La idea rondaba la cabeza de Mauricio Macri desde que abandonó la Casa Rosada. La pandemia demoró su aplicación, pero este martes, finalmente, se concretó. “Hoy es un día muy especial para mí y todo el equipo que me acompaña porque presentamos la fundación que lleva mi nombre”, anunció el expresidente en su página de Facebook.
No será una continuación de la Fundación Pensar, el think tank macrista que todavía funciona (en condiciones de subsistencia mínima, con menos de 10 personas trabajando) en el edificio del PRO, ubicado en Balcarce y Belgrano. La Fundación Macri (mauriciomacri.org) estará más orientada a la acción (capacitaciones para directores, maestros y jóvenes aspirantes a conseguir un primer empleo) que a la producción de papers y programas de gobierno. Al menos eso afirman cerca de su director.
Según comentó Macri en reuniones privadas, su objetivo es instalar una nueva manera de ser expresidente en la Argentina. Una forma más institucional, en réplica del modelo chileno, español o estadounidense.
“Desde la nueva Fundación Mauricio Macri nos dedicaremos a trabajar en distintos proyectos e iniciativas, entre ellos, muy especialmente, sobre programas e incentivos para promover en el país una educación de calidad. Nuestros programas se orientan a reconocer la innovación de los maestros y también a la formación de directivos para que puedan liderar la inmensa transformación que necesitamos”, explicó.
De los tres ejes elegidos, una actividad educativa concentrará la primera atención, con un convocatoria para realizar una capacitación para directores de escuela o quienes aspiren a serlo. El programa será presentado la semana próxima, se dictará de manera online durante cuatro meses. En algún momento, Macri interactuará con los inscriptos.
“En la Argentina, los directores son elegidos casi únicamente por antigüedad. Y muchos sienten que les faltan herramientas para manejar una organización compleja como es una escuela”, explica uno de los asesores actuales de Macri.
A cargo de esa apuesta estará el actual senador y exministro de Educación del gobierno macrista Esteban Bullrich. Lo acompañarán dos exfuncionarios del que fue su gabinete: Gabriel Sánchez Zinny, exdirector del Instituto Nacional de Educación Técnica y después director general de Escuelas bonaerense; y Mercedes de Miguel, exsecretaria de Innovación Educativa. A lo largo de su gestión, Sánchez Zinny acumuló una relación especialmente problemática con los gremios de maestros, sobre todo por la caída del salario real de los docentes y el cierre de algunos planes de formación, en el marco de un pronunciado declive del presupuesto educativo durante la gestión Cambiemos. En adelante, Bullrich y su tropa colaborarán ad honorem con la causa de su jefe político.
El tema elegido coincide con la agenda tomada por Juntos por el Cambio para oponerse al gobierno: la vuelta de las clases presenciales. En el zoom del lunes pasado, la conducción de JxC (con Patricia Bullrich a la cabeza) decidió organizar una protesta el 9 de febrero para exigir la apertura de los colegios.
“La educación no puede ser un tema sólo de los docentes, de las efímeras autoridades que gobiernan, y muchísimo menos de los sindicatos”, se quejó Macri en la presentación de su Fundación. En las charlas que mantiene con dirigentes, ex funcionarios y amigos, los gremios se volvieron una obsesión de Macri. Si es que no lo eran desde antes que fuera presidente.
Según el relato elaborado desde que dejó el poder, diputados, senadores, gremios, piqueteros y militantes sociales se dedicaron a boicotear su mandato.
La mano derecha de Macri en la Fundación será el exsecretario general de la presidencia, Fernando de Andreis. Con Marcos Peña entregado a un ostracismo reflexivo, De Andreis se volvió el dirigente más cercano y de trato más fluido con el expresidente.
La Fundación tendrá su base operativa en el edificio que Macri convirtió en su oficina del despoder. Ubicado a tres cuadras de la quinta de Olivos, es una suerte de Instituto Patria amarillo. Ahí, Macri está ladeado por un grupo de asistentes operativos, que ya no incluye a su secretaria histórica, Ana Moschini, quien lo conoce desde que era un niño. Si bien se instaló en Olivos a principios de año, Moschini se terminó jubilando a raíz de la pandemia.
Los demás ángeles mauricistas son Hernán Iglesias Illa, Gustavo Gómez Repetto, Julián Gallo (le maneja las redes sociales), Fátima Micheo, Fanny Peña, Julieta Herrero y Darío Nieto (investigado en las causas sobre espionaje ilegal de la AFI amarilla). Le administran la agenda y las redes, le llevan ideas y temas que le podrían interesar, además de responder a sus consultas, demandas de informes y datos. Con el lanzamiento de su Fundación, Macri volvió a contrariar a los que, como el senador Martín Lousteau, lo quieren jubilar de la rosca y la acción proselitista.
AF