El impacto político de la crisis en Jujuy

Foto de unidad, culpas al kirchnerismo y el misterio por los vices: Larreta y Bullrich y su escenificado apoyo a Morales

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El quinto piso del edificio del PRO en la calle Balcarce 412 se convirtió ayer al caer la tarde en un improvisado comité de crisis de Juntos por el Cambio. La tensión aún seguía en Jujuy, tras un día de furia social y represión policial ante la jura de la nueva Constitución provincial, que impulsó el radical Gerardo Morales. Desde el local partidario en el microcentro porteño, en la oficina que alguna vez supo usar Mauricio Macri en sus épocas de candidato, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich se comunicaron vía Zoom con el gobernador norteño. 

El jefe de la UCR les dio contenido para la narrativa que luego desplegaron los dos presidenciables, junto al resto de las figuras cambiemitas, en una conferencia de prensa: que la violencia la desataron grupos vinculados al kirchnerismo y que la Casa Rosada le soltó la mano a la provincia al negarse a enviar la Gendarmería. 

Los dirigentes le sumaron su propio condimento: aseguraron que todo es una maniobra del Frente de Todos para distraer el foco en el Chaco por los vínculos del caso de Cecilia Strzyzowski con Jorge Capitanich, que perdió las PASO el domingo. También se insistió con la idea de que la foto de la violencia de ayer es un preludio de lo que hará el kirchnerismo a partir del 10 de diciembre, si finalmente vuelve la oposición al poder. La contranarrativa kirchnerista va en sentido contrario y calificaron –palabras más, palabras menos– que es “un 2001 jujeño”.

Morales les aseguró a sus socios políticos que está recolectando evidencia para hacer una presentación judicial este miércoles, siempre y cuando el Gobierno no se decida a enviar fuerzas federales para apoyar a la policía local a controlar la situación. No pareció haber fisuras en la defensa cerrada al mandatario provincial. Otra vez el antikirchnerismo fue combustión para unir a la oposición, que hasta ayer llegaba muy dividida al cierre de listas del próximo sábado.

JxC buscó dar una muestra de unidad y sacarle rédito político al episodio. Bullrich y Larreta se sentaron codo con codo en la exposición ante la prensa, en el subsuelo del edificio del PRO. A su alrededor se ubicaron el titular de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro, el senador radical Martín Lousteau, también Miguel Pichetto –de Encuentro Republicado–, el libertario José Luis Espert y hasta Sergio Abrevaya, del GEN de Margarita Stolbizer. Nutrieron la puesta en escena legisladores de los bloques parlamentarios de la oposición. 

“Esto es el kirchnerismo que promueve la violencia. Lo hacen para frenar el cambio, como no lo pueden frenar por los votos, lo hacen con la violencia. Es un antecedente de lo que van a hacer el 10 de diciembre y quieren distraer lo que sucede en Chaco, donde olímpicamente no se involucran”, planteó Larreta micrófono en mano. Antes, como titular de la fuerza amarilla –aunque en uso de licencia–, lo había primeriado Bullrich. “Hay una orden explícita de no actuar de las fuerzas federales. Es una crisis grave y no vamos a permitir que se genere violencia”, dijo ella.

Ambos coincidieron en cuestionar incluso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que expresó su preocupación por el uso desmedido de la fuerza ante el derecho de protestar. “Lo que hace la CIDH es una total y absoluta injerencia sobre un tema que no conoce. No ha venido al territorio. Tiene una mirada parcial y con prejuicio. No tiene importancia el comunicado”, se quejó Bullrich. “Es una irresponsabilidad”, completó Larreta. Pichetto involucró en esa publicación al ex juez de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni, aunque dejó su cargo en ese tribunal continental el año pasado.

El detrás de la foto

El armado de la foto de unidad de JxC de ayer difiere de acuerdo a qué orilla de la oposición se consulta. Una demostración de que la interna, pese a todo, sigue vigente. Uno de los máximos colaboradores de Bullrich le aseguró a elDiarioAR que fue la ex ministra la que planeó la movida, luego de que se frustrara su viaje a Córdoba para hacer campaña con Luis Juez, que el domingo irá a elecciones por la provincia. 

Bullrich se subió a un avión de Aerolíneas Argentinas ayer por la mañana en Aeroparque, pero el vuelo no pudo aterrizar en Córdoba por la neblina. Finalmente retornó a Ezeiza. Era cerca del mediodía y ya las imágenes de la represión ocupaban la agenda de todos los medios nacionales. La precandidata amarilla llamó a Morales. “Tenemos que dar una respuesta institucional”, le dijo. Entonces comunicó por Twitter que iba a haber una conferencia en el PRO a las 18.30. Luego eliminó el micromensaje y llegaron las especulaciones. 

“Lo borró para escribir algo más largo”, explicaron en su equipo a elDiarioAR. Luego sí publicó un segundo tuit. Otra versión indica que, en realidad, Bullrich se había mandado sola: le faltaba el consenso del resto de la mesa de JxC. Una tercera fuente, más vinculada al larretismo, explicó que la estrategia fue originalmente coordinada entre Morales, Bullrich y Larreta, que había viajado a Formosa.

“Esto no va a tener impacto electoral”, fue la lectura de una de las patas de JxC que ayer estuvo en todas las conversaciones del frente opositor. Que esté Morales en el centro de escena tiene de por sí un significante político, porque por estas horas Larreta y Bullrich se disputan la estructura de la UCR para armar su binomio presidencial.

Morales en el armado electoral de JxC

Morales hace tiempo teje una alianza con Larreta para ser su vice. A cambio le ofrece la territorialidad radical, de la cual carece no solo el jefe de Gobierno, sino el PRO como fuerza. Pero si bien conduce, el jujeño no tiene todo el poder del partido centenario: un puñado de disidentes están jugando detrás de Bullrich. Se trata del afamado Grupo Malbec. La ex ministra tiene entre figuras la elección de su compañero de fórmula: el bonaerense Maximiliano Abad, el mendocino Luis Petri y el formoseño Luis Naidenoff. 

En JxC nadie abonó que los episodios de ayer afecten a Morales. “Esto nos beneficia, si nuestros electores quieren orden”, comentó convencido un operador radical, pese a las decenas de heridos y detenidos que hubo. “No hay un muerto”, retrucó el vocero. La misma fuente planteó que la situación en Jujuy a quien más afecta es a Javier Milei –que ya viene en caída en los sondeos–, porque la polémica queda polarizada entre la oposición cambiemita y el oficialismo.

En la UCR confían en que el acuerdo Morales-Larreta está sellado, aunque cerca del jefe de Gobierno ayer estiraron la incógnita. “Lo del vice todavía sigue abierto. Puede salir en cualquier momento. Hasta el sábado hay tiempo”, dijo un entornista del alcalde que ayer lo acompañó a la sede de PRO. Larreta aún espera tener una oportunidad para convencer al peronista Juan Schiaretti. Piensa que es su única oportunidad para contrarrestar la ventaja de Bullrich en las encuestas.

“La más afectada es Pato”, dijo otro vocero de la línea larretista. Si bien Bullrich tiene el discurso más duro, Larreta podría sumar ese atributo al cerrar finalmente un acuerdo con Morales, que con su accionar estaría encarnando cierto “orden”. 

En el búnker de la ex ministra dieron vuelta la carga. Apuntaron contra el latiguillo de Larreta de que el país necesita diálogo. “Que dialoguen ellos con estos violentos. Ahí están en Jujuy. Es un quilombo, se ve que tanto orden no hay”, apuntó un bullrichista de paladar negro. También esquivó la definición por el segundo de Bullrich. Había una idea original de anunciarlo hoy o mañana. Ayer, esa fuente dijo que ahora podría ser el viernes: “Todos los días deshojamos la margarita para ver con quién nos quedamos”.

MC