La fortaleza de Bolsonaro anima a dirigentes de Juntos por el Cambio a salir del clóset de la derecha dura

Una persona que integra la mesa chica de Horacio Rodríguez Larreta considera “muy errado” el apoyo de dirigentes de Juntos por el Cambio (JxC) a Jair Bolsonaro, “inconveniente incluso desde una mirada de centroderecha”. La idea, expresada en reserva y cada vez más a contracorriente en el principal espacio opositor, da cuenta de cómo interpela la competitividad del presidente brasileño a una coalición que deshoja la margarita sobre si conviene subirse a la ola de la derecha ultra, o dejarla pasar para incorporarla una vez que regrese amansada.

A figuras del macrismo que hicieron pública su adhesión a la reelección del mandatario brasileño, como Miguel Ángel Pichetto y Joaquín de la Torre, pioneros de la identificación con “la derecha” en el mainstream de la política argentina, se sumó en las últimas horas Cristian Ritondo. Si los dos primeros actúan con la desinhibición del líbero, el movimiento de Ritondo, presidente del bloque PRO en Diputados y precandidato a gobernador bonaerense auspiciado por pesos pesado de JxC, habla más de una lectura entre intuitiva y estratégica dentro del hardcore macrista. Sin ir más lejos, no cuesta imaginar la preferencia brasileña del autor del enjundioso recetario Para Qué.

La voz próxima a Larreta enumera objetivos que serían más alcanzables si Luiz Inácio Lula da Silva hoy es ratificado para ocupar el Planalto, como el acuerdo Unión Europea-Mercosur y la construcción de consenso para controlar el déficit fiscal. En su hipótesis, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) sería un ejemplo para enrostrar ante sus amigos cristinistas, habitualmente despreocupados por el gasto sin sustento. La fuente retoma aquella idea que tuvo rating en autopercibidos progresistas y conservadores durante la primera década del siglo en cuanto a que Lula era un portador sano del izquierdismo latinoamericano, mirada que fue dejada de lado cuando el juez Sergio Moro comenzó a mover las piezas del Lavajato. Mientras Lula estuvo en la cárcel, el macrismo partidario y mediático lo trató como a un kirchnerista más.

Acechado por la espada de Patricia Bullrich, la pared de Mauricio Macri y la dulce espera de Martín Lousteau, quien se supone condiciona por izquierda, Larreta optó por no hacer olas con respecto a Brasil. “Horacio entiende que va a tener que trabajar con quien sea electo presidente; es una cuestión de responsabilidad”, justifica otra persona del gabinete porteño. Postura de hombre de Estado que, al parecer, acaba en la frontera de Venezuela o en Madrid, donde el alcalde porteño sintoniza con el azote de la izquierda y el peronismo, la presidenta comunitaria Isabel Díaz Ayuso.

Así, el jefe de Gobierno de CABA prefiere dejar que se vea la convivencia entre ministras gay friendly y con recorrido en las villas, como María Migliore, y promotores de metralletas como Florencia Arietto. Una estrategia de cobrar en todas las ventanillas que sale bien hasta que, un día, sale mal.

La candidatura de Lula extiende al Frente de Todos un puente para dar una extraordinaria muestra de unidad y coherencia. Alberto, Cristina y Sergio Massa, más La Cámpora, el Evita, gobernadores pejotistas y los curas villeros, lograron por un instante ser percibidos como integrantes de un mismo Gobierno al apoyar la fórmula del Partido de los Trabajadores.

Larreta elige una estrategia de cobrar en todas las ventanillas que sale bien hasta que, un día, sale mal

El precandidato presidencial Facundo Manes (UCR) insiste en dar la nota y se distancia un poco más del libreto oficial de JxC. Si fuera brasileño, votaría a Lula, respondió ante la consulta de elDiarioAR. Martín Tetaz no se anima a tanto y apunta que votaría a Fernando Henrique Cardoso. Extemporáneo.

“Manes corre el límite al punto de poner en riesgo que los votantes de JxC interpreten que pertenece al espacio”, dice una tercera fuente del círculo larretista, como quien demuestra fortaleza para disimular la debilidad que supone para su jefe no poder hacer un gesto, siquiera tenue, sea para sintonizar con Bolsonaro, como sus colegas macristas, o a Lula, como el francés Emmanuel Macron, el español Pedro Sánchez y el mexicano Andrés Manuel López Obrador, o como muchos líderes europeos, incluso de centroderecha, que se alarmaron por la victoria de Giorgia Meloni en Italia.

La derecha come y paga

Fernando Cerimedo, dueño del sitio La Derecha Diario y de la agencia Numen Publicidad, les dio la oportunidad de mostrarse a los bolsonaristas argentinos en un agasajo a Eduardo Bolsonaro, en la noche del pasado 13 de octubre. Al quincho de Cerimedo en el edificio Chateau de Puerto Madero asistieron el precandidato presidencial Pichetto, el precandidato a gobernador bonaerense De la Torre; los diputados nacionales Francisco Sánchez (PRO, Neuquén), Dina Rezinovsky (PRO, CABA, evangelista) y Carolina Píparo (Avanza Libertad, Buenos Aires); el legislador porteño Ramiro Marra (La Libertad Avanza) y el diputado provincial Nahuel Sotelo (Avanza Libertad), junto a otra media docena de personas. El único que rechazó el convite fue Javier Milei, porque entendió que era una puesta en escena a favor de JxC.

“Un tipo culto, muy informado, con mucho conocimiento del mundo”, define a Eduardo Bolsonaro uno de los asistentes. Como Ayuso en España, los Bolsonaro son propaladores en Brasil de cuanta noticia, real o falsa, denigre a la Argentina. No les cuesta mucho, ya que las fake news sobre Argentina campean en redes y medios de esos países. Durante su paso por Buenos Aires, el hijo de Bolsonaro no se privó de hacer un sketch sobre el pago de una comida para varias personas con un fajo de billetes, como supuesto síntoma de la desvalorización del peso.

El diputado federal brasileño pidió visitar una localidad del Gran Buenos Aires y el apuntado para conducirlo fue el único de los comensales en la casa de Cerimedo con peso territorial: De la Torre, exintendente de San Miguel. El 14 de octubre, Eduardo Bolsonaro recorrió verdulerías, despensas y un centro para madres vulnerables de niños entre los 45 días a tres años ubicados en ese partido del noroeste bonaerense.

El encuentro en casa de Cerimedo no fue inocuo para los hardliners de JxC y encendió algún reproche. Patricia Bullrich está nominada para levantar la bandera de la alt right argentina, pero por algún motivo elude bolsonarizarse del todo y atiende voces de su entorno que se identifican como “liberales”. De todas formas, la exministra de Seguridad acaba de incorporar a Gustavo Segré como asesor especial para la relación con Brasil. Segré, analista con cuarenta años en ese país y habitué de La Nación + y otros medios de similar tendencia, se define no tanto como “bolsonarista” sino como adversario del “populismo de izquierda”.

Cerimedo admite que Argentina no está preparada para un discurso “tan a la derecha” como Brasil y suele aconsejarle a Milei que baje un cambio. Su empresa, Numen, trabaja en publicidad corporativa y arma estrategias digitales para políticos de América Latina, no sólo de derecha, desde los Bolsonaro hasta el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza. Una cosa no quita la otra. El publicista considera “ridículo”, “tibio” y “desagradecido” que Bullrich y Macri no muestren su adhesión a la reelección del mandatario brasileño. “Después, si gana Lula, pueden retroceder”, prevé.

Agradecido

El que no es desagradecido —según esa óptica— es Pichetto. “Tengo agradecimiento porque, en septiembre de 2019, ya había ocurrido la derrota de las PASO y Bolsonaro mantuvo una invitación y me recibió en Brasilia; podría no haberlo hecho”, dijo a este diario el titular de la Auditoría General de la Nación. Remarca el “buen vínculo” que habían construido el derechista brasileño y Macri, a quien el exsenador rionegrino acompañó en la fórmula en 2019.

Patricia Bullrich está nominada para levantar la bandera de la alt right argentina, pero por algún motivo elude bolsonarizarse del todo y atiende voces de su entorno que se identifican como 'liberales'

Pichetto afirma que lo une a Bolsonaro un proyecto de “centroderecha democrático, no autoritario y buena administración; lo contario de la patria del pobrismo”. El elogio de la fuerza policial del presidente brasileño también atrae al precandidato presidencial de JxC, quien considera primordial “la defensa del territorio sin consentir que se los pseudo mapuches violen la propiedad alegremente en la Patagonia”. Para el exjefe de la bancada del Frente para la Victoria en el Senado durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, llegó la hora de un cambio legislativo para que las Fuerzas Armadas pasen a la acción en territorio nacional “en casos excepcionales”.

La mano dura y el manejo de la economía concitan un apoyo unánime entre los dirigentes bolsonaristas argentinos. Segré cita cifras a la baja en homicidios y tomas de haciendas por parte de organizaciones sin tierra, y la reversión de la caída socioeconómica de la pandemia. El analista deplora lo que entiende como tergiversación mediática de la realidad brasileña, y menciona el caso de las muertes por la pandemia (fallecidos por COVID cada 100.000 habitantes: Perú, 667; Brasil, 326; Chile, 325; Argentina, 289; Colombia, 282; Paraguay, 278; Uruguay, 212. Fuente: Our World in Data).  

¿Éxito?

Cuando Bolsonaro asumió la presidencia de Brasil, el 1 de enero de 2019, su antecesor, Michel Temer, ya había realizado una reforma laboral draconiana y fijado por ley un techo de gasto público con actualización inflacionaria, estableciendo un corset estricto para desarrollar políticas públicas. Paulo Guedes, ministro de Finanzas de Bolsonaro de prédica ultraliberal, profundizó el rumbo emprendido por el golpista Temer. El no intervencionismo estatal y la divisoria de aguas entre quienes se desarrollan en el mundo privado y quienes dependen, según este paradigma, de ayuda estatal, es el salmo sagrado que entusiasma a macristas y libertarios argentinos.

La economía brasileña arrojó números mejores a los esperados en el último trimestre. No obstante, una mirada retrospectiva pinta una realidad no muy distinta a la vivida por países de América Latina y Europa en la evolución de indicadores económicos macro. La estimación de crecimiento para 2022 del Instituto Brasileiro de Geografia e Estatistica es de 2,7%, pero el PBI todavía se ubica debajo de 2012. Reservas en el Banco Central por US$ 327.000 milllones, la inexistencia de una deuda externa tan condicionante como la tomada por Juntos por el Cambio y la baja inflación despejan, claro está, las tormentas que acechan a la economía argentina.

Bolsonaro celebra una recuperación del salario real en lo que va del año como un gran mérito. Nuevamente, sigue por debajo de la prepandemia y acaso ése sea uno de los factores que apuntalen la probable derrota del oficialismo en el ballottage de hoy.

La adhesión a las batallas religiosas y de valores de Bolsonaro son más difusas entre sus admiradores argentinos. Pichetto reivindica su convicción laica y su apoyo a las libertades individuales en la esfera privada. De la Torre, Rezinovsky, Píparo y Sánchez abrazan causas de anclaje religioso y moral, como la oposición a la interrupción voluntaria del embarazo.

Cuando los bolsonaristas de JxC ponen un freno es a la hora de abordar los presuntos vínculos de la familia presidencial de Brasil con milicias parapoliciales, sospechas de corrupción y la reivindicación de torturadores. Allí entran a jugar opiniones matizadas y argumentos como el desconocimiento de detalles del día a día de la política brasileña. 

SL

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