“El fútbol expresa un modelo de lo que pasa en la sociedad”, le dijo anoche Mauricio Macri a Joaquín Morales Solá en la pantalla de TN. “Y la sociedad argentina, por suerte, ahora cambió”. Tras el triunfo contundente de Javier Milei en el balotaje, el expresidente de la Nación parece decidido a aprovechar el viento de cola para intentar imponerse también en las elecciones en Boca.
Quedan apenas 11 días de campaña. En ese contexto, su mensaje apunta a acentuar a nivel deportivo la discusión que dominó la conversación política durante los últimos meses: lo privado vs. lo público. “[Los hinchas] ven por televisión que todos los clubes de fútbol del mundo andan bárbaro y son sociedades anónimas”, dijo Macri. “Ellos dicen: ‘Yo quiero que mi club... Voto para que traigamos a alguien que invierta y que haga las cosas profesionalmente, porque quiero ganar'. Todos los hinchas queremos ganar y es más fácil ganar si hay un equipo de gente profesional que se dedica a eso”.
Desde el oficialismo xeneize la respuesta llegó en forma de un nuevo spot de campaña, que cierra con la frase “Más Román, menos política”, lo cual, de un modo un tanto paradójico conecta con el mensaje “anti casta” de Milei. El video pondera los títulos que Boca ganó en los últimos cuatro años, el superávit millonario logrado por esta gestión y la cantidad de obras realizadas en el club: una cada 11 días. El tema obras no es menor. Si bien Riquelme repitió incansablemente en el último tiempo que “la Bombonera está más linda que nunca”, lo cierto es que el debate sobre la ampliación o el traslado del estadio se encuentra estancado desde hace años y constituye una deuda que ningún presidente pudo saldar.
En agosto pasado el oficialismo envió a la Legislatura porteña un proyecto de rezonificación que permitiría llevar la capacidad de la cancha de 57 mil a 82 mil espectadores (lo cual requiere la compra de más de 100 casas lindantes, la demolición de los palcos y unos 36 meses de obra), mientras que la oposición plantea la construcción de un nuevo estadio a dos cuadras del actual, en los terrenos de Casa Amarilla, que podría albergar a más de 100 mil personas. Ese es el golpe de efecto que busca Macri para cerrar la campaña: según confirmó La Política Online, el expresidente viajará en estos días a los Emiratos Árabes con el fin de anunciar un acuerdo de financiamiento para la construcción de “La Bombonera Siglo XXI”.
En el medio de esta discusión, Rafael Di Zeo, líder de la barra brava de Boca, habló el pasado domingo en radio Del Plata y dio su opinión. “Hay que ampliarla lo máximo posible”, dijo, “pero hay que dejarla donde está. La historia de Boca está ahí, en la mítica Bombonera”. Si la rivalidad entre Riquelme y Macri está planteada en términos de tradición vs. modernidad, nada expresa mejor esa tensión que el futuro del estadio.
Esa batalla conceptual quizás sea el mayor desafío al que se enfrenta la oposición. ¿Cómo se convence al hincha del club más tradicional del país de que se desprenda de esa tradición? Macri no solo minimiza la potencia simbólica de la Bombonera sino que, en la entrevista con Morales Solá, aseguró que “la época de Maradona se terminó”, en referencia a un nuevo tipo de liderazgo “positivo” que para él representa Lionel Messi. Seducir al votante xeneize al mismo tiempo que se desdibuja a sus íconos no parece una tarea sencilla. Ni hablar si enfrente está el máximo ídolo de la historia del club, que, además, es amigo de Messi. “Es una elección dura, reconoció Macri, ”porque Román es un ídolo“.
También es cierto que Macri viene de liderar la campaña de otra elección dura, en la que se dedicó activamente a tranquilizar al electorado con respecto a que el candidato a presidente no iba a hacer lo que dijo que iba a hacer (un proceso que dejó la recordada frase de: “Milei está internalizando un cambio de actitud”), por lo que tiene un antecedente muy fresco del cual agarrarse a la hora de demostrar que puede dar vuelta la percepción general del padrón. Sin embargo, en el balotaje Macri tenía enfrente un rival muy golpeado, el ministro de Economía, Sergio Massa, mientras que Boca viene de ser el club más ganador de los últimos cuatro años. Como sea, el triunfo de Milei trajo aparejada la sensación de que la elección xeneize todavía está abierta.
En el balotaje, Macri tenía enfrente un rival muy golpeado, Massa, mientras que Boca viene de ser el club más ganador de los últimos cuatro años. Como sea, el triunfo de Milei trajo aparejada la sensación de que la elección xeneize todavía está abierta
Por eso el partido que Boca juega mañana contra Estudiantes por la semifinal de la Copa Argentina cobra una relevancia extra. Llegar al día de la votación con el equipo en una nueva final le daría al oficialismo un empujoncito más. Cada detalle cuenta de acá al 2 de diciembre.
Con respecto a los comicios en sí, ya con la decisión confirmada de que tengan lugar dentro del campo de juego de la Bombonera, en los últimos días se vio cómo en Boca empezaron a instalar las carpas electorales sobre el césped, a la espera de una asistencia récord. En 2019, votaron 38 mil socios de los 87 mil habilitados. Este años hay casi 100 mil habilitados, por lo que se especula que podrían acercarse a sufragar entre 40 y 50 mil personas.
Desde lo formal, lo único que resta por resolver es la denuncia de la oposición acerca de irregularidades en la lista oficialista. Si bien el reclamo fue desestimado por la Comisión Electoral del club, el macrismo podría elevarlo a la Inspección General de Justicia y, en ese caso, dependiendo de los tiempos judiciales, la fecha de la elección corre riesgo de postergarse. Esto presentaría un problema, ya que el fin de semana siguiente los organismos de seguridad estarían abocados a la asunción de Milei, y el estatuto de Boca indica que hay que votar un sábado o domingo de la primera quincena de diciembre.
LG/JJD