Lista única o PASO, la matemática en el Frente de Todos para “procesar” una derrota el 13 de agosto
En las casi dos horas de vuelo, Sergio Massa y Daniel Scioli charlaron a solas, lejos de oídos indiscretos. Se los vio correctos, sin indicios de la rispidez que los distanció durante años. En un avión superpoblado de candidatos, camino a la cumbre entre Alberto Fernández y Lula Da Silva, hubo espacio para un ejercicio que en este tiempo aparece en todas las rondas del oficialismo: cuál es la mejor táctica, frente a un escenario económico brutal, para encarar la elección.
Además de Massa y Scioli, en la comitiva estaban Agustín Rossi -también precandidato- y Victoria Tolosa Paz, una pieza que en el ajedrez oficial aparece en varios dibujos: una eventual vice de Scioli o un lugar en la fórmula bonaerense. La comitiva se enfocó en la negociación con Brasil para el uso de moneda local en el comercio bilateral, un plan que se intentó muchas veces y siempre fracasó. Sobre ese asunto hay dos variantes que van más allá del voluntarismo político que expresó Lula: que se apruebe un endeudamiento en el Senado o se recurra a la vía financiera, vía BNDES -Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social -, que requeriría una validación de los BRICS, que tienen una cumbre agendada para el 29 de mayo. Un dato no menor: el Banco Central brasileño está a cargo de Roberto Campos Neto, un ex directivo del banco Santander que llegó a la presidencia de la entidad estatal, propuesto por Jair Bolsonaro.
Si el dólar es la obsesión de cada día, a un mes y medio del cierre de listas, sigue la incertidumbre sobre el esquema con el que el FdT encarará las elecciones. Una escala inevitable es el Congreso del PJ del 16 de mayo en Ferro. Hay, en paralelo, ensayos y conversaciones sobre la estructura de una potencial primaria, pero en verdad no está definido todavía si el oficialismo se aventurará a una primaria. Es lo que quiere Fernández. No parece ser la opción que prefiere Cristina Kirchner. Tampoco, en caso que se anote en la carrea, es la opción A de Massa.
Invictos
Invicto en el uso de las PASO para una presidencial, el peronismo entró en una discusión matemática y simbólica sobre la mejor herramienta para encarar una elección que, según todas las encuestas y los climas, parece condenado a perder. Detrás de la discusión política sobre una lista de unidad o la habilitación de primarias, en los laboratorios del FDT empezó una discusión de orden táctico: qué formato conviene.
El pulseo entre candidato único y PASO, que expresa una discusión sobre jefaturas y mandos dentro del peronismo -el poema de la lapicera-, entró en otra dimensión: el debate, cruzado por intereses y deseos, se enfocó en qué mecanismo es mejor para el FDT a la hora de pensar en un resultado en las PASO del 13 de agosto. Es, en crudo, una cuestión matemática: si conviene un candidato único que aparezca como eventual ganador con entre 25 y 30 puntos, lo que le permitiría ser el “más votado” individualmente, o apostar a una PASO, dispersa u ordenada, que reduzca la cosecha individual pero contribuya a una cosecha global del FDT.
Sintetizado: el dato nominal, por candidato, o el dato integral, por espacio. Ese dilema se subsanaría, en términos políticos y matemáticos, si Cristina Kirchner fuese lo que dice que no va a ser: candidata a presidente. No tendría rivales porque, además de reforzar la jefatura, la vice es la figura más taquillera dentro del frentodismo. Una amplia mayoría, entre el 80 y el 90% de los votantes declarados del FDT irían a Cristina pero cuando desaparece la vice, aunque no abandonar el espacio, ingresan en una deriva.
Con Gabriel Mariotto, que esta semana anunció que quiere ser precandidato presidencial, en el FDT ya tiene cinco anotados oficiales, o al menos que dijeron que quieren ser: Daniel Scioli, Agustín Rossi, Juan Grabois y Claudio Lozano. Si se suma a Eduardo “Wado” De Pedro, que no lo dice pero se mueve como tal, y a Sergio Massa, que afirma que no será pero tiene toda la gestualidad de un candidato, el número llega a siete. En algunas nóminas se incluye, también, a Juan Manzur. Según esa cuenta, el FDT apresta ocho postulantes presidenciales.
La enumeración contraría la afirmación de que el oficialismo no tiene candidatos. Claro que la sola mención de voluntad de competir no significa que serán finalmente candidatos ni, si lo fueran, resulten competitivos. Scioli y Grabois fueron los primeros en mover y le siguieron, después, otras oficializaciones como la de Lozano y, más reciente, Mariotto.
¿Nominal o global?
La discusión, que aparece cruzada por la propiedad de la lapicera, es si conviene competir con un candidato solo que nominalmente sea el más votado de las PASO o abrir el juego a varios postulantes para lograr una primaria competitiva, que posiciones al FDT cuando se comparen por alianzas. Fernández, y el grueso de los candidatos anotados, entienden que al oficialismo le conviene armar una primaria múltiple que le sume competitividad.
Esa postura choca, a priori, con una tesis que involucra a Cristina y a Massa, y toma como base la idea de que si el ministro lograra algún nivel de estabilización que le permita ser candidato, podría invocar una cláusula no escrita del FDT según la cual si uno de los tres jefes de los espacios fundadores se postula, no hay PASO. En paralelo, se instaló la idea de que la vice respaldaría una candidatura del ministro de Economía, con lo cual no habría demasiado margen para que haya otros competidores.
Con Massa ocurre otra particularidad: Alberto Fernández podría decir que el tigrense es, también, su candidato. Eso no ocurriría en el caso de que, por ejemplo, el cristinismo postule como su oferta a De Pedro. Tampoco si se concretase la teoría de que la vice impulse como candidato presidencial a Axel Kicillof. En Olivos deslizan que en cualquiera de esos casos, habrá primarias. Es más: plantean que en la provincia de Buenos Aires, Kicillof debería armar un esquema amplio para ser más competitivo.
Una lectura, que circula en sectores K y en Economía, apunta que el FDT debe ir con un solo candidato -o, al menos, un candidato mayoritario- que le permita ser el más votado en las PASO. “Uno que saque 28 puntos y quede por encima de Mieli y de Larreta y Burllcih. Con eso, podemos dar la señal de que somos competitivos para la general y que tenemos un lugar asegurado en el balotaje”, detalla un operador ante elDiarioAR. La contracara, según la misma fuente, sería que haya dos postulantes que juntos esténen 30 o algo más, pero individualmente no superen los 20 puntos con lo cual podrían quedar segundo -si se confirma a Milei con más de20- o incluso tercero según la intensidad de la primaria de JXC entre Larreta y Bullrich.
Son, todos, ejercicios contrafácticos pero ponen en juego la dinámica de resolución de candidaturas y de formatos. Alberto sostiene, hace tiempo, la idea de varios candidatos que sumen a una bolsa general, la del FDT, para crecer todo lo posible. ¿Además de aportar diversidad y nombres, aportan votos extra candidatos como Lozano, Grabois y Mariotto? Un massista hace una interpretación libre: “Por ahí suma algunos puntos por izquierda Grabois pero si la campaña va a ser matando todos los días a Sergio o a Scioli ¿cuál sería la conveniencia?”. Esa es la otra matemática difícil: ¿muchos candidatos implica más votos? ¿No hay riesgo de que una PASO muy abierta, derive en una guerra interna que luego sea dificil cicatrizar?. Rossi, tras la reunión del PJ de hace diez días, hablo de Pacto de Convivencia, como parte de una interna que debería tener reglas de que no haya golpes bajos ni operaciones que atenten, luego, para unir las partes de una eventual PASO.
PI/MG
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