Fueron exactamente dos minutos pensados hasta el más mínimo detalle. Camisa blanca impoluta al frente, el verde de un parque de la ciudad de fondo y un discurso leído de manera pausada. Con su indeleble sello marketinero, Horacio Rodríguez Larreta jugó su carta principal en la carrera presidencial que tiene por delante: desafiar el poder histórico de Mauricio Macri en el PRO y, en consecuencia, buscar el liderazgo de Juntos por el Cambio.
El jefe de Gobierno anunció que las elecciones porteñas para elegir a su sucesor serán los mismos días que las nacionales, aunque con boleta electrónica. Pero el mensaje que se lee entrelíneas y las reacciones en cadena que provocó demuestran que la decisión sobre cómo serán los comicios en la Capital Federal no es la discusión más importante.
“Acá se está discutiendo subordinación”, analizó un influyente dirigente porteño de JxC, que tiene diálogo con los dos bandos que ahora se clasificaron para competir en las PASO: el del alcalde porteño y el del ex presidente, que encarna Patricia Bullrich como candidata. Si la política tiene mucho de psicología, Larreta está buscando “matar al padre”.
El jefe de Gobierno apostó todo a su alianza electoral con la UCR de Gerardo Morales y Martín Lousteau, y con la Coalición Cívica (CC) de Elisa Carrió. Un acuerdo multicolor que Larreta armó bajo su cálculo del “70/30”: para gobernar la Argentina se necesita “un amplio consenso político”. La trinchera del frente es más monocromática: el ex presidente, su ex ministra de Seguridad, y otra figura amarilla que acaba de sumarse hoy: la ex gobernadora María Eugenia Vidal.
“Se cumplió con la ley”, comentaron cerca del senador radical, a priori es uno de los ganadores de la jornada. Con la excusa legal de la autonomía porteña y que el Código Electoral habilita el uso de la boleta electrónica, Larreta hizo lo que Lousteau le pidió: desdoblar las elecciones porteñas para tener una contienda competitiva con Jorge Macri, a quien el jefe de Gobierno no quería como el candidato del PRO porteño.
De algún modo, Larreta echó una de cal y otra de arena, porque cedió ante el primo Macri, pero impuso su autoridad para definir cómo se votará. “Encontró la solución del medio”, comentó un diputado de la Ciudad que apoya su armado. O salió del laberinto por arriba.
La inclinación por Lousteau era inevitable si el alcalde quería aprovechar la extensión federal de la UCR, un armado que, reconocen en Uspallata, es uno de los déficit del PRO. Por eso los desacuerdos amarillos en Río Negro, Neuquén y, el más reciente, en Mendoza, con el larretista Omar de Marchi rompiendo la alianza cambiemita para ser candidato a gobernador por su cuenta.
No solo Lousteau salió a apoyar el video de hoy. También lo propaló el propio Morales desde Jujuy. Y le hizo un guiño la Coalición Cívica, expresándose a favor de la autonomía porteña y la boleta electrónica. Larreta tuvo la deferencia de avisar previamente a Carrió la decisión que iba a tomar, según supo elDiarioAR.
La vereda de enfrente a Larreta
Con su video, Larreta colocó a Macri como su verdadero contrincante en las PASO. Dos veces lo menciona a “Mauricio”. Una: cuando recuerda que fue él quien implementó el voto electrónico en 2015. Y, por contraste, está dejando en evidencia que es su antecesor quien ahora no quiere ese sistema electoral. Dos, cuando se refiere a que “las transformaciones” empezaron en 2007.
“Voy a apoyar a un candidato de mi partido, que es el PRO”, aclara el jefe de Gobierno, como si hiciera falta. Y ratifica que no está definido quién será el candidato amarillo, por si aún quedaran dudas de que esa pulseada ya la perdió contra el primo del ex mandatario.
Pero si Macri es el verdadero fantasma del jefe de Gobierno, en la cancha deberá enfrentarse con Bullrich y Vidal, ambas precandidatas para las PASO. La reacción de la ex ministra era esperable, siendo la vocera de los halcones: “Manipuló las reglas electorales en la ciudad de Buenos Aires a cuatro meses de las elecciones”, lo acusó.
El mensaje de Vidal fue el más sorpresivo, teniendo en cuenta que hasta no hace mucho sonaba como la carta bajo la manga de Larreta para que sea su candidata en la Ciudad. “El PRO y el JxC que le prometimos a los argentinos no es este. No hay ambición personal que pueda estar por encima de nuestros valores y del equipo. Somos el cambio o no somos nada”, tuiteó la diputada nacional apenas minutos después del video de Larreta. Fue el micromensaje que retuiteó Macri metiendo aún más el dedo en la llaga: “Qué profunda desilusión”.
En este contexto, tras la decisión de Larreta es casi inminente una postal entre Vidal y Bullrich, que en el búnker de la presidenta del PRO están esperando desde el verano. No solo confirmaría que aúnan fuerzas, sino que también podría derivar en que Cristian Ritondo –armador de la campaña de Vidal– sea el candidato bonaerense de la ex ministra si finalmente Vidal se baja a fines de abril.
Detrás de Bullrich también se aprestan los radicales disidentes encabezados por el mendocino Alfredo Cornejo y Luis Naidenoff. El “grupo Malbec” también está pensando una nueva jugada de autonomía para las próximas horas. El mensaje sería para la conducción partidaria de Morales, pero también para Larreta: hay intendentes boina blanca en el interior de la provincia de Buenos Aires que ven entusiasmados cómo crece en las encuestas la ex ministra.
Las urnas en las PASO darán el veredicto de la jugada de Larreta, y qué impacto habrá hacia el interior del universo cambiemita. Porque si en JxC creían que tenían la victoria asegurada por la crisis en el Frente de Todos, el futuro ahora se les volvió más incierto. “¿Qué estaban esperando del otro lado? La sorpresa que demuestran es tan grande que da para especular sobre sus razones”, se preguntó un dirigente del oficialismo porteño horas después de las reacciones al video del jefe de Gobierno. Y alertó: “Es una exageración. Y ahora esto es un quilombo”.
MC