Facundo y Gastón Manes firmaron el acta de fundación del centro de estudiantes. Fue a principios de 1984, en el colegio nacional de Salto. Facundo tenía 15 años. Su hermano Gastón, 16. En primavera democrática ambos militaban con entusiasmo en el alfonsinismo estudiantil. Salto era (y sigue siendo) un pueblo agropecuario de unos 30 mil habitantes. A los hermanos Manes, la participación política (y en particular dentro de la UCR) les resultaba una actividad afín desde el inicio de la adolescencia.
Esa familiaridad se mantuvo a lo largo del tiempo, aun cuando eligieron carreras y perfiles muy disímiles: 37 años después de haber organizado aquel centro de estudiantes, los Manes son socios en el Instituto de Neurología Cognitiva INECO, una mina de oro en la prestación de servicios y cursos a personas, empresas y hasta municipios. Recientemente crearon un think tank de políticas públicas, junto a jueces, banqueros, economistas, políticos, intelectuales y hasta un exfutbolista de elite como Gabriel Batistuta. En los últimos meses metieron un pie en la interna radical bonaerense.
Por mediático, por semi-outsider y ambicioso, por estar contactado con empresarios, famosos y hasta el Papa Francisco, por promover un discurso de divulgación efectiva que roza la autoayuda, Facundo se consolidó como la esperanza blanca del radicalismo. Pero ante ciertos titubeos de Manes, desde la UCR le dieron un ultimátum amable: si realmente quiere ser un actor de peso en el 2023, este es el momento para salir a la cancha y embarrarse. Para abandonar definitivamente su cajita de cristal, hecha de reconocimiento, dinero y tranquilidad.
Gastón Manes se recibió de abogado en la UBA y se especializó en derecho internacional. Maneja el estudio Savransky & Manes, Vibes. Facundo, el más popular de los hermanos, optó por la misma profesión que la de su papá. El tucumano Pedro Manes era médico rural. Pero su hijo le agregó un plus de masividad al trabajo. Facundo ya no tiene pacientes individuales y reconocibles con problemas específicos: cuenta con oyentes, clientes y seguidores de a miles. Es médico de la UBA, neurólogo, autor bestseller y difusor de la llamada neurociencia.
Si bien nunca ocuparon cargos ni se presentaron a elecciones, los hermanos continúan identificados con la UCR. Se reconocen radicales. Desde que Facundo se convirtió en una figura mediática, hace casi una década, su hipotética postulación es un run run clásico antes de cada cierre de listas. Una posibilidad que él mismo se encargó de alentar, a partir de sus coqueteos múltiples y sus mensajes algo ambiguos sobre sus deseos de ser candidato. En los últimos años, lo tentaron desde el radicalismo, el PRO, el lavagnismo y hasta el kirchnerismo.
Ahora, a poco para que empiece la danza de aspirantes a diputados y senadores, se instala el deja vu de la promesa de gol electoral: Manes candidato. Pero esta vez una serie de guiños lo ubican un poco más cerca a la política. Quizás no este año, pero sí en 2023. Porque la verdadera ambición del neurocientista es ser presidente de la Nación. Ser diputado, afirman cerca del médico, le implicaría una pérdida de tiempo, energía y dinero. Tampoco le reportaría mayor figuración. Los jefes del radicalismo, en cambio, aseguran que Manes debería participar más explícitamente en la provincia, como antesala para el 2023.
Desde el año pasado, Manes acumuló gestos amistosos hacia la UCR bonaerense. En diciembre pasado compartió con un asado en Saladillo con 30 de los 32 intendentes radicales de la provincia, más su hermano Gastón. Los únicos ausentes fueron los possistas, incluido Gustavo Posse. El intendente de San Isidro se postula para la presidencia del Comité Provincia de la UCR. Las elecciones internas del radicalismo tienen fecha tentativa para el 21 de marzo.
El adversario de Posse para conducir el radicalismo provincial es el diputado bonaerense Maximiliano Abad. Se trata del candidato de la estructura oficial del partido. Lo apoyan los 30 intendentes que se reunieron con los hermanos Manes en Saladillo. Gastón incluso es candidato a primer convencional nacional en la interna. A Abad lo respaldan desde Ernesto Sanz, hasta los diputados Mario Negri y Alfredo Cornejo, el gobernador Gerardo Morales, más Elisa Carrió, el politólogo Andrés Malamud y el exvicegobernador Daniel Salvador. A Posse lo impulsa, cada vez con menos intensidad, el senador Martín Lousteau.
Al igual que Gastón, Facundo Manes se encolumnó con Abad. En breve el neurólogo tendrá un encuentro parecido con los mandatarios radicales de Córdoba. ¿Es señal suficiente sobre sus ganas de jugar a fondo en el radicalismo? Para la cúpula boina blanca, no.
“Hay que convencerlo, seducirlo, para que lidere esta alternativa”, le dijo el intendente de Balcarce, Esteban Reino, al portal Letra P. Un dirigente nacional de la UCR piensa lo mismo. “El quiere ser, pero no está dispuesto a embarrarse las botas en la provincia. Quiere el aplauso de todos y un operativo clamor unánime. Eso nunca existió. Ahora tiene una oportunidad única. Lo pone a Gastón como primer convencional y él cree que con eso alcanza. No es así. Su hermano es su hermano. Jugar está en manos de él. No le pido que sea concejal en Salto, pero sí que este año encabece la boleta a diputados”, se queja.
En una charla telefónica reciente, Ernesto Sanz se lo planteó sin vueltas: “Es momento para que te metas y construyas”, le advirtió. Sanz fue el padrino político iniciático de Manes. En 2013 lo invitó a dar una especie de charla TED proselitista en Parque Norte, cuando el dirigente mendocino era senador y amasaba la alianza de la UCR con el macrismo y Elisa Carrió. Esa tarde, en la previa al discurso de Sanz, Manes afirmó desde el escenario: “Mi corazón es radical por tradición familiar y por principios”. Dos días antes había controlado los estudios neurológicos de la entonces presidenta Cristina Kirchner en la Fundación Favaloro. Manes era el Director del Instituto de Neurociencias de esa clínica.
Al momento, recién vuelto de sus vacaciones en Estados Unidos, Manes elude los aprietes sutiles de sus correligionarios. Hace silencio público y se mueve en complicidad con su hermano y socio Gastón. “La UCR no puede ser furgón de cola de una coalición. Estamos para liderar porque tenemos fuerza como partido”, saca chapa ante elDiarioAR Gastón Manes, candidato a convencional.
El exvice de María Eugenia Vidal, Daniel Salvador, aporta su granito de clamor: “Tenemos muchas esperanzas en Facundo. Es una clarísima señal la participación de Gastón, que recorre la provincia con mucha fuerza y compromiso. Hay que ganar la elección con Abad, y así saldremos fortalecidos con figuras que exceden el marco partidario, como el caso de Facundo”.
En paralelo al pressing que recibe por estas horas, Manes fundó junto a Gastón un think tank llamado ConArgentina. El nombre elegido hace referencia a la Economía del Conocimiento, una de las obsesiones del neurocientista. El objetivo de trazo grueso de la organización es elaborar programas que sirvan para triplicar el PBI nacional. ¿Quiénes integran ConArgentina? Intelectuales, economistas, periodistas y hasta una exestrella de fútbol como Gabriel Batistuta, ahora reconvertido en productor agropecuario y pensador amateur sobre los bemoles de la argentinidad.
El exdelantero de la Selección publicó un texto en la web de la ONG: “Qué quiero y espero para mi país”. Ahí El Bati reflexiona sobre su reinserción en la Argentina, tras una larga carrera en Europa: “Vi en mi país con mucha tristeza que no hay capacidad de espera (todo es YA), que todo vale, que se defiende lo indefendible, que se dice una cosa y se hace otra, que la justicia es solo un título, que no hay un equilibrio entre los DERECHOS y las OBLIGACIONES -todos reclamamos pero pocos cumplimos- y que la justicia no es igual para los que cumplen que para los que no cumplen”.
Batistuta se sumó al sello ConArgentina por sugerencia de Facundo Manes. Ambos participan en los zoom grupales. Se trata de un colectivo heterogéneo en el que se mezclan unas 50 personas de perfil diverso: el camarista Carlos Balbín, el politólogo Sergio Berensztein, los economistas Marina Dal Poggetto, Marcelo Elizondo y Eduardo Levy Yeyati, la exsenadora María Eugenia Estenssoro y el ensayista Alejandro Katz y el exCEO del banco HSBC Gabriel Martino.
Mientras deshoja la margarita con su mente, Manes sostiene una rutina confortable de charlas, libros (el último fue “Decir presente, hacer futuro. La revolución del conocimiento como motor del proyecto argentino”), consultorías y asesoramientos desde el Instituto de Neurología Cognitiva INECO. El plan de Manes es aplicar la neurociencia a la política. Aunque en la práctica ya lo está haciendo. El municipio de Villa Carlos Paz, por ejemplo, contrató al instituto de Manes para modificar la conducta de los visitantes. ¿Qué pretende el municipio cordobés? Que la gente deje de contaminar el lago San Roque con basura. El cartel con la prohibición explícita hasta ahora no dio resultados. Pero Manes cuenta con una ventaja. Su arma secreta, según él promete con su sonrisa amplia: el conocimiento cabal sobre cómo funciona el cerebro humano. Los radicales cuentan con eso. Aunque en realidad se conforman con menos: que el neurocientista acepte encabezar la boleta de diputados.
AF