democracia de las tiranías, llevan las de perder o les es difícil ganar.

La votación de las masas

Habrá 76 elecciones en los 5 continentes, en toda América y en América Latina. La presidencial más importante del mundo es americana (pero no latinoamericana). Se votará el 5 de noviembre y ese mismo martes, sin segundas vueltas, se sabrá si el ganador es Joe Biden o Donald Trump. El candidato y presidente demócrata competirá en EEUU contra el candidato y ex presidente republicano para ver quién de los dos gana su primera reelección.

2024 podrá ver la mayor movilización de votantes del siglo XXI. Es decir, de la Historia humana.. Al fin de 2023 empiezan a conocerse predicciones más seguras de una masividad posible proyectada para esta votación global. En EEUU, orgullosa decana de las democracias occidentales, la desafección por un voto que nunca ha sido obligatorio es la tendencia tradicional en las elecciones presidenciales que desde 1789 celebra cada cuatro años. La polarización que el trumpismo y ahora el bidenismo expectante mantienen alta y fuerte en la sociedad norteamericana puede sacudir la inercia y hacer que este noviembre la asistencia electoral supere el promedio de 5 de cada 10 personas habilitadas.

En estas elecciones del 5 de noviembre de 2024 es las primera que vez que en EEUU compiten por la Casa Blanca los dos mismos candidatos que cuatro años antes, la primera vez que un presidente compite y debate con un presidente como él, la primera vez que el electorado no tiene que decidir a quién de los dos elige sino a quién reelige, la primera vez que compiten dos adultos octogenarios, la primera vez que los candidatos debatieron con tanta distancia de noviembre, porque ya se sabía de antemano quiénes eran los dos candidatos rivales, la primera vez que las primarias tieníen vencedor cantado, la primera vez que al terminar el primer debate presidencial se cancelaba el segundo, la primera vez que los dos candidatos no se saludan, la primera vez que cada candidato dice que juega al golf mejor que el otro, la primera vez que los demócratas dicen que también en eso el candidato republicano miente (y por si hay debate en septiembre ya pidieron entre los moderadores a Tiger Woods).

Todo puede ocurrir por primera vez en EEUU, en estas presidenciales cuya campaña es una vitrina de primeras veces. Es es la primera vez que compiten por la Casa Blanca los dos mismos candidatos que la elección anterior, la primera vez que un presidente compite y debate con un presidente como él, la primera vez que el electorado no tiene que decidir a quién elige sino a quién reelige, la primera vez que compiten dos adultos octogenarios, la primera vez que el debate fue con tanta distancia de noviembre, porque ya se sabía de antemano quiénes eran los candidatos, porque no hubo en realidad primarias, la primera vez que al terminar el primer debate presidencial se cancelaba el segundo, la primera vez que los dos candidatos no se saludan, la primera vez que los dos candidatos dicen que juegan al golf mejor que el otro, la primera vez que los demócratas dicen que también en eso el candidato republicano miente (y por si hay un segundo debate en septiembre ya pidieron que entre los moderadores esté Tiger Woods).

La democracia es piantavotos

La India es un país de demografía joven: con 1400 millones de habitantes, tiene un padrón electoral de 945 millones de votantes. Los sondeos auguraban que 3 de cada 4 participarían en 2024 de la elección parlamentaria más larga del mundo en el país más poblado de la tierra. Después de ocho semanas continuas de votación, las encuestas que previeron la alta participación no vieron que al oficialismo del BJP que reparte food stamps (bonos canjeables por alimentos) a 800 millones de personas en vez transferirles dinero en efectivo desde el Tesoro (como en Mëxico el triunfante oficialismo de MORENA del austero populista republicano Andrés Manuel López Obrador a casi la mitad de la población) iba a serle más arduo difícil en contexto inflacionario retener la mística nacionalista patriótica y el culto de la personalidad de un Narendra Mori que lució como mezquino populista hinduista septuagenario. Sin mayoría propia, para jurar por un tercer mandato en Nueva Delhi tuvo que acudir a alianzas para formar un gobierno que gestionará en minoría.

En la vecina República Islámica de Pakistán la oposición buscó, y no logró, derrotar a la hegemonía del Ejército sobre la vida política. India y Pakistán, son dos estados federales y dos democracias parlamentarias. Una combinación que les es característica y que comparten con Alemania. En EEUU, en México, en el Brasil, en la Argentina, en Rusia, el federalismo es presidencialista.

En la vecina pero insular Indonesia, el país islámico más poblado de la tierra, el septuagenario ex general Prabowo Subianto asumirá como presidente en octubre. Con 96 millones de votos y 58 puntos porcentuales el oficialista venció a dos candidatos centristas que hicieron campaña acusando al militar como peligro para la democracia por un pasado impune de violación de DDHH.

Masas de votantes en un año en que vienen votando en masa

Desde Taiwan que el 13 de enero inauguró la serie de elecciones difíciles con el triunfo del candidato más anti-Pekín hasta México a mediados de año, donde ganó el oficialismo de izquierda acusado de antidemocrático por la oposición de derecha, la participación electoral fue la más alta del siglo. En las presidenciales de Venezuela la oposición ha mutado para este 28 de julio la estrategia inconducente de declararse ante el electorado única fuerza democrática legítima dada la indignidad que juzga intrínseca al presidente chavista Nicolás Maduro con quien pactó la celebración de estas elecciones, para las cuales concertó la realización del simulacro previo del 30 de junio concluido sin insatisfacción definitiva. Ni Juan Guaidó define esta vez a democracia como boicot.  

En las elecciones locales y municipales en Brasil el Presidente está haciendo campaña. El presupuesto y la nueva legislación tributaria, antes que el bolsonarismo golpista, son los temas de la agenda de Lula para que el Partido de los Trabajadores (PT) avance en octubre por un territorio que domina la derecha.  

En Gran Bretaña, el sobrio líder proletario, ya sexagenario y sin carisma Keir Starmer ganó 400 bancas para el laborismo, el doble de las que ganara el partido en la última elección general, con números de votantes y de votos más monumentales que el entusiasmo  del electorado que sin embargo le entregaba una holgada mayoría legislativa en el Parlamento que puso fin a 14 años de vistosas figuras conservadoras que se sucedieron en el domicilio marcado con el número 10 de Downing St con un programa de Brexit, austeridad, confinamiento, recorte social. También ineptos experimentos neoliberales catastróficos, como la ex premier Liz Truss que en esta elección perdió su banca. Para culminar con ministros del gabinete del premier tory saliente Rishi Sunak investigados por apuestas clandestinas sobre las elecciones ganadas gracias a información clasificada.  

Elecciones en otra democracia parlamentaria, Bangladesh, el ex Pakistán Oriental (independiente de la República Islámica de Pakistán desde 1971), el país más densamente poblado del orbe, con victoria cantada para el oficialismo. Tras décadas de ubicarse como una de las naciones más pobres, hoy la paridad de poder adquisitivo (PPA) bangladesí no es más baja que la de la República Argentina de Javier Milei.

El presidente del mundo es (todavía) americano

Además de quienes redactan Panoramas internacionales, ¿quién puede decir el nombre de un candidato de las presidenciales de Rusia, además de Vladimir Putin? En el Kremlin la sucesión es más plácida que en la Casa Blanca, y en 2024 ganó su reelección quien nunca la ha perdido en el siglo XXI.

Sin segundas vueltas, el 5 de noviembre EEUU decidirá si quiere darle la reelección al presidente Joe Biden, o la revancha a Donald Trump, a quien los sondeos dan ganador. El ex presidente republicano se quedó sin segundo mandato cuando fue derrotado por el demócrata en noviembre de 2020. El desastre del candidato demócrata y campeón de la verdad y la veracidad en el debate de junio ha dividido a su partido en dos partes cada vez más desiguales: una que crece (y pide la renuncia de Biden a la candidatura) y otra que decrece (y sigue apoyando su oficialización como aspirante a la reelección).

En la República Oriental del Uruguay, el Frente Amplio (FA) podría recuperar en octubre el poder que cedió al actual presidente blanco Luis Lacalle Pou. Las encuestas de intención de voto empiezan a señalar como constante un margen de ventaja frenteamplista en la capital Montevideo, donde vive la mitad del país. En este país demográficamente muy adulto, en las primarias del 30 de junio el gran ganador fue Yamandú Orsi, del FA, de 57 años, hincha de Peñarol, “simpaticón”, que jamás olvida mate ni termo para salir a hacer campaña.

Hombres sin mujeres

Claudia Sheinbaum es la presidenta electa y sucesora de AMLO que gobernará México en el próximo sexenio gracias a derrotar en las elecciones de junio a su rival Xóchitl Gálvez. En Francia, la extrema derecha de Agrupación Nacional (RN) que el domingo 7 de julio ganará la mayoría de la Asamblea Nacional tiene como fundadora y líder a Marine Le Pen. La postfascista Giorgia Meloni, del partido Hermanos de Italia (FdI) nacido en 2012 como escisión más derechista del derechista Pueblo de las Libertades (PdL) de Silvio Berlusconi, gobierna Italia, y la líder de la oposición es Elly Shlein, secretaria general del Partido Demócrata (PD) nacido en 2007 de la fusión de los partidos Democrátas de Izquierda (DS) y Democracia y Libertad - La Margarita(DL).

La necesidad de sumar una elección más y un país más al cronograma de las 76 citas no puede descartarse en un país incrustado en Italia donde las mujeres ni eligen el gobierno ni son elegidas como gobernantes. Un sufragio de algún modo latinoamericano, pese a este electorado restricto. En 2024 el papa Francisco cumple 88 años. El Estado Vaticano es una monarquía vitalicia pero no dinástica: cada nuevo pontífice es elegido por el sufragio secreto del Colegio cardenalicio reunido en Cónclave. Todos los cardenales de mundo viajan a la Santa Sede para votar. Es una elección democrática: un cardenal = un voto.

La grieta ahondada entre progresistas y reaccionarios en la jerarquía de la Iglesia Católica ha vuelto oportunas las discusiones sobre la sucesión en el Trono de San Pedro y en el Estado del Vaticano. Es el Papa quien designa a los cardenales, llamados 'príncipes de la Iglesia'. Una masa crítica de nombramientos progresistas puede gravitar sobre el perfil del sucesor del papa jesuita y peronista Jorge Mario Bergoglio, ex arzobispo de Buenos Aires, vicario de Cristo y obispo de Roma.

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