Trump, Milei, Alcón y otros pibes Cabeza

26 de mayo de 2024 01:06 h

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“Yo no me estoy muriendo, ¡yo soy el pibe Cabeza”, grita Alfredo Alcón derrumbado por la ráfaga de balas policiales. Así muere en un film de 1975 el cráneo de la banda argentina más famosa en 1937. Los atracos guionados por ‘Melón’ eran vistosos. En su cancha, teatrales como el Real Madrid en las suyas. Pelucas, disfraces, bigotes postizos, caras tiznadas de negra carbonilla, instrumentos musicales de utilería, ametralladoras ilegales y reales, y actores y actrices se integraban en la meditada coreografía eficaz.

Antes que la rapiña del botín, el pibe Cabeza buscaba el arrebato de la memoria. Cada robo tenía que ser el robo del siglo. Su relato debía habilitarle dos fantasías a una población nacional derrumabada en su mayoria por debajo de la línea de la pobreza. Una fantasía compensatoria (y vicaria): los gastos que el Pibe se pagaba con dinero robado rehabilitaban al consumo como norte, oriente y horizonte más allá del presente degradado. Y una fantasía punitiva: a la casta los robos del pibe Cabeza le dan más rabia que odio. Porque había pensado bien. Porque ganaba con la Cabeza y no con la cachiporra. Y pensar bien era seguir reglas universales e ineluctables. Las del capitalismo.

Adrede, el film ilustra penurias rurales, provincianas, suburbanas según las estéticas vigentes en los EEUU de la Depresión de EEUU. Un poco Gran Gatsby, el pibe Cabeza es. Ni Robin Hood, ni los Tres Mosqueteros, en cambio. Si justicia no hay, social o asocial. El Cabeza roba para él, y en la banda cada uno roba para sí. Por eso funciona -qué colectivo ni qué niño muerto. Los planes le salen bien al Cabeza porque están bien pensados. Y pensar bien es conducir el pensamiento, sin desviarse, según las reglas del pensamiento. Que ya están hechas. Normas económicas de la física social. Infalibles como la ley de gravedad: todo cae, siempre. A iguales causas iguales efectos. El mundo es un gran laboratorio, y todos los laboratorios son iguales. Cuanto más objetivas, tanto mayor caudal de liberación subjetiva y de clase aportan las leyes que mueven el mundo. Para servirse de ellas hay que servirlas.

En El Pibe Cabeza (1975), Leopoldo Torre Nilsson con Beatriz Guido y Luis Pico Estrada, director y co-guionistas sacaron partido de cada exceso que la convención habilita y la crítica reprocha al género biopic. El jueves 22 de mayo, al fin de la proyección del film en copia restaurada por la Cinemateca Argentina en su 75 aniversario, este panoramista oyó varias voces que no se contenían en exclamar y decir lo que él nomás había pensado que iba a oír : “¡Parece Milei!”. Es cierto que un parecido físico entre el personaje y el presidente se hacía notorio cuando Alcón movía la cabeza y agitaba una bastante crecida y tupida melena leonina. Esa misma semana, concluían en Manhattan las audiencias del juicio abierto en el estado de Nueva Yok contra el expresidente y candidato presidencial republicano Donald Trump, no menos famoso por su denso peinados. Y la revista Time, el mayor bisemanario gráfico norteamericano de información política y general, anunciaba que el lunes 10 al memorable presidente argentino tocaría la tapa de la publicación. Un retrato frontal con traje gris, camisa, patillas y corbata. El epíteto épíco junto al retrato: The Radical . El rebelde, el intransigente. Adentro de las páginas, una larga, respetuosa, asombrada entrevista.

Las semejanzas engañan, las diferencias desengañan, o bien todas las anteriores son incorrectas

Las comparaciones, nos advierten Pablo Semán, coautoras y coautores de Está entre nosotros cada vez que presentan este libro imprescindible (es decir, nos lo advierten casi todos los días), nunca son del todo inútiles. Poque prestan al menos dos servicios. Son serviciales para descubrir diferencias y decantar singularidades. Y son muy serviciales para el trámite de dar por concluida una indagación al atisbar una semejanza es decir un patrón es decir una identidad. La utilidad del segundo servicio para pensar en grande está mejor demostrada, pero Semán Pablo y colaboradores piden moderación.

Las comparaciones sirven también para algo más, o para algo antes. Como en aquel operario de la fábrica de salchichas que come  de todo menos salchichas porque sabía de qué están hechas, cada vez que comparamos vemos de qué están hechas las comparaciones. Si en el porteño Teatro General San Martín el público de la Sala Leopoldo Lugones vio un parecido entre su Presidente de hoy y un Delincuente de ayer, esa misma semejanza hizo ver en este caso la inanidad de las comparaciones entre Poder Político y Latrocinio. En la misma semana en que el presidente Milei le ganaba en EEUU la pole position de Time a Donald Trump (una vez no es costumbre), concluían las audiencias del proceso abierto en el estado de Nueva York contra el ex presidente.

Historia de un silencio malcomprado

Un jurado popular dirimirá si el reo es culpable o inocente de los delitos de que lo acusa el Fiscal estadual. Es el primera causa penal abierta contra un ex presidente en la historia de EEUU y la única de todas las abiertas cuyo veredicto se conocerá antes de las elecciones del primer martes de noviembre. El jurado debe decidir si el actual precandidato presidencial republicano defraudó al público federal y al fisco estadual y violó las leyes electorales neoyorquinas en 2016. Los delitos habrían sido cometidos en 2016, cuando el acusado era candidato, antes de derrotar a su rival demócrata Hillary Clinton y ganar la presidencia en las elecciones de noviembre. Trump y sus equipos habrían cometidos todos o algunos de esos delitos al asentar en sus libros contables como gasto de campaña el monto, en un número de 6 dígitos de dólares, de la erogación efectuada en efectivo por un abogado (hoy ex abogado) del expresidente en manos de la adult star o adult model (la expresión porn star es inusitada) conocida bajo el nombre artístico de Stormy Daniels.

El pago, denostado como hush money, es una venalidad legal según las leyes del estado de Nueva York. Equivale a una compra o adquisición de los derechos personales sobre una life story. En este caso, el relato de un encuentro sexual años anterior, el de una actriz ya adulta con el entonces futuro aspirante a la Casa Blanca. (La defensa de Trump, en el proceso, niega que el tal encuentro haya tenido lugar). Por el acuerdo logrado entre las partes, sólo la empresa adquirente  podría difundir o hacer difundir esa historia. En los hechos, sí es una compra de silencio. Porque lo que se compra es la metamorfosis de la historia en no-historia.  

La especialidad de los especialistas es disentir, o era

El disimulo del pago al esconderlo en los libros era un segundo grado de disimulo (si se decide que fue así, ilegal) que venía después del disimulo de primer grado al silenciar con un pago (legal) a la adulta actriz. Así lo dice el Fiscal. Pero el caso es un embrollo. En general, las opiniones de juristas y de abogados especialistas en la ley del estado de Nueva York coinciden en que hay asientos fraudulentos en los libros contables.

A partir de inclinarse por pensar que sí, que la contabilidad de Trump está cocinada, las opiniones expertas ya empiezan a dividirse sobre el caso de la Fiscalía. Sin embargo, sigue siendo mayoritaria la opinión de que la acción penal por el fraude contable ya caducó en 2024. Es por ello que el Fiscal, un runner que es un winner en corridas internacionales, se alimenta según una dieta modelo, y vota por Biden, ha debido concentrar la acusación en el delito electoral.

El embrollo sigue y sigue. Porque el jurado tiene que ver, como le propone la Fiscalía, que el delito de fraude era para Trump sólo la ganzúa mejor para violentar así la ley electoral antes de las elecciones de 2016 (que ganó). Tiene que ver que evidentemente esa era la intención de quien después negó el resultado de las elecciones de 2020 (que perdió). Deben leer la intención, y no quedarse con los hechos.  

Tengan fe, es culpable

Pero las cosas son todavía más embrolladas. Porque el asiento contable sería de fecha posterior a las elecciones. Una prueba más del fraude electoral de Trump, insinúa el Fiscal (y la opinión del Hombre Justo y Sin Soprepeso y Veloz en la pista prudente es amplificada por el Washington Post y muchos y muy informados medios periodísticos). ¿Qué astucia mayor, para salirse con la suya al violar las leyes electorales de Nueva York, que asentar el monto del pago a la modelo adulta después de las elecciones? ¿No sería más torpe anotarlo antes? Ustedes deciden si absolver o condenar a un criminal. Ahora es cuando. Pongan fin a la impunidad.

La mayor parte de los republicanos piensa que sí, que Trump no debería haber tapado así un affair adulto. ¿Por qué? Porque, dicen los sondeos que dicen, esas cosas siempre salen mal. ¿Por qué lo hizo? Porque no quería problemas con Melania, su esposa, justo en la última curva de la campaña electoral. ¿Y la corrupción, el fraude impositivo? Hay demasiados impuestos, y en los debates con Hillary Clinton ya dijo que el sabía cómo hacer pagar el mínimo de los mínimos, y que no le dolía la conciencia si entraba en mora.  ¿Y si condenan a Trump, puede cambiar su voto? No, esto es caza de brujas.

El juicio penal a Trump, se lee en las respuestas, o se infiere, de ellas, no nos dice nada que no supiéramos de Trump. Ni a demócratas ni a respublicanos. Tampoco lo victimiza. Ni menos lo heroiza. Se lo ve cansado, al ex presidente. Es casi octogenario. Joe Biden es más que octogenario. El actual presidente demócrata será su contrincante este noviembre como lo fue en 2020. Los impeachments a Trump, estos procesos, no le ganan votos. Ya los pierde por la guerra en Gaza. Todo lo que hace o le insinúan hacer a Biden, porque se imaginan que así recuperará votos, castigando a Israel, o diciendo que lo castiga, endureciendo su discurso y redireccionándolo al ala izquierda demócrata, luce inútil.

Si no hay justicia, que al menos no falte castigo

Los sondeos registran que hay demócratas descontentos con el juicio de Nueva York. Otros repiten un lamento clásico: ¿por qué en vez de ocurrir lo que ocurre no ocurre otra cosa, que no ocurre? ¿Por qué está en calendario este juicio, que es dudoso, y trata de cuestiones privadas, y no el del estado de Georgia, donde Trump quiso -dicen- falsificar los resultados y fraguar unos nuevos que lo favorecieran? Ese juicio público tuvo problemas. Fanni Willis, la Fiscal estadual, primera afroamericana en llegar tan alto en el Ministerio Público de un estado sudista, contrató a su novio, un abogado especializado en otros asuntos, como fiscal especial. Cuando se supo, el letrado ya había llevado adelante las primeras audiencias penales de su vida. La Fiscal se defendió. Era falso que hubiera contratado a un novio. La relación sentimental empezó sólo después de la contratación. El argumento resultó ganador.

El lawfare demócrata gana o asegura (algunos) votos a Trump. A Biden se le escurren por varias grietas. En el proceso de Nueva York, el interrogatorio a la estrella adulta registró palabras de una procacidad -según los estándares demócratas- de la que hasta entonces estaban blancas las páginas de los registros. No faltaron las voces de quienes auguraron que los detalles íntimos del relato del encuentro sexual cuasi-comercial del magnate con la vedette abriría los ojos al voto evangélico, especialmente femenino. Preguntadas, las mujeres respondieron que era un asco: el lawfare. Y que los que difundían todo eso, que hay que ver si es cierto, eran los demócratas, no Trump. En Está entre nosotros, el trabajo de campo de Pablo Semán y co-autores revela que un porcentaje importante de mujeres de fe evangélica no votaron a Milei porque lo encuentran violento, y repudian esa violencia en los comportamientos interpersonales. ¿Cómo, no lo votan a Milei, si está en contra del aborto? ¿Cómo, les mostramos que Trump es inmoral, y lo van a votar igual? Es decir, ¿por qué las cosas son como son y no más bien como deben ser?

En el cielo de Norteamérica tres estrellas, dos fugaces y una no

La comprensión demócrata, como todas las comprensiones, tiene límites, la perplejidad demócrata, como no todas las perplejidades, no los tiene. Nikki Haley, la feroz adversaria insomne de Trump en las primarias republicanas todavía en curso, la única precandidata a la que se le vieron chances de disputarle al ex presidente la candidadura presidencial oficial para representar al partido Republicano en las elecciones de noviembre, ya se se había bajado de la competencia. Pero esta semana volvió. Para pedir a todas y todos el voto por Trump.

Hillary Clinton luchó dos veces para ser la primera presidenta de EEUU. Primero como precandidata en las primarias demócratas contra Barack Obama, después como candidata presidencial demócrata contra el candidato republicano Donald Trump. Las dos derrotas de la esposa de Bill Clinton, dos veces presidente, guardaron toda la dignidad que corresponde a una política vencida por los votos, en 2008 y nuevamente en 2016, más allá de las aguas sucias de los empates técnicos.

En las elecciones del domingo 2 de junio, el electorado mexicano elegirá, entre dos candidatas enfrentadas, el nombre de la mujer que sucederá en el poder a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y que durante los próximos seis años sobre un país de 130 millones de habitantes. La favorita, la ganadora, se llama Claudia Sheinbaum. A la popularidad del presidente AMLO al fin de su sexenio, y la ventaja determinante de la candidata del oficialismo de MORENA, sería ocioso, y pretencioso, buscarle otros o más motivos suficientes que lo que en la Argentina llamamos 'planes'. Transferencias directas de efectivo, giradas por el Tesoro Nacional. Particularmente vivo el apoyo a la pensión universal asignada a todas las personas mayores sin más requisito para el beneficio que la prueba de vida y de edad.

La candidata presidencial que lidera en México la coalición electoral opositora, la empresaria Xóchitl Gálvez, que alega sus orígenes étnicos amerindios, gusta vestir el tradicional huipil. El 10% de la población mexicana es clasificada como india; el culto de los pueblos preexistentes a la conquista española es sin embargo muy amplio, fue promovido en siglo XX por un Estado menos propenso a la memoria del Virreinato de la Nueva España (a pesar de que es lo primero que se ve, en la Catedral, el Palacio Presidencial, el Zócalo de la capital federal). El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha percibido con agudeza que aun los mayas que en Yucatán militan contra el Tren Maya no se llaman a sí mismos mayas. Hacen a un lado esa identidad y se llaman con la palabra que en maya significa 'personas pobres'.

Un patrón es un patrón es un patrón

Si miramos un mundo más ancho desde la Torre de los Panoramas de las Américas, y vemos los resultados de las elecciones celebradas este año en el país más poblado del mundo, y en el cuarto más poblado, se pone en marcha una comparación que, sí, esta vez nos llevará a un patrón común. En Indonesia, el país musulmán más poblado del planeta, y en la India, el país de mayoría hinduista y minoría islámica, ganaron dos candidatos religiosos, comunitarios. Con archivo identificado de reducir la miseria.

En EEUU, esta semana Joe Biden, que competirá por su reelección en noviembre, pronunció un discurso solemne en una colación de grados universitarios en la ciudad de Atlanta, en el estado sureño de Georgia. El swing state que en la última elección presidencial giró demócrata, despertando la ira de Donald Trump. Morehouse College es un historically Black school : una Universidad a la que antes de la desegregación asistían sólo afroamericanos, porque no podían asistir a otras. Vestido con una toga académica con los colores del College, el presidente demócrata habló largamente, y alzando la voz, sobre horrores: el racismo (sistémico), sobre la islamofobia (y el antisemitismo), la guerra en Gaza (y el 7-O), sobre la brutalidad policial (negricida). A diferencia de las más caras Universidades de EEUU, donde el estudiantado desde hace semanas protesta contra el Estado de Israel y contra 'Genocide Joe', en esta institución 'históricamente negra' del Sur, las manifestaciones se restringieron a explorar las potencialidades verbales de la violencia. En sólo un momento fue aplaudido con entusiasmo: cuando, susurrando, mencionó al pasar que el Gobierno asignaría fondos para suavizar la deuda que arrastran los estudiantes en el pago debido a las Altas Casas de Estudio.

En todas estas democracias, en el Índico, el Pacífico, el Atlántico, nos parece distinguir una constante. Un mismo patrón de voto, que reelige, o que descarta y reelige, pero movido el electorado por el mismo resorte. Pobres que no toleran más la lección a los desposeídos. Gobernantes profesores aplaudidos por proclamar que toda Presidencia es una Docencia. Gobiernos de científícos laicos (que como prueba de su ciencia extienden su brevet de laicismo, o también agnosticismo, o también ateísmo). Pibes Cabeza de antes espantados de la Cabeza de los Pibes de ahora. Que no aguantan más que les señalen el error de confundir carestía de la vida o aumento del precio de los alimentos con inflación (la inflación baja). Son pobres que no soportan más seguir siendo pobres. Están hartos de veinte años de intoxicación mítica.

AGB

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