Camino a la tercera fecha del campeonato local, The Walt Disney Latin America sigue gozando de su posición dominante en el negocio del fútbol argentino y el gobierno nacional dilata la definición sobre la cuestión de fondo (avanzar con la exigencia de desinversión) en un mercado donde la competencia es cada vez menor. Mientras tanto y detrás de escena, crece la batalla entre los dos gigantes de origen norteamericano que se disputan un botín que mueve millones de dólares cada año. Dueña de ESPN, Fox y el 64% de las señales deportivas por TV paga en el mercado doméstico, desde que en marzo de 2019 se quedó con Twenty-First Century Fox, Disney entró en una batalla global con resonancias locales que la enfrenta a Turner Internacional, accionista de TNT Sports y propiedad de la poderosa AT & T.
Socios y rivales en materia de derechos de televisación, los dos conglomerados estadounidenses tienen la llave para permitirle a Alberto Fernández televisar en forma gratuita y por la TV Pública los partidos que pretende en el arranque del año electoral. Sin embargo, la reunión que mantuvieron la semana pasada los delegados de Fernández y Máximo Kirchner con los directivos de las compañías que se reparten por partes iguales el campeonato local no dio los resultados esperados. El secretario de Medios, Francisco “Pancho” Meritello, el ministro de Deportes, Matías Lammens, y el dirigente de La Cámpora, Santiago Carreras, se fueron con las manos vacías. O mejor dicho, con la misma oferta que tienen desde octubre pasado, cuando las negociaciones se interrumpieron porque la AFA amagó con romper el contrato con Fox Sports y se desencadenó un proceso del que ya dio cuenta elDiarioAR.
Consciente de su posición desmedida en el mercado, Disney es la más generosa y es capaz de entregar dos partidos y más con tal de que el gobierno no impugne la fusión FOX-ESPN, que el dictamen de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia de noviembre pasado siga dormido en alguna computadora estatal y que la secretaria de Comercio, Paula Español, no se pronuncie sobre el tema. Mientras la compañía que dirige el abogado argentino Diego Lerner ofreció por escrito liberar dos partidos de su paquete premium por fin de semana, Turner se aferró a un esquema que dice haber acordado con Disney: un sistema en el que las empresas ceden tres partidos en total por fin de semana, dos y uno, en forma rotativa. Según afirman desde TNT Sports, el acuerdo lo habían sellado en varias conversaciones y videoconferencias, Lerner y el gerente general de Disney, Guillermo Tabanera, con el número 1 de Turner, Whit Richardson, y el responsable del área de Deportes de Turner, Gustavo Minaker. Richardson es el par de Lerner a nivel global: estuvo a cargo de Turner Latinoamérica y fue designado por AT & T en agosto pasado como presidente del conglomerado Warner Media Entertainment Networks Latinoamérica.
Aunque ni funcionarios ni directivos de empresas quieren hablar del tema en forma oficial, la disputa en el detrás de escena es intensa. Al final del encuentro con los funcionarios de Fernández, la compañía que además tiene los derechos para transmitir eventos deportivos internacionales de alta relevancia -la Copa Libertadores (FOX), la Copa Sudamericana (ESPN) y la Recopa Sudamericana, la Champions League (FOX y ESPN), la Europa League (FOX y ESPN), la liga inglesa (ESPN), la liga española (ESPN), la liga italiana (ESPN), entre otros- dejó trascender el mismo argumento que el gobierno: el encuentro fracasó por decisión de Turner. Después, ESPN comenzó a liberar partidos por su cuenta y por primera vez. A través de su pantalla, en los últimos días se pudo ver Lanús-Defensa y Justicia y Colón-San Lorenzo, una modalidad que no descartan imitar en TNT Sports, aunque con un solo partido, al menos por ahora.
El contrapunto no quedó ni en los escritorios ni en los programas que tienen animadores que hacen de voceros informales de las empresas. El fin de semana, mientras el país político estaba tomado por la renuncia de Ginés González García y las revelaciones sobre la vacunación selectiva en el ministerio de Salud, las usinas creativas que responden a Disney no se tomaban respiro. Se esforzaban por propagar su versión de los hechos con un lenguaje de alto voltaje y un condimento sorprendente: no sólo se acusaba a la dueña de TNT Sports de “declararle la guerra” al gobierno sino que además se le facturaba su afinidad con la administración Macri.
La información que fue difundida en copypaste en algunos medios cercanos al oficialismo decía que Turner exigía a cambio de los dos partidos la ampliación de su contrato con la AFA hasta 2030, o el incremento de los abonos del fútbol premium, hoy en 831 pesos, algo por lo que presionan también las cableoperadoras con el Grupo Clarín a la cabeza. Además, en las adyacencias de Disney se daba por hecho que la negativa de Turner a ceder un partido más se debía a los fuertes vínculos que la dueña de TNT Sports mantuvo siempre con Mauricio Macri. Hasta se recordaba un encuentro de Richardson con Macri en 2016, antesala de la licitación que reprivatizó el deporte más popular de la Argentina y punto de partida para el desembarco de la compañía en el negocio del fútbol.
Como respuesta, Turner también dio a conocer por voceros informales su propia versión de los hechos, por supuesto en las antípodas de Disney. Recordó que la “historia kirchnerista” de la compañía se inició en 2006 cuando el entonces presidente Néstor Kirchner recibió al CEO de la empresa, Philip Kent, para anunciarle inversiones en el país. El jefe de Gabinete de Kirchner era Fernández y el que anunciaba la inversión era Richardson, en ese momento era presidente de la operación argentina y hoy mandamás del conglomerado. La leyenda cuenta incluso que Richardson exhibe todavía esa foto con Néstor en su cuartel general de Atlanta, donde toma mate y estudia las decisiones más importantes (si hay foto de Macri, al menos no se informa). Desde Turner afirman que Richardson tiene planeado mudar este año a la Argentina operaciones técnicas que tenía en Miami, con la intención de convertir a la Argentina en la única operación técnica de la región. Así sumaria 30 señales a las que ya produce hoy desde sus oficinas de San Telmo. Una inversión que, dicen además, sería anunciada en poco tiempo por Fernández. Como se ve, el botín merece los mayores esfuerzos de uno y otro lado.
Que desde Disney algunos libreprensadores acusen a Turner de macrista provoca fuertes carcajadas en la industria del entretenimiento. Primero y principal por la intensa amistad que, tal como contó elDiarioAR, Lerner entabló con el esposo de Juliana Awada, fiesta tras fiesta. Pero además porque tanto Turner como Disney se beneficiaron gracias a Macri, que dio de baja el “Fútbol para Todos” y le entregó en bandeja a las dos firmas norteamericanas- uno de los negocios más tentadores de la plaza local. Fue el empresario Fernando Marín, el hombre que Macri nombró con cargo como su delegado en el negocio del fútbol, el que sentó a las dos empresas a la mesa, en el tiempo en el que el macrismo aún se soñaba refundacional. La única condición que ponía Macri era apartar del negocio a La Corte, la productora que había organizado la transmisión del fútbol por la TV Pública durante los años kirchneristas y era entonces propiedad de Cristóbal López.
Desde entonces, la sociedad local entre los dos gigantes del entretenimiento a nivel planetario avanzó sin dificultades hasta que, en marzo de 2019, Disney compró Fox y dio un zarpazo en el mercado global. Fue entonces cuando Turner pretendió ganarle de mano en Argentina y negociar con Claudio “Chiqui” Tapia para quedarse con el 100% de los partidos del fútbol doméstico. Pero la capacidad de lobby de la firma que conduce Lerner fue tan grande como para impedir en Estados Unidos una operación que contaba con el aval de Richardson. La batalla continua y el gobierno muestra dos caras, producto de las diferencias de roles y de criterios: mientras Fernández amaga con sancionar a Disney por su posición dominante, sus funcionarios pelean por los partidos para la TV Pública y aparecen del lado de la dueña de Fox y ESPN en la pulseada con Turner. Por ahora, en las dos canchas, gana el mercado y el gobierno no decide.