El FdT, entre la reducción de daños y la ilusión de los duros de La Cámpora

1 de febrero de 2022 19:47 h

0

Máximo Kirchner citó a un grupo de diputados afines a su espacio. Se reunió el martes a la mañana con una tribu que, en adelante y cada vez que lo considere necesario, se diferenciará de forma más abierta y libre de culpa de las políticas oficiales. El alcance y la intensidad de las marcadas de cancha al presidente, sin embargo, todavía no están claras. Porque el malestar ideológico del camporismo excede largamente los pormenores de la negociación con el FMI. Pero a su vez Máximo Kirchner pretende encapsular su renuncia al ámbito de la decisión personalísima. Una postura que, según se encargó de difundir el hijo de Cristina Kirchner, no contó con el aval de la vicepresidenta. 

El diputado desechó la tercera vía que, por estas horas, ensayan de forma inorgánica el gobernador Axel Kicillof, el chaqueño Jorge Capitanich, el diputado Carlos Heller y la CTA de Hugo Yasky. ¿Cuál? Protestar sin romper; aceptar el acuerdo con el Fondo como el mal menor; y empujar a la coalición de gobierno hacia posturas y medidas económicas más audaces. 

Ahora, las palabras, los gestos, los silencios, los tuits y las cartas de Fernández de Kirchner cobrarán un plus de relevancia. Su voz determinará si el Frente de Todos se dobla, pero no se rompe. O mejor dicho, sus movimientos serán clave para al menos intentar que la coalición de gobierno procese sus diferencias sin volar por los aires. 

“Lo vi aliviado y muy convencido de lo que hizo. Nos planteó que su idea es que el conflicto no escale y que el gobierno se reordene”, revela uno de los diputados que se vio este martes con el (ex)jefe de bloque del Frente de Todos. Si bien trata de bajarle el perfil a su renuncia, Kirchner ya pasa lista entre los diputados afines al camporismo. Y se pinta la cara para liderar la rebelión contra el proyecto de arreglo con el Fondo Monetario Internacional. El scrum de resistencia podría superar las 30 bancas, forzando un poroteo finito para la aprobación del acuerdo. 

“Se lo comió el personaje. Hace política para estar contento con lo que ve en el espejo. Se disparó una dinámica que vaya a saber dónde termina”, se lamenta un exfuncionario cristinista que pasó de La Cámpora al exilio en la industria de la consultoría. 

En el rincón albertista, también abundan las miradas optimistas respecto a la suerte que correrán los intereses propios. Algunos funcionarios alineados con el presidente buscan sacar ventaja de la crisis. “Lo veo bien al presidente. Está calmo y no se engancha con las provocaciones. La gente quiere soluciones. Y Alberto tiene un claro criterio de realidad. Si lo consigue, tenemos chances de remontar esta situación”, se ilusiona la legisladora porteña del FdT Claudia Neira. 

Desde la Casa Rosada, una funcionaria asegura que el presidente saldrá fortalecido de la fricción con el cristinismo. “Nadie entiende lo de Máximo, ni ellos. Queda dando testimonio a un sector muy minoritario”, asegura.

En la confusión, el intendente de Esteban Echeverría Fernado Gray aprovechó para continuar con su pelea fetiche. La que libra desde hace más de un año contra la elección, concretada en diciembre pasado, de Máximo Kirchner como presidente del PJ bonaerense. Gray lo tildó de “adolescente caprichoso”.

Pese a haber desalentado la creación de una fuerza albertista, el presidente consolidó un equipo de ministros y secretarios que le son leales. Juanchi Zabaleta, Matías Lammens, Gabriel Katopodis, Matías Kulfas y Santiago Cafiero militan en la escudería del profesor de derecho penal. A diferencia del terremoto que causó el ultimátum que dio Cristina Kirchner tras la paliza de las PASO, esta vez no hubo un clima beligerante en el team albertista. Los dirigentes cercanos al presidente no consideraron la posibilidad de ir a la guerra contra el espacio de la vice. 

Un funcionario no alineado disiente con los radicalizados de ambas tribus. Se muestra más pesimista sobre el desenlace y el impacto de la interna. “Es un espejismo creer que esto empodera a alguien. Tanto La Cámpora como el albertismo pueden considerar que la pelea les otorga épica. Pero se equivocan. La relación con la ciudadanía es lo único que te empodera”, concluye. 

AF