Angelo Calcaterra preferiría no ser noticia. El arquitecto que durante años trabajó a las órdenes de Franco Macri en Sideco y en 2007 le compró la constructora de la familia al patriarca fundador guarda un estricto perfil bajo y casi nunca habla. Aún así, mantenerse lejos de la exposición le resulta imposible desde hace casi dos décadas. La carrera política de su primo hermano lo llevó a los primeros planos y lo convirtió en un nombre conocido, asociado al capitalismo de amigos que es marca del empresariado argentino. Sin embargo, Calcaterra asegura que su caso no aplica para la regla. Afirma que jamás tuvo obras durante la gestión de Mauricio Macri como jefe de gobierno porteño, dice que trabajó toda su vida y exhibe como prueba de su distancia con el poder la decisión que tomó cuando el egresado del Cardenal Newman se convirtió en presidente: vender Obras, Desarrollos y Servicios (ODS), el holding que tenía como nave insignia a la constructora IECSA e incluía además a la desarrolladora inmobiliaria Creaurban, concesiones viales, la minera Geometales y la Sociedad de Garantía Recíproca Fidus.
Hoy esa operación sellada hace casi cuatro años lo tiene envuelto en un litigio con uno de los empresarios más poderosos del país, Marcelo Mindlin, que por estos días está de viaje en el exterior. Calcaterra reclama ante el Tribunal Arbitral de la Bolsa de Comercio que el dueño de Pampa Energía cumpla con el contrato que firmaron y le pague una deuda que, según fuentes del mercado, ronda los 30 millones de dólares. En marzo de 2017, cuando se concretó la venta, Mindlin hizo un pago inicial que, de acuerdo a lo se informó en su momento, era de 44 millones de dólares y se comprometió a pagar en cinco cuotas lo que le quedaba pendiente por el grupo de empresas. Pero no lo hizo.
“Mindlin no cumplió con lo que firmamos y cayó en un incumplimiento contractual. Por eso lo llevé a la Justicia”, le dice el empresario a elDiarioAR. “Más no puede contar”, asegura, porque hay un clausula de confidencialidad que no puede violar. Sólo repite una consigna que anuncia una batalla prolongada entre pesos pesados: “La voy a seguir, la voy a seguir”. Se refiere a una disputa en la que tiene las de perder, hacer oír su reclamo no le resulta fácil y la decisión puede demorar varios años. Mindlin es uno de los hombres de negocios más importantes del país, adaptable a cualquier circunstancia y a cualquier gobierno. Tiene una estrecha relación con Sergio Massa, recompuso su vínculo con Alberto Fernández -que llegó a mencionarlo en 2020 como ejemplo del empresariado nacional- y acaba de venderle Edenor a un consorcio liderado por José Luis Manzano. Además, cuenta con un amplio blindaje mediático. Es el accionista principal de una empresa que, según dice en su página web, lidera la generación eléctrica en Argentina desde hace tres años, tiene una potencia instalada de 4944 MW y está en proyecto de ampliación para llegar a 5.239 MW. Pampa Energía es dueña de 9 centrales termoeléctricas, 3 centrales hidroeléctricas y 3 parques eólicos. En junio de 2020, invirtió 320 millones de dólares en la ampliación de la Central Termoeléctrica Genelba, ubicada en Marcos Paz, con una potencia instalada de 1.243 MW. Y en diciembre pasado, se comprometió a invertir 250 millones de dólares en el Plan Gas.
Mindlin no cumplió con lo que firmamos y cayó en un incumplimiento contractual. Por eso lo llevé a la Justicia
Hijo de Pía Macri, la única hermana de Franco, Calcaterra se presenta como un desarrollador inmobiliario que está afuera del circuito del poder. Quienes lo conocen aseguran que su pensamiento no está ni tan cerca de su primo como indica la genética ni tan lejos de Cristina Fernández como marca la política. El sobrino de Franco cuenta una historia que nada tiene que ver con la que se popularizó en los días en que Macri era presidente y Mindlin se beneficiaba con medidas que iban desde un descomunal aumento de tarifas hasta la dolarización del transporte de energía eléctrica. Asegura que se desprendió de sus empresas sin que nadie se lo pidiera, para no quedar en el medio. Cuando Macri asumió la presidencia, lo vio en un encuentro familiar y le dijo:
-Yo vendo, yo no quiero quilombos.
Macri le respondió cortante.
-Por mí no hace falta.
El arquitecto dejó la operación en manos de MBA-Lazard Argentina. Hubo ofertas de chinos, rusos y hasta interés de algunas empresas locales como Techint, pero nada terminó de convencerlo. Un día, una vecina de Calcaterra que incursionó en el negocio petrolero se le acercó y le dijo que el dueño de Pampa Energía estaba interesado en comprar. Fue Mindlin, finalmente, el que presentó la mejor oferta. No por el monto que se comprometía a pagar sino por la decisión con que avanzó detrás de su objetivo. La estatal China Railway Construction Corporation Limited, CRCC, ofrecía más pero demoraba el aval del gobierno de su país, venía el Año Nuevo chino, como ahora y todo se dilataba. Calcaterra estaba apurado y quería evitar que su nombre siguiera siendo utilizado como insumo para la batalla cotidiana de la política. Mindlin había visto una oportunidad, más, de comprar barato.
La venta se firmó en 2017 en el edificio de Pampa Energía sobre la calle Maipú, en un encuentro en el que, según recuerdan los testigos, había alrededor de 100 personas entre contadores y abogados. Calcaterra dice que se fue lagrimeando: se había desprendido de lo que más le había costado conseguir, un conglomerado de empresas que le había pagado a Franco Macri durante siete años. El Grupo ODS tenía entonces 3000 empleados y facturaba entre 300 y 400 millones de dólares por año.
En 2018, los dos empresarios que ahora se enfrentan en el Tribunal Arbitral de la Bolsa fueron protagonistas de la saga de los Cuadernos. Mindlin fue a declarar ante Claudio Bonadio y se fue sin mayores contratiempos. Calcaterra la pasó bastante peor, pese a que su primo era el presidente. Su mano derecha, Javier Sánchez Caballero, fue detenido con prisión preventiva y solo fue liberado una vez que el antiguo dueño de IECSA se presentó como arrepentido en Comodoro Py, en una imagen que recorrió el mundo.
En mayo de 2019, Calcaterra y Mindlin firmaron una adenda al contrato original y dieron inicio a un proceso en el que todo entendimiento quedó atrás. Ahí empezaron los problemas y se lanzó a andar la guerra de interpretaciones sobre cláusulas e incisos. La segunda cuota que el zar de la energía debía pagar tenía una fecha precisa, marzo de 2020. Mindlin no pagó. Calcaterra le envió una carta documento y llevó su reclamo al Tribunal Arbitral de la Bolsa. Nunca más volvieron a hablar.
Consultados para esta nota, desde Pampa Energía dicen que se trata de un “arbitraje entre privados por un contrato entre privados” y coinciden con Calcaterra en un solo punto: hay una cláusula de confidencialidad, tanto entre las partes como con el Tribunal. Por eso no se pueden hacer comentarios. La deuda existe y las cinco cuotas están pendientes de pago. En eso hay acuerdo. No en las razones.
El caso fue revelado por Horacio Verbitsky en octubre pasado, en el sitio “El Cohete a la Luna”. Allí, el columnista detalló que “el Contrato Inicial entre Mindlin y Calcaterra contemplaba un ‘precio contingente variable’ que dependía, entre otros factores, de los resultados del negocio de cada una de las empresas vendidas y sus eventuales pasivos ocultos (...). El Contrato Definitivo, mayo de 2019, convirtió aquel esquema de precio contingente variable en otro ‘de precio fijo’.
Desde entonces, Mindlin siguió siendo un actor protagónico de la política y los negocios, como lo era también durante los años de Macri presidente. Siguió muy cerca de Massa, se mostró con Fernández, se reunió con Máximo Kirchner y hasta dicen que pretende ver a Cristina. Calcaterra mantuvo en silencio su reclamo por los millones de dólares que le adeuda el dueño de Pampa Energía y dejó el litigio en manos de su abogado Marcelo Tavarone, del estudio Tavarone, Rovelli, Salim Miani Abogados. Bien asesorado, Mindlin es representado por el buffet de Diego Salaberry. Allegados al dueño de Pampa afirman que, si el Tribunal le da la razón a Calcaterra, seguro va a pagar las cinco cuotas que quedan pendientes. Mientras tanto, seguirá creciendo a un ritmo acelerado, como lo viene haciendo desde hace dos décadas.
DG