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Matías Surt, el economista que asesora a Carrió: “Aunque el FMI dejara de existir, Argentina seguiría con sus finanzas quebradas”

Matías Surt, asesor de bancos, empresas y la Coalición Cívica
11 de enero de 2022 15:55 h

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¿Cuál es su relación con la Coalición Cívica de Elisa Carrió?

Asesoro al partido en temas económicos, principalmente al bloque de Diputados Nacionales, coordinando la visión macro con su trabajo legislativo, en temas como el presupuesto y leyes con impacto económico.

¿Qué mirada tiene sobre la gestión de Martín Guzmán?

La política económica del Gobierno refleja que tiene un diagnóstico completamente equivocado sobre el problema de la economía argentina. Y eso lo lleva a agravarlo. Incluso en los discursos muchas veces queda expuesto: hablan de reactivar la economía como en 2003. Pero la macro actual es diametralmente opuesta a la de 2003. Realmente ni uno solo de los problemas actuales son los de 2003. Entonces si aplican lo mismo que en 2003 les va a ir mal. Y es eso lo que están haciendo: usar al Estado como un impulsor de la demanda agregada aumentando el gasto, los impuestos. Y lo que no alcanza con impuestos, se emite. Pero lo único que consiguen es inflación. 

¿Cuál es el principal problema de la economía actual?

La economía no crece desde hace una década, pero no por falta de demanda sino por inestabilidad. De hecho, lo que colapsó a la economía es el exceso de demanda generado por la irresponsabilidad fiscal y monetaria del Estado que ahogó con gasto público e impuestos al sector privado. Y simultáneamente introdujeron regulaciones y generaron rigideces en todos los mercados y sectores que hoy hacen que la oferta no se pueda mover. 

¿Qué solución propone a ese estancamiento?

La salida es con un plan de estabilización, con reformas de mediano plazo, y con un programa de crecimiento con reformas profundas de largo plazo. Eso es lo que está esperando el FMI. Pero tenemos que hacerlo no para el FMI, sino para nosotros mismos. Porque si no, no salimos más. El gobierno de Mauricio Macri había empezado a hacer esas reformas, pero lamentablemente se revirtió todo.

¿A qué reformas se refiere? ¿Previsional, laboral?

Creo que los frentes son múltiples. Y cada reforma o grupos de reformas tienen objetivos diferentes. La reforma previsional tiene como objetivo darles sostenibilidad a las finanzas públicas, ponerle un límite al endeudamiento y también poder darle alguna previsibilidad a los que hoy son activos de que se van a poder jubilar dentro de 30 o 40 años. La reforma tributaria tiene que hacerse para simplificarle la vida a los contribuyentes y para reducirle la carga tributaria al sector privado que es el generador de la riqueza. Hay que eliminar impuestos dañinos que solo existen en Argentina o en un puñado de países y bajar los que son más normales pero que acá están puestos con alícuotas delirantes. Lamentablemente lo que se ha venido haciendo en los últimos dos años en materia de impositiva está todo al revés. En este plano hay que retomar el espíritu de la reforma tributaria de diciembre de 2017. En materia laboral, hay que adaptar las reglas del mercado de trabajo a la actualidad, el foco de la protección tiene que estar en el trabajador y no en el puesto de trabajo. Porque puestos de trabajo van a desaparecer cada vez más. Si todo está diseñado para conservar trabajos de baja productividad, vamos a tener salarios cada vez más bajos y una proporción de la población en la informalidad cada vez mayor. Cuando el sindicalismo se opone a una reforma laboral se están defendiendo a ellos, no a los trabajadores que en un 50% ya están por fuera de las reglas a los que ellos se aferran. Hay que hacer una reforma comercial porque somos uno de los países más cerrados del mundo, y eso significa millones de consumidores que no pueden acceder a bienes que en el resto del mundo sí y que cuando acceden lo hacen a precios mucho más altos que en los consumidores de otros países. El proteccionismo es difícil de romper porque los empresarios que se benefician son pocos y se organizan para sostenerlo y los perdedores están dispersos. La influencia de unos y otros es muy dispar. Otra vez, si me preguntás para dónde hay que ir te digo en la dirección de 2016-2019: facilitación del comercio, reducción de aranceles a las importaciones, eliminación de licencias, apertura de cientos de mercados en todo el mundo, negociación con la UE.

El ciclo macrista, sin embargo, dejó inflación récord, caída del salario y tampoco se generó empleo privado.

Yo creo que la economía de 2016-2019 finalmente terminó mal porque no se tomó conciencia a tiempo de la gravedad de la situación que se había recibido. La confianza que despertó en todo el mundo el recambio político y el regreso al mercado de crédito colaboró en este sentido. También es cierto que hasta diciembre de 2017 las composiciones de fuerza no le permitían al gobierno hacer casi ningún avance de fondo y cada vez que llevaba una ley al Congreso, por mínima que fuera, salía con una factura abajo producto de las negociaciones que hacía. Era carísimo en términos fiscales reformar cualquier cosa. Y que una porción de la oposición significativa se dedicó a bombardear cualquier intento de normalización de la macroeconomía. Aún con todo eso, hasta el primer trimestre de 2018 la economía se recuperaba, la inflación bajaba, el empleo crecía y la pobreza llegaba a mínimos en 30 años. Y esto pasaba con un aumento de tarifas fuerte, porque el rumbo y la visión de largo plazo eran correctos.  De hecho, las tarifas subieron mucho más en 2016-2017 con la economía creciendo y la inflación bajando que en 2018-2019, cuando todo se revirtió. ¿Qué significa esto? Que no hay ningún plan de corrección fiscal, de precios relativos, de endurecimiento monetario, nada, que sea peor para la gente que una crisis macroeconómica producto de la inacción o de medidas equivocadas o a destiempo. Si se hubiera tenido esto más presente, quizás se avanzaba más rápido en algunas correcciones y se evitaba la crisis de 2018. Porque una vez que se terminó el financiamiento se hicieron a la fuerza un montón de cosas duras que permitieron sanear la macroeconomía. Lamentablemente nada de eso fue aprovechado por el nuevo gobierno y en pocos meses se volvieron a generar un sinfín de problemas que habrá que volver a solucionar en algún momento.

¿Qué importancia le da a la renegociación de la deuda con el FMI?

Parte del Gobierno cree que el problema de la economía es la deuda con el Fondo. Pero lo mismo decían con la deuda privada. La reestructuraron, la patearon cuatro años para adelante y el riesgo país sigue siendo el doble de lo que era en agosto 2019. ¿Por qué? Porque hicieron eso y nada más. Y las medidas que toman van en la dirección contraria de las reformas para volver a crecer. El aumento del déficit y la emisión monetaria (antes y después del momento crítico de la cuarentena), las prohibiciones y cupos para exportar, el aumento de impuestos, el atraso de las tarifas otra vez, el abandono de las negociaciones para el libre comercio con la UE, el regreso de las trabas a las importaciones, la guerra con las low cost y la monopolización del mercado aerocomercial, el intento de estatización de la hidrovía, los controles de precios, y un largo etcétera. Todas esas medidas son las que condenan al país a varios años más de estanflación y caída y no tienen nada que ver con el FMI. Aunque mañana dejara de existir el FMI Argentina seguiría teniendo sus finanzas públicas quebradas, la inflación más alta en décadas (55% de inflación núcleo con tarifas y dólar pisado), reservas en el Banco Central en caída (aún con cepo), brecha cambiaria del 100%, un riesgo soberano de país en default, una tasa de inversión y productividad bajísima, aislamiento internacional, y creación de empleo privado nulo desde hace más de 10 años. 

¿Por qué no se crea empleo privado desde hace más de una década?

La raíz de los problemas es que el Estado gasta más de lo que tiene y, a diferencia de la gran mayoría de los países del mundo que hoy están haciendo eso, nadie le quiere prestar. Y tampoco puedo emitir libremente como otros países porque nadie quiere tener pesos (incluso los países con demanda por su dinero están teniendo problemas de inflación). Y nadie quiere tener pesos porque los déficits en Argentina son permanentes no transitorios como en el resto del mundo. El Gobierno se niega a entender que no hay espacio para seguir con un déficit tan alto. 

Bajar el déficit de golpe también puede tener consecuencias negativas, ¿no?

Ellos dicen que bajar el déficit es recesivo. Lo que va a ser recesivo con seguridad va a ser una nueva crisis cambiaria si no se arma un programa de estabilización y se sigue emitiendo a este ritmo. Si el Gobierno no se hace cargo de la responsabilidad que tiene, la situación va a empeorar.

¿Existe una mesa orgánica de economistas de Juntos por el Cambio?

Tengo relación y diálogo con economistas de todos los partidos de Juntos, pero hoy no existe una organización interpartidaria concreta que trate temas económicos.

AF

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