La imagen dice más que las palabras. Cristian Ritondo encabezaba el sábado la retirada de un puñado de diputados del PRO de sus bancas, cuando varios de sus socios de Juntos por el Cambio mostraban gestos elocuentes de desaprobación. El radical Facundo Manes estaba impertérrito con sus manos en carpa apoyadas sobre la nariz, Maximiliano Ferraro –presidente de la Coalición Cívica– negaba con los labios apretados y una mano en la pera, Juan Manuel López –titular del bloque lilito– daba vueltas en su silla y tenía una risa socarrona, Mario Negri –jefe del bloque de la UCR– buscaba pasar el momento acomodando papeles en su escritorio.
La sesión especial de la Cámara baja de ayer, en la que se aprobó por unanimidad a mano alzada una resolución contra el ataque hacia Cristina Kirchner, dejó expuesta la tensión interna en Juntos por el Cambio, principalmente en el macrismo, que atraviesa una fuerte discusión desde el sábado del vallado en Juncal y Uruguay.
La actitud de PRO en Diputados fue una incógnita hasta el momento previo al inicio de la sesión de este sábado a las 14, luego de frenéticas reuniones virtuales y presenciales, tanto intra-opositoras como con el oficialismo. Los diputados macristas no querían participar. Temían que el Frente de Todos utilizara la oportunidad para cargar contra “los discursos de odio” y montara “un show peronista”, según recogió elDiarioAR de distintas fuentes parlamentarias. Su argumento en contra era el texto de resolución que había propuesto el oficialismo con Cecilia Moreau –presidenta de Diputados– a la cabeza.
Así se lo hicieron saber al resto de los socios de JxC, en una serie de Zoom que hubo el viernes. Incluso hubo una de la mesa nacional de PRO, con la participación de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, menos Mauricio Macri, de viaje en el exterior por su cargo en la Fundación FIFA. Ya habían canalizado la crisis interna por el vallado en Recoleta en un almuerzo el martes. El intento de magnicidio a CFK volvió a demostrar a la fuerza opositora el desafío que tienen para encontrar una posición común.
Para el radicalismo y la CC no había dudas: correspondía participar en la sesión por su carácter “institucional” frente a un hecho grave para la democracia. Bullrich fue quien transmitió la postura más dura en PRO. “Volvió locos a todos los diputados para que se nieguen a participar”, confió una fuente opositora.
La prenda de cambio con el kirchnerismo fue entonces la modificación del texto de la resolución, para que emule la declaración que los senadores de todo el arco político manifestaron la misma noche del conmocionante jueves, cuando le gatillaron un arma a la vicepresidenta al llegar a su domicilio en Recoleta. Así, durante la mañana de ayer sábado, Negri activó su chat con Moreau. Por otro lado, Ritondo habló con el jefe del bloque oficialista, Germán Martínez. “No podía estar detrás del cordobés, esperándolo, también tenía que hacerse valer”, dijeron a su lado.
En la mañana del sábado, la postura “institucionalista” sumó presión cuando Negri abrió su despacho para una reunión opositora a la que también se sumaron el libertario José Luis Espert y legisladores del Interbloque Federal –que conduce Alejandro “Topo” Rodríguez–. Al PRO le quedó poco margen para negarse. El acuerdo finalmente con el oficialismo quedó sellado en una reunión a puertas cerradas en la presidencia de la Cámara, de la que también participaron Espert, Julio Cobos, Margarita Stolbizer y Romina del Plá, reemplazando a la tradicional reunión de Labor Parlamentaria que se lleva adelante en el salón Delia Parodi, contigua a Pasos Perdidos.
“Cecilia no ofreció resistencia en cambiar el texto”, dijo un opositor. “Fue una ardua tarea de negociación”, aseguró un oficialista. Lo cierto es que Moreau sorteó con éxito su primera sesión como titular de la Cámara, siendo la primera mujer en ese cargo en la historia y con un temario tan delicado para la política nacional.
JxC solo se comprometió a que participaran de la sesión los titulares de los bloques. También adujeron que una sesión convocada a última hora impedía el viaje de muchos legisladores de las provincias. Apenas hubo unos 40 diputados, entre ellos 17 de PRO, 12 radicales, López y Ferraro de la CC, Rodrigo de Loredo –Evolución Radical– y Stolbizer –del espacio de Emilio Monzó–.
Así, con la chicharra sonando desde las 14 para convocar al recinto de Diputados, se cristalizó la interna cambiemita. Los macristas se encerraron en el despacho de Ritondo. Bajaron tarde al recinto, ni siquiera dieron quórum. Puertas adentro acordaron levantarse de la sesión luego de que se votara la resolución y antes de que comiencen los discursos. No habían podido conseguir que la votación sea al final de la sesión, como aval de que los discursos del oficialismo no iban a ser incendiarios. El kirchnerismo no cedió.
La calentura en el resto de JxC fue indisimulable, pero se canalizó en conversaciones informales, fuera de los micrófonos. “Hay dos minorías que nos están llevando a un país inviable”, se quejó un importante diputado radical, haciendo referencia tanto al kirchnerismo como al macrismo. “Es un tema de ellos, entre palomas y halcones. Y encontraron el punto que conformaba a los dos: votar e irse”, consideró una voz en la UCR. “¡El macrismo te va corriendo la cancha todo el tiempo! Están metidos en su propia interna y no se dan cuenta de la gravedad del hecho. Es un tema de ellos. En el recinto aseguramos la representación de todos los bloques de JxC”, expresó un dirigente del JxC, enojado por la “centralidad” del PRO.
En el macrismo, justificaron su postura de ni siquiera bajar al recinto para dar quórum, a diferencia del radicalismo y el espacio de Elisa Carrió. “Yo no quería escuchar que nos digan que nosotros cargamos la pistola. Entendemos que nuestro electorado iba a estar de acuerdo en que repudiamos este hecho lamentable, pero que no nos quedamos a escuchar las críticas que podíamos recibir”, se defendió un pope de PRO. “No sentíamos que teníamos garantizada una sesión tranquila”, dijo un legislador referenciado con Bullrich.
De hecho, la presidenta del partido de Macri nunca repudió abiertamente el ataque a CFK. Su primera declaración pública en Twitter fue apenas para cuestionar el discurso de Alberto Fernández en cadena nacional. La lógica que se manejó dentro de PRO fue que la condena al intento de magnicidio llegara por parte del ex mandatario y de Larreta –como efectivamente sucedió en redes sociales–, mientras que el resto de los dirigentes macristas hablaran después del Presidente. “Él embarró la cancha”, dijo un legislador de trato diario con Bullrich. Ritondo y Santilli, entre otros, rápidamente salieron a cuestionar el atentado. Es decir que la postura interna nunca estuvo del todo cerrada.
No hubo tampoco comunicado de la mesa nacional de JxC. La UCR, por caso, sí lo hizo. Incluso hubo una posición aún más radical dentro de JxC: la de Martín Tetaz, que el jueves a la noche llegó a negar que se tratara de un hecho de “violencia política”. Ayer estuvo en Diputados y hubo quienes lo escucharon ratificar su mirada.
Cómo sigue
Lejos de la previa, la sesión fue bastante contenida y desde el oficialismo solo habló Martínez, que cerró la sesión con un discurso en el que evitó abundar en críticas a la oposición. El santafecino estuvo incluso tentado a pedir ante el micrófono que los diputados macristas vuelvan al recinto, pero se contuvo, al igual que el resto de sus compañeros de bloque, que permanecieron en silencio.
Por lo bajo, el oficialismo le pasó factura al macrismo. “En algún momento van a tener un costo político. No creían que solo veníamos a buscar lo que nos llevamos, que fue el repudio al atentado a Cristina Kirchner”, los cruzó una espada kirchnerista. Y subió el tono: “Creo que saben la gravedad institucional del asunto, pero están en un dilema de conveniencia política del que les cuesta salir. Cuando están en juego en algunas cosas no podes boludear”.
Retirarse del recinto le sumó incertidumbre también al futuro de JxC, sobre todo por la falta de una estrategia coordinada de PRO –el socio mayoritario– con sus socios. Ya fue la segunda vez en el año. Un importante dirigente radical recordó lo que pasó el 1º de marzo en la Asamblea Legislativa que presidió Alberto Fernández. Varios macristas salieron a los gritos, exponiendo a Manes –un presidenciable que desafía el plan de Larreta, a su vez jaqueado por Bullrich– que estaba sentado entre esas bancas.
“No veo que nos pegue. Aún falta mucho”, le restó dramatismo el de la UCR, que sin embargo cuestionó a sus pares: “Hoy estamos en el Congreso y no voy a permitir que nos quedemos callados en el recinto”. En JxC quieren que el tema de Cristina sea ahora meramente un asunto de la Justicia para ellos volver a centrarse en cuestionar la política económica del Gobierno.
“Salir del recinto después de haber votado no significa que somos los malos, como quedarse tampoco significa que ellos sean los buenos”, consideró un “halcón” macrista, y como sabiendo el desafío a futuro de la coalición opositora, aventuró: “A lo sumo, definiremos nuestras diferencias en una PASO y listo”.
MC