Comicios presidenciales con cinco candidatos

El país reconfigura el mapa de poder, en una de sus elecciones más inciertas

22 de octubre de 2023 00:02 h

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El país inaugura hoy un nuevo ciclo político. En una de las elecciones con los resultados más inciertos de los últimos 40 años de democracia, la Argentina vota este domingo al nuevo presidente, entre tres candidatos favoritos: Javier Milei, Patricia Bullrich y Sergio Massa se disputan el desafío de una poco probable victoria en primera vuelta o el ingreso a un casi seguro balotaje entre los dos más votados.

Los postulantes de La Libertad Avanza, Juntos por el Cambio y Unión por la Patria quedaron con apenas tres puntos de diferencia entre sí en las PASO de agosto, lo que alimenta la expectativa de cuál será el veredicto final que darán las urnas esta noche. Todo quedó en un puño entre el 29,86% que recogió el libertario Milei, el 28% de JxC y el 27,28% que sacó el oficialismo en las primarias. Muy atrás quedaron en la carrera electoral Juan Schiaretti (3,71%, de Hacemos por Nuestro País) y Myriam Bregman (2,61%, del Frente de Izquierda-Unidad), los otros dos contendientes cuyas boletas estarán también en el cuarto oscuro. 

El estrecho margen que hay en el pelotón del podio hace difícil que esta misma noche se conozca el nombre del próximo jefe de Estado –entre los tres hay menos de un millón de votos de diferencia–. Para que la historia se defina en primera vuelta el ganador tiene que obtener más del 45% de los votos válidos, o más del 40% y una diferencia mayor al 10% con el segundo. En caso contrario habrá balotaje, agendado para el próximo 19 de noviembre. 

Aunque hoy no se despeje la principal duda nacional, de todas maneras habrá una reconfiguración del mapa de poder político, a partir del escenario de tres tercios que dejaron las PASO. Quedar afuera de la segunda vuelta podría significar para una de las dos coaliciones principales enfrentarse a un proceso de inevitable ruptura.

El Congreso y los territorios

En lo concreto, hoy se barajan las nuevas cartas en el Congreso: se renueva la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado, con el peronismo arriesgando más bancas parlamentarias que JxC. Además se eligen los representantes argentinos en el Parlasur.

La principal expectativa está en el crecimiento significativo que podría tener el bloque de los libertarios: dado la performance en las primarias, no sólo multiplicaría su bancada de diputados, sino que hasta podría ostentar senadores propios. Esa novedad se revelaría en que no habría mayoría en ninguna de las dos cámaras. Es decir que cualquiera que sea el nuevo oficialismo a partir del 10 de diciembre, deberá negociar con la oposición de turno para sacar leyes

También se esperan cambios en el mapa territorial. Luego de una serie de elecciones provinciales anticipadas –donde la oposición logró casi que duplicar los terruños que va a gobernar–, hoy se vota para gobernador de manera simultánea en las influyentes Buenos Aires y Capital Federal, pero también en Entre Ríos, Catamarca y Santa Cruz –donde ya se definió gobernación, pero se votan cargos municipales–.

En territorio bonaerense el kirchnerismo apuesta a la reelección de Axel Kicillof en unos comicios que se definen por un voto porque la ley no habilita el balotaje. Es la madre de todas las batallas por el impacto en el resultado nacional: es el distrito con más del 30 por ciento de los electores de todo el país. En esa misma lógica se destacan las elecciones de los municipios del conurbano bonaerense, histórico bastión del PJ. 

En la Ciudad la oposición espera continuar su hegemonía de ya 16 años: Jorge Macri fue ungido como el candidato a jefe de Gobierno por JxC para suceder a Horacio Rodríguez Larreta, aunque debería alcanzar la mitad más uno de los sufragios para evitar la segunda vuelta. Luego del fracaso del sistema de voto electrónico que impuso el alcalde porteño para dirimir las PASO locales, este domingo en CABA se votará con el tradicional sistema de boletas de papel, aunque serán tiras separadas a las nacionales.

El cambio del ciclo político con estas elecciones ya quedó en evidencia desde el momento en que se bajaron de la pelea por el máximo cargo nacional tanto Cristina Fernández de Kirchner como Mauricio Macri, protagonistas de la antinomia política de los últimos veinte años. En ese sentido, las candidaturas de Massa y Bullrich plantean una reconfiguración de las dos coaliciones mayoritarias, cuyo dominio del tablero se puso en riesgo por la sorpresiva irrupción de Milei y su caballito de campaña “contra la casta”. 

La victoria del libertario en las primarias dio como una primera conclusión que lo que está en disputa son dos oficialismos y una oposición. El voto de Milei fue transversal tanto a UP como JxC, lo que refuerza el escenario de incertidumbre de esta noche. Además, las tres principales candidaturas están acechadas por sombras que complejizan aún más el panorama. 

Las sombras de los candidatos

Siendo ministro de Economía, Massa logró el increíble objetivo de mantenerse competitivo, pese a la merma de los votos que cosechó el peronismo con respecto a 2019 y 2021, y que en las últimas semanas los indicadores económicos no hicieron más que empeorar: la inflación acumuló 138% en los últimos doce meses y el dólar blue superó días atrás los $1.000. Ese tablero en rojo para el Gobierno se completa con que la pobreza ya alcanza al 40% de la población. Hasta el escándalo de aparente corrupción de Martín Insaurralde amenazó con golpear las aspiraciones del ministro-candidato.

Bullrich entró a las generales luego de superar con comodidad a Larreta, aunque la discusión interna permeó la base opositora y alentó una fuerte migración de votos a Milei. Antes de que se inicie el proceso electoral, el sello cambiemita sonaba como el favorito. Aunque JxC quedó segundo, en agosto la exministra fue nominalmente la tercera más votada. Bullrich tuvo que sortear un segundo tramo de campaña cuesta arriba: el libertario se adjudicó cierta bandera “del cambio”, y la propia postulante tuvo que lidiar con errores propios no forzados –su talón de Aquiles es su discurso económico– más cierto coqueteo de Macri con Milei.

Y Milei, a su vez, intentó post-PASO espaciar por momentos sus explosivas apariciones mediáticas. Con todo, nunca explicó al detalle su temeraria propuesta de “dolarizar” la economía, pero sí hizo un polémico pedido para que los ahorristas no renueven sus plazos fijos en pesos, generando un rechazo unánime de los bancos. Además llevó su discurso ultra a límites desconocidos para la democracia: hizo una cuestionable reivindicación de la última dictadura cívico-militar y defendió la libre venta de órganos durante los debates presidenciales. Por otra parte, su crítica a “la casta” se chocó de frente con la alianza que forjó con el histórico sindicalista Luis Barrionuevo. Además su mentor, el ultraliberal Alberto Benegas Lynch (h.) le causó dolores de cabeza por pedir la ruptura de las relaciones diplomáticas con el Vaticano.

Milei, Massa y Bullrich no solo tienen el desafío de retener los apoyos conseguidos en las PASO, sino que también se disputarán los 2,5 millones de votos que en las primarias fueron a las opciones electorales que no superaron el piso del 1,5%. Además deberán lidiar con los signos de insatisfacción democrática que dejaron las primarias: hubo un importante número de votos en blanco y de impugnaciones –casi 5 puntos; 1,5 millón de personas–, mientras el ausentismo dejó un registro récord. Con una participación que rozó los 70 puntos, hubo unos 10 millones de electores decidieron no ir a votar. Hoy están habilitadas para sufragar unos 35 millones de personas. La decisión que tome cada una de ellas en el cuarto oscuro revelará la gran incógnita sobre cuál será el desenlace de las elecciones presidenciales. 

MC/DTC