“El que gana conduce”. La frase, algo así como un mandamiento peronista, fue remixada en el cristinismo y se invoca sin el agregado histórico del rol que le toca al que pierde. Explica, con crudeza, la mirada que Cristina Fernández de Kirchner tiene sobre la convivencia en el peronismo y, sobre todo, el porqué político de activar un formato que inhibe todo lo posible la existencia de más de una lista en las PASO del oficialismo.
“A todo o nada: si hay primarias, quiere decir que hay dos proyectos distintos y si hay dos proyectos, que el que gane se quede con todo. Seamos nosotros o sean ellos”, enfatiza ante elDiarioAR un operador K que interviene en el detalle fino del cierre de alianzas y, en particular, en la redacción del reglamento que define las condiciones para una eventual primaria en las elecciones del 13 de agosto.
El bosquejo, al inicio del miércoles, es el siguiente: que se fijen dos pisos y un reparto puntual para cada caso. Las variables, con Máximo Kirchner como ejecutor de la variable más extrema, es establecer dos líneas de reparto: la opción A establece el primer escalón en el 25% y el segundo en 35%; la opción B sube a 30% el primero y a 40% el segundo. El segundo piso premia, claro, a los que sacan mayor porcentaje.
Esas bases tienen, además, lugares específicos en las eventuales boletas: si el sector de la minoría llega al primer piso (25 o 30, según se decida), podría quedarse con los lugares 6 y 12 de las listas mientras que si supera el segundo piso (35 o 40%), le corresponderían el 6, 9 y 12. Ese dibujo, conceptual, tiene otro anexo: como la ley establece paridad de género, se dibujó un modelo donde la minoría incorpora “binomios” directamente, en cuyo caso, en vez de 5 y 10 -con primer piso- le podría corresponder 9 y 10, hombre y mujer, o viceversa.
En limpio, se puede procesar así: el FDT renueva 19 diputados nacionales, que son de un resultado ganador en 2019. Sobre una captura proyectada de 15 bancas, el vencedor de la primaria se quedaría con 12 y el perdedor -si superara el 35 o 40% de los votos- con 3. Es la cláusula anti Bossio, según un dirigente K, en referencia a los diputados que en el verano del 2016 abandonar el Frente para la Victoria (FpV), y armaron un bloque aparte que funcionó, luego, como “dador de gobernabilidad” Cambiemos.
Tres niveles
Hay un detalle técnico relevante. Para las elecciones se inscriben alianzas electorales en tres instancias: 1. La nacional distrito único, que abarca presidentes y parlasuriano nacional que se presenta en el juzgado de María Romilda Servini de Cubría. 2. La nacional de distrito que incluye legisladores nacionales y parlasurianos por provincia -que se registra en los juzgados federales electorales de cada provincia-. 3. La provincial, referida a gobernador, legisladores provinciales, intendentes, concejales y consejeros escolares, que en el caso de Buenos Aires se anota ante la Junta electoral bonaerense.
A diferencia del 2019, cuando Mauricio Macri decidió no convocar a elección para legisladores del Parlasur, Alberto Fernández incluyó ese tramo en el llamado de este año, con lo cual las boletas serán más largas que hace cuatro años. En el caso de la provinica de Buenos Aires, tendrán siete papeletas: formula presidencial, parlasuriano nacional, Senadores (en ocho provincias), diputados nacional, parlasur por provincia, gobernador, legisladores provinciales, intendentes, concejales y consejeros escolares.
No todas las alianzas son iguales y el reglamento puede cambiar de un territorio a otro. De hecho, es casi irrelevante el sistema de reparto en el caso nacional porque la fórmula presidencial no se integra entre mayoría y minoría. Lo determinante, en ese caso, el reglamento de las PASO para legisladores nacionales, provinciales y concejales. Es ahí donde, con el control del PJ, Kirchner empuja un formato duro de piso alto. “Es preferible tener menor legisladores pero leales que tener más que después tengan comportamientos sinuosos”, sintetiza un dirigente. Esa es la fórmula de la pureza de Cristina y tiene que ver, además, con la hipótesis de prepararse para un período en que al peronismo le toque estar fuera del poder.
La misma tesis aplica respecto al candidato presidencial. Es la idea de ir con un candidato puro y duro, uno que “deje testimonio” en caso de derrota o, si ocurriese una victoria, que no contempla ninguna encuesta, evite los conflictos de identidad que tuvo el Frente de Todos entre lo que expresa Cristina Kirchner y lo que instrumentó Alberto Fernández. A miércoles, y con deadline sobre el cierre del 24 de junio, la oferta del peronismo cristinista parece reducirse a tres nombres: Eduardo “Wado” de Pedro, Axel Kicillof o Sergio Massa.
Miércoles por la madrugada
En la madrugada del miércoles, sobre las 3 AM, quedó casi completo el trámite formal para la conformación de la alianza que con base en el PJ competirá en la provincia de Buenos Aires. Desfilaron los apoderados de la mayoría de los partidos y a media mañana, en La Plata, se terminarán de completar los firmantes. Uno de los sellos que se agregó fue el partido de los Comunes, de los movimientos sociales, entre ellos el Evita, y que sirve como instrumento electoral de Juan Grabois ante la eventualidad de una PASO.
Se espera, para estas horas, que se despeje el interrogante sobre Compromiso Federal, el partido de Alberto Rodríguez Saá, que tiene personería nacional y bonaerense. Una de las autoridades de ese partido es Gabriel Mariotto, de Soberanos, y formaría parte de la alianza que, como ya contó elDiarioAR, cambiaría de nombre. Firmaron, además, el Partido de la Victoria, el Frente Grande y FORJA, entre otros.
Para la tarde del miércoles, se citó a los apoderados a partir de las 14:30 en la sede del PJ nacional sobre la calle Matheu, al 130, en el barrio de Balvanera. Gildo Insfrán, como un demiurgo, está desde el martes gestionando y ejecutando el procedimiento para el cierre de la alianza. Pero su rol es, respecto a las PASO, relativo: como se contó más arriba, es casi irrelevante el reglamento nacional de pisos y repartos en la primaria, porque lo importante está en cada provincia.
Es este régimen el que puede ayudar o no a los candidatos a presidente o a gobernador. Si un dirigente quiere presentar lista en -por ejemplo- Avellaneda colgado de la tira de Daniel Scioli y Victoria Tolosa Paz, un piso alto que impone dificultades para llegar a la minoría, puede funcionar como una traba y empujarlo a negociar o a desistir. Si bien, las figuras que traccionan suelen ser las nacionales, del mismo modo estos necesitan tener territorialidad para que empujen desde arriba y, sobre todo, aporten estructura para el día de la elección.
Es decir: además de ser una fórmula de la pureza, un régimen de piso alto en las primarias, puede complicar a los candidatos no K -que están en franca minoría en al provincia- para conseguir aliados y candidatos en los municipios y las secciones electorales. Dato: en los últimos 20 años, casi nunca hubo primaria o interna para legisladores bonaerenses.
La actividad, este miércoles, tendrá epicentro en la sede partidaria de Matheu, donde se instalará Insfrán. Se espera, además, que a lo largo del día se conozca el que será el nuevo nombre electoral del FdT. El martes circuló la versión de que podría incluir la palabra “justicialista”, una marca que desde 1999 no figura en ninguna boleta peronista presidencial. El último en hacerlo fue Eduardo Duhalde con la Concertación Justicialista en aquella derrota contra Fernando De la Rúa. En 2003, no hubo marca PJ porque hubo tres candidatos peronistas -Menem, Rodríguez Saá y Kirchner- y luego comenzó la era del Frente para la Victoria, hasta que en 2019 se inscribió Frente de Todos.
PI