MEC: El tema que propusiste para hoy me parece muy interesante. En estas elecciones, en las que más o menos todo el mundo está de acuerdo en que están caracterizadas por poco entusiasmo, por un cierto desencanto generalizado, en las que es probable que haya aumento del voto en blanco, que haya aumento del abstencionismo, o sea, disminución en la cantidad de gente que va a votar, y sin embargo, las encuestas, a diferencia de otros momentos que pueden haber sido similares, no marcan un crecimiento de los partidos de izquierda. ¿Por qué no crece más la izquierda? ¿Por qué no aprovecha este momento de crisis?
AM: La izquierda nunca fue fuerte en Argentina, pero uno esperaría que en la crisis se manifieste con mayor expresividad y más en un momento en el cual en América Latina está fortaleciéndose en todos lados. La vemos surgir en Chile, llegar al poder en Perú, si es que se puede llamar de izquierda a Pedro Castillo, pero parte de lo que él representa tiene una clara reivindicación social, aunque después en lo cultural sea conservador. Está Lula arriba en las encuestas en Brasil, volvió el MAS en Bolivia, está sufriendo el gobierno de derecha en Colombia, ¿quién esperaría mejores condiciones para la izquierda latinoamericana, para la izquierda argentina, que éstas, en la cual la izquierda latinoamericana está volviendo? ¿Qué le pasa a la izquierda argentina? Te sugiero, como es natural, pensar en uno de los grandes, Seymour Lipset, que tiene ese famoso trabajo sobre por qué no hubo socialismo en los Estados Unidos. Fijate si por acá no nos venimos a parecer más a los Estados Unidos que a América Latina o a Europa. Parece que en este aspecto la izquierda no vino de los barcos.
La izquierda nunca fue fuerte en Argentina, pero uno esperaría que en la crisis se manifieste con mayor expresividad y más en un momento en el cual en América Latina está fortaleciéndose en todos lados.
MEC: Te agrego un dato: es cierto que la izquierda nunca tuvo un peso electoral muy grande en Argentina, y cuando digo la izquierda no me refiero a los partidos que se autodefinen de izquierda, sino a los históricos: Partido Comunista, Partido Obrero, lo que ahora es el FIT. Pero recién estaba mirando unos datos y en la elección del 2001, que fue una elección que estuvo caracterizada por el voto en blanco y por el abstencionismo en la Ciudad de Buenos Aires, hizo una gran elección Luis Zamora en ese año, con más del 10% de los votos. Hoy las encuestas marcan que ese segmento que podría llegar a rozar, o a cruzar, o estar un poco por debajo al 10% de los votos parecería estar ocupándolo Javier Milei en el mismo distrito. ¿Qué pasó ahí? Del 10% en un momento de crisis a Zamora al 10% en un momento de crisis a Javier Milei.
AM: Está bueno eso. Se me ocurren dos preguntas tradicionales y dos respuestas no tradicionales. Las preguntas tradicionales tienen que ver con la clase y con la ideología. Si esto tiene que ver con el sector que vota o con las ideas que representa ese sector, los candidatos que lo expresan. Y las respuestas me parece que no van por ahí. Para explicar por qué tuvo una buena elección Luis Zamora entonces, hace 20 años, y Javier Milei podría tenerla ahora, 20 años después de la crisis, se me ocurre pensar en dos cosas; primero, la protesta, la bronca, la rabia, expresar una emoción, no una ideología. Y la segunda es la celebridad, porque Luis Zamora era un militante de izquierda, pero sobre todo era un columnista televisivo en ese entonces, ¿te acordás? Era un tipo que tenía una columna permanente, tenía espacio de pantalla para promover lo que pensaba y, sobre todo, para promover su cara y su nombre, lo mismo que Milei hoy. Son personajes televisivos más que personajes ideológicos, que expresan una protesta cuando la política tradicional no ofrece la respuesta que la gente está buscando. ¿Cómo lo ves esto? ¿Comprás crisis más televisión, más que ideología o clase social?
MEC: Compro totalmente. La verdad es que no recordaba que Zamora tenía una columna televisiva, pero claro, totalmente, es así. Me parece que es una variable clave para entender estos procesos. Y te agrego una tercera variable que es ¿qué pasó con el peronismo? Y acá vos trajiste a Lipset, me parece que en esa pregunta o respuesta lipsetiana de por qué no hubo socialismo, bueno, cualquier estudioso de la izquierda en Argentina te diría porque el peronismo confunde la cuestión, por decirlo de esta manera. Y acá me interesa traer otro elemento, que es la explicación que da mi amigo Pierre Ostiguy, que dice que el peronismo en Argentina puede virar más hacia la derecha, como pasó con Carlos Menem, o puede virar más a la izquierda, como pasó con el kirchnerismo. Y ese viraje del peronismo reordena el campo político. La oposición se define en relación a hacia dónde viró el peronismo. Entonces es natural que dado que el peronismo viró más hacia la izquierda, - podemos debatirlo, seguramente si acá estuviera un militante o una militante de izquierda diría que esto no es así- , pero absorbió parte de esas demandas, absorbió parte de esos movimientos de protesta y entonces la oposición, estructuralmente o estructuralísticamente, se define más por la derecha. No toda la oposición, quiero decir la relación de adversación.
AM: Así es. Sí, coincido con eso. El peronismo ocupó el lugar social de la izquierda y después, como es voluble ideológicamente, gira para un lado, para el otro y la oposición se acomoda. Ahora la pregunta es ¿por qué en los 90 cuando el peronismo giró a la derecha, la izquierda no aprovechó? O, mejor dicho, alguien podría decir aprovechó, fue Chacho Álvarez la izquierda. De nuevo, dentro del peronismo surge la respuesta cuando la oposición no consigue ocupar ese espacio. Los 90 fueron la oportunidad ideal para que la izquierda creciera en Argentina, porque es cuando el peronismo le dejó el espacio libre, si ahí no lo consiguió, ¿qué razones tendrían para crecer ahora? ¿el contexto internacional, copiarse de Chile, de Bolivia, de Brasil? No parecen entenderlo. Y de nuevo, no es para echarle la culpa, hay muchos de ellos, algunos grandes amigos, muy bien intencionados, super cultos, gente leída y, sin embargo, no dan pie con bola. ¿Qué es lo que pasa?¿Faltan celebridades? Hasta ahora es el único espacio político que no apeló a las celebridades para hacer política. Menem fue por las celebridades en los 90, el PRO en los 2000, ahora el radicalismo está pescando en la sociedad civil. La izquierda insiste con la militancia, que valoro muchísimo, pero parece que no resulta.
MEC: Lo que pasa es que ahí no está ni el roto ni el descosido, como decía mi mamá. Porque por un lado no se apela a las celebridades, pero por otro lado, yo me pregunto si aún en caso de apelarse a esas celebridades, esas celebridades tendrían el espacio en los medios. La pregunta, un poco provocativa, es ¿podría tener una columna en la televisión, un Luis Zamora hoy? ¿O podría tener a alguien un equivalente a lo que fue en su momento el “Perro” Santillán, el militante de las CCC, el espacio que tenía, la legitimación que tenía?
AM: Gran pregunta, porque ahí hay territorialidad, hay representación social. Muchas veces la izquierda en el fondo termina representando a sectores progresistas, urbano-burgueses, a los progre de la universidad, y no están en la calle donde se dan las luchas sociales de verdad. O mejor dicho, están, porque Myriam Bregman está en la lucha. La cuestión es si los que son defendidos por ella se sienten después representados por ella. ¿Y cuántos son? Y es muy interesante porque en este momento tienen dos legisladores, llegaron a tener tres en la Cámara de Diputados y ahora son dos y tienen dos bloques, como el socialismo santafesino ¿Será este también un factor a tener en cuenta, las luchas internas? ¿El internismo de la izquierda será un factor a considerar o es irrelevante? Igual no los votan, aunque se llevan bien.
Me parece que estamos en una elección en la cual la sociedad, justamente por estas ganas de expresar algo en el voto, está buscando caras nuevas, gente nueva. Y una cosa que caracteriza a los partidos de izquierda es que su oferta electoral es muy estable.
MEC: Las luchas internas y otro factor que se me ocurre a mí, y lo digo desde el más absoluto respeto por el perfil y por la militancia, pero me parece que algo que estoy viendo en estos momentos es que es muy importante para la oferta electoral haber tenido un proceso de renovación. Me parece que estamos en una elección en la cual la sociedad, justamente por esta crisis, por estas ganas de expresar algo en el voto, está buscando caras nuevas, gente nueva, perfiles nuevos. Y una cosa que caracteriza a los partidos de izquierda es que su oferta electoral es muy estable. Se puede contar con los dedos de la mano sus candidatos. Pasaron de Jorge Altamira por años y años y los dirigentes del PC por años y años a también esta cosa rotatoria entre un grupo relativamente pequeño de personas. Y no sé si eso es lo que está buscando el electorado en este momento. Y creo que tal vez, y otra vez los partidos mayoritarios que están muy pendientes en Argentina de responder a lo que la sociedad pide, tal vez demasiado pendientes, sí interpretaron esto mejor.
AM: Bien visto eso, son siempre los mismos. La cuestión es: ¿será porque son pocos o porque son conservadores? Es una pregunta que a lo mejor tendrían que ver si consiguen responder en esta campaña, en estas elecciones y aprovechan la oportunidad para dar un zarpazo, para meter algún diputado más, para demostrar que hay potencial de la izquierda en Argentina, porque si no, si en esta oportunidad no lo demuestran, ¿cuándo van a tener otra?
MEC/AM/CB