“Wado” De Pedro sabe que Alberto Fernández no moverá, al menos sin un acuerdo general, un dedo para eliminar las PASO. El ministro, que esta semana volvió a encontrarse y charlar con el presidente, conoce las razones que repiten en Olivos: que en 2020, cuando Fernández empujó una reforma para suspender o eliminar las primarias, idea que le acercaron gobernadores del FdT y JxC, el proyecto naufragó por la negativa de La Cámpora.
Aparecen, ahora, motivos adicionales o, según quien mire, más importantes. Fernández avisó que luego de aquel tropiezo debe ser otro actor del FdT el que, abiertamente, levante la bandera de la reforma y avance con la misma. En paralelo, trasmite que ante las dificultades para producir una reforma, lo que debe hacer el oficialismo es prepararse para usar las PASO en todos lados. “Deberíamos hacer lo que no hicimos en el 2021: utilizar las primarias. Si empezás a decir que en un lado no porque el intendente es propio, en otro porque hay un amigo de, o en la lista de diputados porque es mejor que no haya competencia, al final tenés un sistema que le conviene a los otros”, apuntó un funcionario cercano a Fernández.
En Casa Rosada avisan, sin embargo, que la postura del presidente no es terminante. Si la posición general del FdT es reformar el sistema de PASO, el Presidente no se opondrá. Pero vuelven al punto: que alguien se ponga al frente del plan y que empiece a caminarlo, a hacer cálculos y a juntar voluntades. Aparecen otra lectura: Fernández cree que la única posibilidad de intervenir en la discusión electoral del 2023 es si existen las PASO. Sin esa instancia, así como ahora se proyecta que las decisiones las centralizará Cristina Kirchner, sin primarias esa percepción se magnifica. Traducción: cada una de las boletas las definirá, según su paladar, la vice.
En términos sencillos, la resistencia de Fernández refleja debilidad e implica aceptar que su capacidad para intervenir en las boletas del FdT -o el que sea el nombre de fantasía del oficialismo en el 2023- son muy limitadas.
En paralelo, el pedido de la Casa Rosada a que alguien se ponga al frente parece dirigido al cristinismo que fue, en el 2021, el que no quiso reformar las PASO con un doble argumento: la idea de un legado histórico de Néstor Kirchner, el ideólogo del formato, y una especulación territorial porque ese formato servía como amenaza para los díscolos, a los que le podrían presentar lista. El antecedente fue el 2019: en Moreno, donde gobernaba Walter Festa, se activó el sistema como un mecanismo para desplazar al intendente que fue, en su origen, de La Cámpora pero luego se autonomizó.
Con cautela, hay un encargado del plan eliminación de las PASO: es “Wado” De Pedro, que escucha a los gobernadores, habla con los intendentes y tiene el registro de lo que pasa en el Congreso, sobre todo en Diputados, el territorio donde debe ir a consolidar los 129 votos imprescindibles para tratar de reformar la ley. Desde Interior deslizan que “los votos están” y que es solo una cuestión de definir un plan de acción y unificar el frente interno.
Un rasgo de la anomalía que expresa el FdT s que le resulte más difícil un acuerdo de entre casa que un entendimiento con los sectores de la oposición que, por convicción o beneficio propio, crean conveniente que lo mejor es eliminar las PASO.
Plan B
En ese contexto apareció en la mesa de operaciones del cristinismo una variable para reformar las PASO, sin eliminarlas como proponen distintos actores del FdT pero con otro esquema y otra relevancia. Consiste en mantener la permanencia de las PASO, como herramienta para resolver las disidencias dentro de las alianzas electorales o de los partidos, pero que las mismas no sean obligatorias: ni para los partidos ni para los votantes.
Actualmente, aunque la concurrencia es menor respecto a las generales, por ley es obligatorio votar en las primarias y, además, aunque tengan lista única, los partidos tienen que concurrir a esa instancia electoral. Eso hace que las PASO se conviertan en encuestas grandes donde, en vez de existir la competencia entre listas de un mismo espacio, se terminan convirtiendo en elecciones anticipadas entre espacios enfrentados.
En la práctica sería un paso intermedio porque las primarias, como instancia para resolver candidaturas, seguiría activa pero la usarían solos los partidos que necesiten dirimir diferencias y participarían, al no existir la obligatoriedad de asistencia, solo los votantes que estén interesados en participar de la interna de un partido o alianza. El sistema existe en la provincia de San Luis donde funcionan las PAS: Primarias Abiertas y Simultáneas, pero sin la O de obligatorias.
A su vez, la intervención del Estado en la vida interna de los partidos -un elemento que estuvo en debate desde su aprobación en 2010- se vería limitado porque aportaría el mecanismo, coordinado con la Justicia para aquellos que quieran tener primarias, pero sin imponerles la obligatoria de tener que competir en caso que tengan boleta única. Del mismo modo, podría agregarse que al ser internas partidarias, podría acotarse el esquema de publicidad en medios y, al mismo tiempo, reducirse el costo del operativo electoral porque si en una PASO vota el padrón general, sin obligatoriedad de asistencia ni de internas en los partidos, la concurrencia sería menor y el gasto electoral también bajaría.
A la hora de juntar voluntades, ese recurso podría facilitar que algunos sectores de la oposición acompañen la reforma.
Cambio de reglas
Horacio Rodríguez Larreta reforzó, esta semana, su negativa a modificar las PASO, énfasis que genera algunas dudas dentro del JxC donde algunos sectores, en particular cercanos a Patricia Bullrich, entienden que el jefe de Gobierno no está del todo en contra de la eventual eliminación de las primarias. Lo dicen a partir de la idea de que a Larreta le conviene un acuerdo de superestructura en el PRO y con la UCR que una interna, incierta, en JxC. Al porteño lo persigue un dictamen: que puede ser el mejor candidato para la general pero puede ser un mal candidato para una PASO propia donde pesan más los votos duros.
El miércoles, en LN+ Larreta dijo que modificar las PASO implica cambiar las reglas del juego y que eso no se puede hacer. Trató, además, de “cómplices” a los diputados que no son del FdT que podrían acompañar una eventual reforma del sistema de primarias. Ese argumento confronta con la postura que tomó JxC a mediados de año cuando, en junio, impulsó y logró aprobar en Diputados una ley para instaurar la Boleta Única de Papel para las elecciones, lo que supone un cambio estructural de fondo en el sistema de votación.
Eso ocurrió en junio pasado y cuando JxC, en alianza con bloques provinciales y los libertarios de José Luis Espert y Javier Mieli, no aparecía el argumento de la inconveniencia de cambiar las reglas de juego. En aquel momento también se argumentó que la reforma permitía reducir el gasto electoral, razón que esgrimen ahora algunos en el FdT, que antes se opusieron a eliminar las PASO, para sostener la postura de que deberían suspenderse las primarias.
PI