“Los dos son culpables y los dos están equivocados”. En un mix que combina la crítica descarnada a la inacción de Alberto Fernández y el malestar por el daño que produce Cristina Kirchner, el peronismo del interior asiste azorado, casi sin margen de acción, a la interna infinita en la cima del Frente de Todos. El diagnóstico general, cruzado por la sensación de que poco pueden hacer para apaciguar esa disputa, es que se trata de una pelea de otros.
“En las provincias el problema es la inflación y ellos están metidos en esa pelea que es una interna porteña”, sintetiza un gobernador que habita ese continente del FdT y que, como sus pares, mira con extrañeza -y un poco de pudor- la fragilidad de Fernández en el ejercicio de la presidencia, fenómeno que los jefes peronistas del interior procesan como parte de la interna abierta con la vice. La geolocalización de la interna se ubica en CABA, un poco por la resistencia histórica porteños versus interior, pero por otros elementos puntuales.
Un gobernador menciona que cuatro de los últimos cinco gobernadores bonaerenses fueron porteños. Ayudamemoria: Carlos Ruckauf, Daniel Scioli, María Eugenia Vidal y Axel Kicillof. Lo hace para describir la relación estrecha entre esos territorios. El otro elemento es de orden económico: “El 75% de lo que hace el gobierno nacional es para la provincia”, marca un dirigente del interior que cuestiona, además, que la agenda del gobierno nacional -donde no se diferencia a Alberto y Cristina- se arma pensando en el AMBA, es ajena a los intereses del interior y además no sirve porque “no sirvió para ganar la elección”.
Aparecen, en esencia, dos cuestiones: el mega despliegue de fondos para políticas sociales, que dicen que se concentran en el conurbano, y la cuestión de las tarifas donde tanto CABA como AMBA tienen subsidios que hacen que paguen mucho menos que en el interior. Eso va de servicios como electricidad a transporte público. Sobre este punto, los gobernadores del FdT impulsaron un proyecto para establecer un esquema equitativo que ingresó al Senado para su tratamiento.
“Acá es todo más caro, y en el AMBA está todo subsidiado”, plantea un mandatario que describe, en paralelo, lo que sostiene es la mirada de la mayoría de los gobernadores del FdT sobre la cuestión central: la economía. Los que hablan seguido con Cristina, como es el caso del chaqueño Jorge Capitanich y del formoseño Gildo Insfrán, trasmiten a sus pares que la demanda de la vice apunta a la figura de Martín Guzmán. Los que interactúan más con Alberto, como el catamarqueño Raúl Jalil o el sanjuanino Sergio Uñac, aportan la información de que el Presidente no soltará al ministro.
Un jefe del norte hace una diagonal. “El problema no es Guzmán: la cuestión es tener un ministro de Economía con autoridad. Un ministro que tenga todo el manejo de la Economía”, apunta el gobernador y señala como positivo el traspaso de Comercio Interior a la órbita de Guzmán aunque plantea que el ministro debería, además, poder incidir sobre el Banco Central. Late, ahi, la que es hoy por hoy la pelea más dura en el equipo económico albertista: Miguel Pesce versus Guzmán.
Hay una mirada en común respecto a que las críticas a Fernández y Guzmán no ayudan porque, a su vez, no aparece ninguna propuesta ni de plan ni de nombre por parte de la vice. “Ella está con eso del neo keynesianismo que no funcionó”, explica un dirigente del interior que tiene diálogo con la vice pero advierte sobre el peligro que significa la crítica del cristinismo a Fernández y su efecto político.
Ecosistema FdT
El CFI, -Consejo Federal de Inversiones-, volvió a convertirse en un reducto donde se reúnen los gobernadores para, sobre todo, discutir un asunto: el riesgo de un fallo de la Corte Suprema que restituya fondos al gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, parte que, vía decreto, le empezó a transferir Mauricio Macri y luego, también vía decreto, Fernández dejó de girar. Esos recursos se reorientaron, en gran medida, a la provincia de Buenos Aires pero luego un porcentaje empezó a derivarse a políticas de seguridad del interior del país.
De los 24 distritos, 19 plantearon ese riesgo. No lo hicieron los cuatro que gobierna Juntos -CABA, Jujuy, Corrientes y Mendoza- más Córdoba, bajo control de Juan Schiaretti, que por momentos se mueve casi como el quinto gobernador cambiemita. Pero el ecosistema FdT es más chico: son quince mandatarios que se mueven, aunque no siempre alineados, dentro del dispositivo oficial. Y aparecen, además, matices claros. No se mueven, por citar dos ejemplos, en la misma sintonía Omar Perotti, de Santa Fe, que Gildo Insfrán de Formosa o Gustavo Bordet de Entre Ríos que Alicia Kirchner (Santa Cruz). Hay diferencias de demandas territoriales, de defensa de sus economías, y además de miradas políticas y posiciones en el cuadrante de FdT.
En la queja por la pelea Alberto-Cristina aparece, además, la objeción puntual al trato preferencial que Nación tiene con el gobierno de Axel Kicillof, referido a la asistencia económica a la provincia de Buenos Aires, que según los datos que circulan entre los mandatarios está por encima a la que le daba Macri a María Eugenia Vidal y es muy superior a la que, en su momento, Cristina Kirchner como presidente, con Kicillof como ministro de Economía, le giraban a Daniel Scioli.
Federalismo trunco
En la campaña, y durante los primeros tiempos como presidente, Fernández repetía una frase: “Soy el más federal de los porteños”. Ese dato se agotó apenas se formó el gabinete inicial cuando casi no hubo representación para las provincias. Y tuvo un segundo episodio crítico con la deriva de Juan Manzur como jefe de Gabinete. El tucumano dejó la provincia para asumir en ese cargo, luego de la derrota en las PASO del 2021, y logró inyectarle -al menos en lo formal- otra dinámica al Gobierno . Para los gobernadores, aunque no hay visiones únicas, la intervención de Manzur fue importante para activar al Gobierno de cara a la general.
“Manzur fue muy útil, involucró a los gobernadores y a los intendentes del conurbano. Pero cuando Alberto vio que podía ser un competidor, empezó a desgastarlo. Llamaba a los funcionarios para decirle que hablen todo con él”, detalla un jefe del interior que entiende que el tucumano está en una encrucijada: volver a su provincia, donde no puede reelegir, o quedarse en un Gobierno donde está incómodo. En el Gobierno dicen que Manzur se equivocó cuando trató de aprovechar el momento de debilidad de Alberto, en vez de apuntalarlo.
La experiencia fallida de Manzur como jefe de gabinete fue el segundo tropiezo concreto del ensayo federal que Fernández prometió pero, se quejan en las provincias, no concretó. No, al menos, en términos políticos aunque hubo asistencia financiera, y en obras, abundante. Se da, en este tiempo, un fenómeno: las provincias están, en términos económicos, mejor que la Nación.
En paralelo, aparece otro fantasma. De las quince provincias que forman parte del FdT, muchas están en serio riesgo electoral. Además de la provincia de Buenos Aires, se menciona en situación crítica a Santa Fe y Entre Ríos, y un plano más allá se incluye a San Juan, Tucumán y San Luis. Ni Chaco, donde Capitanich pretende además construir una candidatura nacional, parece a salvo de un tropiezo electoral masivo en el 2023 si el FdT no ordena su interna y encuentra un norte que permita dar alguna respuesta de gestión que lo haga competitivo.
Aunque las legislativas son diferentes, lo que ocurrió en el 2021 opera como aviso. El FdT perdió en casi todo el país y, en algunos casos, como en Santa Cruz, quedó tercero. La reacción obvia, que se anticipa en el grueso de las provincias, es el adelantamiento electoral. Tucumán anunció que será en junio 2023, San Juan también apura esa carta.
PI