MAPA OPOSITOR

Cristina se mostró como la jefa del peronismo y lanzó un fuerte cuestionamiento al rol de la CGT

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Cristina Kirchner dedicó su discurso del viernes en Merlo a polarizar con Javier Milei, en un intento de resaltar su liderazgo en una oposición fragmentada. Por eso también aprovechó la ocasión para bajar un mensaje a los propios, levantar el ánimo de la militancia y volver a cuestionar el rol del sindicalismo por haber dejado de representar a la gran mayoría de los trabajadores. 

En la Universidad Nacional del Oeste, donde fue distinguida con un doctorado Honoris Causa, la expresidenta dio una “clase magistral” bajo el título “sigue siendo la economía, estúpido”, el segundo capítulo de la discusión que inició con Milei hace una semana y otra vez aprovechó para insistir con algunos planteos hacia el interior de su fuerza política. Con una salvedad: esta vez habló del peronismo con un nosotros inclusivo para volver a poner sobre la mesa temas como el rol del Estado, la representación del sindicalismo y la necesidad de encarar una reforma educativa. 

En su último documento, Cristina había remarcado que “el peronismo se desordenó cuando no advirtió la modificación de las relaciones laborales” y que “sólo el 40% de los trabajadores registrados en la actividad privada está sindicalizado”. La frase desató la reacción, entre otros, del titular de UPCN, Andrés Rodríguez; el secretario adjunto de Camioneros, Pablo Moyano; el secretario general de UOCRA, Gerardo Martínez, y el líder de Suteba, Roberto Baradel. 

Un dirigente de la CTA, de buen vínculo con el Instituto Patria, admitió a elDiarioAR que el malestar se esparció en todo el arco sindical. “La tesis de Cristina es que el sindicalismo está disminuido en su capacidad de acción, pero hay 28 proyectos presentados en comisión para impedir la reelección en sindicatos, eliminar cuota sindical, prohibir que alguien con un proceso judicial en curso pueda tener un cargo, y la lista sigue”, afirmó y contradijo a la ex vicepresidenta al afirmar que “si efectivamente el sindicalismo estuviera reducido a la nada, como se desprende de lo que plantea Cristina, el Gobierno no perdería tiempo en generar protocolos y toda una andanada de iniciativas con las que busca desactivar el poder de fuego de los gremios”. 

Cristina estuvo atenta a las reacciones y, lejos de echarse atrás, el viernes redobló la apuesta con más reclamos e instrucciones para la cúpula sindical. “Los que decían que nosotros éramos planeros y que perjudicábamos a los trabajadores en relación de dependencia. ¿Cuál es la tarea que tiene CGT ahora para mí? Exigir que inmediatamente los trabajadores en relación de dependencia del primer tramo cobren también, igualmente, que los trabajadores informales de la (Asignación Universal por Hijo (AUH). Esta es la primera tarea”, les demandó. 

Desmintió que lo que cobran los receptores de la AUH cubra la canasta alimentaria y aseguró que la situación se agrava para los trabajadores en relación de dependencia del primer tramo, que tienen cubierto “solamente el 32%” de la canasta alimentaria. Confió en que la actualización a esos trabajadores “pueda ser planteado por la CGT, que no es un movimiento táctico… dejemos los movimientos tácticos”, chicaneó. 

“Un párrafo de lo que pusimos en la carta fue leído como una imputación”, explicó sobre las reacciones que generó en el sindicalismo. “Tenemos la tasa de sindicalización más alta, pero no podemos ignorar que también tenemos un mundo de trabajadores informales que quedó sin representación y eso tiene un impacto en la política”, dijo e insistió: “Hay nuevas demandas. ¿Qué fue el peronismo? hacerse cargo de las nuevas demandas. No podemos quedar atados a las demandas del ‘45. Tenemos nuevas demandas”. “Nadie tiene que sentirse ofendido. Hay que sentarse en la mesa a cranear cómo hacemos para representar al conjunto de los trabajadores de la Argentina”, cerró. 

Con el foco puesto en la Provincia 

Cristina habló ante una platea bonaerense, al igual que lo hará Máximo Kirchner el próximo viernes, cuando tiene previsto un acto de La Cámpora en el estadio Atenas de La Plata. Con la elección de sus últimas apariciones, madre e hijo demuestran que siguen enfocados en la provincia de Buenos Aires, donde buscan preservar su caudal electoral y en medio de una dura interna con Axel Kicillof, quien quedó relegado con la actitud de Cristina de acaparar el protagonismo.

La expresidenta entiende que el peronismo en términos federales quedó reducido a cinco gobernadores, muy críticos de la gestión nacional, que buscan unir fuerzas y generar una estrategia compartida —por ahora ineficaz— para plantarse contra Milei. En ese contexto, su reaparición es interpretada por los distintos sectores internos como una muestra de voluntad para conducir. 

Con una defensa histórica del peronismo, en un discurso en el que incluso habló de “gorilas” para dirigirse a la oposición, Cristina mandó una serie de directivas a los legisladores y militantes. “¿Qué hacer en este contexto?”, fue su pregunta retórica, a la que respondió: “Algo como lo que se hizo anoche (en referencia a la sesión del jueves en el Senado), cuando distintos partidos votaron la Ley de Financiamiento Educativo. La semana pasada, el sábado, los estudiantes recuperaron importantes centros de estudiantes de la UBA. Vaya mi felicitación a los compañeros y compañeras”, sostuvo en un guiño a La Cámpora, remarcando particularmente el triunfo histórico en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU). “Hay cuatro presidentas mujeres, me gusta mucho el tiempo de las mujeres”, siguió, en lo que podría interpretarse también como un guiño al futuro del PJ Nacional, donde se afianza la candidatura del riojano Ricardo Quintela, aunque también suena -por ahora con menos chances- el nombre de la catamarqueña Lucía Corpacci. 

En un mensaje para envalentonar a la juventud, se refirió al revés en Diputados donde Milei logró bloquear el debate por la reforma jubilatoria: “La política no es una línea recta, hay marchas y contramarchas, lo importante es estar en marcha”. Y analizó respecto a esa victoria del oficialismo: “Creo además que tuvo un triunfo pírrico – a Néstor le gustaba mucho esa frase- porque esos cinco radicales, que se dieron vuelta porque les compraron el voto, pegaron a Milei con la casta. De la casta de la que él hablaba, es la casta con la que pudo joder a los jubilados”. 

Con el tono de su discurso, Cristina ratificó algo que se dice en su entorno: está convencida de que el Gobierno no se cae ni está débil -como analizan algunos peronistas- sino que Milei logró instalar muchas de sus premisas, porque “creó una imagen de persona que sabe”. Una vez finalizado el acto se desató el operativo clamor, que siempre tiene su aval, de una militancia que alternaba sus cánticos entre “Cristina, presidenta” y “una más, y no jodemos más”.

LA/JJD