Poco más de cien metros separaban a Javier Milei de la Catedral Metropolitana de Buenos Aires. El Presidente eligió caminar la distancia entre la Casa Rosada y el lugar donde lo esperaban para un Tedeum que esta vez, a pedido suyo, sería un oficio interreligioso. Milei avanzó por la calle, escoltado por sus ministros y su hermana Karina âahora secretaria general de la Presidenciaâ, entre esa misma multitud eufórica que lo acompañó durante toda la jornada detrás de un vallado.
Saludos a la multitud y el recibimiento del sacerdote Alejandro Russo, padre de la Catedral, en las escalinatas precedieron al inicio de la misa. El obispo Jorge Ignacio García Cuerva lo esperaba unos metros más allá. Fue un saludo cordial, una bienvenida previa a que el nuevo presidente se dirija a homenajear los restos del General José de San Martín, prócer nacional.
El arzobispo, un hombre cercano al Papa Francisco, no se privó de nombrarlo en la misa: “Como nos dice el Papa Francisco: la verdadera libertad se expresa plenamente en la caridad. No hay libertad sin amor. Sabemos que una de las concepciones modernas más difundidas sobre la libertad es esta: ”mi libertad termina donde empieza la tuya“. ¡Pero aquí falta la relación, el vínculo! Es una visión individualista”.
En la primera fila, ahora convertido en Presidente, escuchaba el hombre que hace poco había acusado a Jorge Bergoglio de ser un “representante del maligno”.
Además de García Cuerva, participaron el arzobispo griego, Iosif Bosch; el Obispo anglicano, Brian Williams; el representante de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la Argentina, pastor Christian Hooft; el rabino Shimon Axel Wahnish y Sheij Salim Delgado Dassum, representante de la comunidad islámica.
El arzobispo mencionó también la memoria de San Martín como uno de los pilares a respetar: “El testimonio de nuestros próceres, su accionar con sus luces y sus sombras son otro cimiento a recuperar”, dijo.
Fraternidad y libertad son los otros dos fundamentos a recuperar para traer “esperanza” a la Argentina, agregó García Cuerva. “Uno de los cimientos más golpeados que necesitamos forjar nuevamente es la fraternidad, una fraternidad que reconozca e inclusive valore las diferencias. Que estas no sean usadas para fragmentar, para dividir cada vez más”, pidió ante el mandatario electo, la vicepresidenta Victoria Villarruel, su gabinete y las nuevas autoridades y funcionarios del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
El arzobispo convocó a los dirigentes políticos a “dejar de lado personalismos” en favor de nuevos “consensos y acuerdos que permitan a la creatividad y audacia abrir nuevos caminos”. “Las urgencias de nuestro pueblo piden a todos la capacidad de comprometerse con la fraternidad social, que no es un eslogan. Es no enfrentarnos unos contra otros. La cultura del encuentro no tiene límites, nadie es prescindible, nadie es descartable. Somos una comunidad”, agregó.
Formado dentro del movimiento de los “curas cilleros”, García Cuerva habló de la libertad, a tono con la asunción de Milei y reivindicó la figura del “Dios Liberador”. Sin embargo, dejó en claro, que la libertad no puede ser posible en un contexto de desigualdad: “Un Dios que nos hace libres para ser más dignos y solidariosâ como defensor de la Nación frente a la opresión, la codicia, la avaricia, las desigualdades y todo tipo de violencia y agresión”.
Y remarcó:“ Quien ha recibido el don de la liberación obrada por Dios no puede pensar que la libertad consiste en el estar lejos de los otros, sintiéndoles como molestia, no puede ver el ser humano encerrado en sí mismo, sino siempre incluido en una comunidad” y destacó que “la dimensión social es fundamental y nos permite mirar al bien común y no solo al interés privado”.
En una noche cargada de emoción, representantes de diversas iglesias acompañaron a Javier Milei y le dedicaron oraciones. Iglesias ortodoxas, anglicanas, islámicas, evangélicas y judías le desearon éxitos en su gestión. Fue, sin embargo, esta última, la que más logró emocionar al presidente electo, probablemente por su reciente vínculo con el judaísmo. Una relación que incluso lo llevó a Estados Unidos a visitar la tumba de un rabino previo a su asunción y en pleno armado de su gabinete.
“Hay un versículo que dice el rey David en los salmos que dice 'siete veces se cae una persona justa y se levanta'. El valor humano no reside en ser perfectos y estar siempre de pie, sino en la capacidad de caerse y de volver a levantarse con esperanza, con fe. Y creo que como pueblo argentino sabemos de eso, sabemos levantarnos, sabemos volver a empezar, sabemos agarrarnos bien fuerte todos y decir 'vamos a empezar de nuevo', con mucha esperanza y fe”, expresó el rabino en un discurso que provocó las lágrimas de Milei.
Tras la Misa Interreligiosa, la jornada culminará en el Teatro Colón, donde el presidente electo y los dirigentes políticos disfrutarán de la ópera Madame Butterfly y el canto de Raúl Lavie, que interpretará el popular tango “Balada para un loco”. Es un apodo que ha sabido llevar Milei durante la campaña electoral.
ACM