El presidente Alberto Fernández se reunió hoy con el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, en un día convulsionado por el anuncio de inminentes cambios en el Gabinete nacional, a los que se sumo la inesperada salida de uno de los hombres más cercanos del primer mandatario, el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz.
Quien también se reunió con el Presidente fue Silvina Batakis, recién aterrizado de su viaje de Estados Unidos. A tan solo 24 días de asumir como Ministra de Economía, el futuro de Batakis pende de un hilo.
Con el silencio oficial y rumores de todo tipo que llevan el aroma de la antesala de otro fuerte sacudón en el seno de un Gobierno nacional acorralado por una crisis económica con frentes abiertos, con las esquirlas a flor de piel por la renuncia de Martín Guzmán al frente del Ministerio, la figura de Sergio Massa está en boca de todo el arco político y mediático de las últimas horas.
La única certeza parece ser, tras el visto bueno de buena parte de gobernadores, intendentes, algunos empresarios y hasta miembros de filas opositoras, es que el presidente de la Cámara de Diputados finalmente desembarcará con un cargo fuerte en el Ejecutivo que conduce Alberto Fernández.
Ya había sido propuesto al frente de Economía ante la intempestiva renuncia de Guzmán del 2 de julio. En esa instancia, no hubo acuerdo, ya que el tigrense pedía cambios más profundos y avanzar sobre zonas vitales de la gestión, como el Banco Central o la jefatura de Gabinete. No fue el momento y a las pocas horas, tras un consenso con la vicepresidenta Cristina Kirchner, arribó Batakis.
Julio siguió convulsionado, entre una inflación sin freno y los dólares paralelos y bursátiles sin techo. Tras el encuentro de más de tres horas del último fin de semana entre los Fernández y ante la carencia de respuestas muy positivas por parte de los mercados y los sectores que mueven la economía argentina, el nombre de Massa volvió a estar fuerte sobre la mesa. Y aunque el propio líder del Frente Renovador se ocupó de poner paños fríos a su posible e inminente designación como una especie de “súper ministro” con control sobre varias áreas del Gobierno al decir que, pese a ver “muchos rumores y versiones” no tuvo “ningún ofrecimiento”. Aunque dejó la puerta bien abierta: “Cuando tenga algo que decir o el Gobierno decida anunciar algo, se hará por los carriles correspondientes”. Por caso, este jueves, la portavoz Gabriela Cerruti, tiene previsto dar su habitual conferencia de prensa por la tarde, pasadas las 17. ¿Será momento de anuncios? Nadie en el Gobierno confirma ni niega.
Mientras tanto, el nombre Massa se escucha en boca de todos los miembros del Frente de Todos (y de otras veredas) que tengan un micrófono cerca.
Un “super ministerio o la Jefatura de Gabinete
La posibilidad de crear un nuevo ministerio o una Jefatura de Gabinete con más injerencia en otras áreas, como Economía, la relación con el FMI y demás organismos multilaterales (Banco Mundial, BID, Club de París, Banco de Desarrollo de América Latina), Desarrollo Productivo (hoy a cargo de Daniel Scioli), Agricultura (en manos de Julián Domínguez), la AFIP (Mercedes Marcó del Pont) y el BCRA (Miguel Pesce).
Cual libro de pases futbolero o temporada de draft en la NBA, se mencionan múltiples salidas o enroques para sumarle oxígeno a un Gobierno desgastado entre internas propias, embates opositores, presiones internacionales y con los movimientos sociales afines y no tanto en las calles, reclamando más planes o un Salario Básico Universal.
Que Juan Manzur puede dejar la jefatura de Gabinete (¿en manos de Massa?) para pasar a Cancillería en lugar de Santiago Cafiero. Que los ministros Gabriel Katopodis (Obras Públicas), Jorge Ferraresi (Hábitat) y Juan Zabaleta (Desarrollo Social) podrían regresar a sus territorios con la cabeza puesta en reforzar el Frente para 2023. Que Gustavo Beliz podría dejar su cargo en la Secretaría de Asuntos Estratégicos, algo que ocurrió este mismo jueves pasado el mediodía… Rumores (y algunas certezas) al por mayor, ante la incertidumbre general.
La cierto es que, con los niveles negativos de la imagen del Presidente y la Vice en la mira de las proyecciones para las elecciones presidenciales de 2023 y los números económicos nacionales y mundiales en colapso, la idea de hacerlo subir a Massa (tercera pata de la alianza frentetodista) varios peldaños en el esquema del poder, parece entusiasmar al peronismo tradicional y sumar adeptos en el kirchnerismo.
Los vaivenes de Massa
Sergio Massa está acostumbrado a mantenerse cerca de los puestos de poder y a adaptarse a diferentes funciones en la élite política. Desde sus inicios en la Juventud de la UCeDé de Álvaro Alsogaray hasta este presente en la tríada que lidera el Frente de Todos, el abogado tigrense supo surfear olas de diferentes alturas, perder y ganar batallas, y mantener su perfil alto, en las malas y en las buenas.
Ya sea en su paso a las huestes peronistas en los finales del menemismo, como legislador bonaerense, como Intendente, diputado, funcionario de Eduardo Duhalde en la compleja era post-Alianza, líder de ANSES en tiempos de Néstor Kirchner, jefe de Gabinete por un año en la gestión de CFK, como opositor a través del Frente Renovador o como nuevo socio con su misma fuerza política en el equipo del FdT para destronar al macrismo, Massa supo tener papeles protagónicos (desde el frente de ataque o en la retaguardia), pero esta vez, su nombre aparece con un aura más salvadora en un momento en el que más de uno quisiera abandonar un barco difícil de mantener a flote en tiempos de aguas revueltas, en mundo atravesado por la pospandemia una guerra que no da el brazo a torcer.
IG