Miguel Bosé fue accionista de una sociedad panameña abierta a través de una entidad de banca privada suiza, la Union Bancaire Privée (UBP) de Ginebra. El nombre del cantante se imprimió en los certificados de acciones de la sociedad offshore Dartley Finance en 2016, mientras él residía en Panamá. La compañía, que sigue activa, ya existía desde 2006, pero hasta entonces se controlaba a través de acciones al portador, un instrumento que permitía no registrar el nombre del dueño real de la firma.
Los detalles de la creación y la gestión de la sociedad se encuentran en los archivos internos de Alemán Cordero Galindo y Lee (Alcogal), uno de los bufetes en el centro de los Pandora Papers, un trabajo colaborativo coordinado por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ).
Los bancos suizos utilizaron durante años las sociedades en jurisdicciones opacas como herramientas para garantizar el anonimato de sus clientes. En concreto, el año 2006 —cuando una gestora dependiente del UBP inscribe en Panamá Dartley Finance— es cuando las autoridades del país helvético encontraron una forma de esquivar la directiva europea que obligaba a sus bancos a informar de todas las cuentas de sus clientes extranjeros o imponerles importantes retenciones. Suiza aplicó esa norma solo a las personas físicas y no a las sociedades: así, en la práctica, las personas reales podían crear una sociedad pantalla para ocultar su identidad, una práctica que provocó el aumento desmesurado de sociedades panameñas abiertas desde Suiza entre 2005 y 2006.
Durante 10 años, Dartley Finance no tuvo accionistas reales y estuvo controlada a través de acciones al portador. Este tipo de documentos se prohibió en Panamá en 2015 debido a su uso en esquemas de defraudación o de ocultación de bienes. A partir de ese año, despachos como Alcogal se vieron obligados a certificar los beneficiarios de cada sociedad en Panamá y a hacer aflorar sus nombres reales. El documento que elimina las acciones al portador de Dartley Finance y las asigna a Miguel Bosé Dominguín es del 24 de agosto de 2016. En los archivos de Alcogal a los que EL PAÍS accedió para esta investigación no hay documentos posteriores a esa fecha, pero el registro público de Panamá indica que Dartley sigue activa. Ni los abogados ni los representantes de Bosé respondieron a las preguntas enviadas por EL PAÍS y La Sexta sobre esta sociedad.
La gestora de UPB que se encargó del papeleo de la sociedad desde el día de su creación pasó, en esos 10 años, a llamarse Apex International Consulting. En 2010, Alcogal la había comprado y la había convertido en su filial suiza. Su objetivo era “ayudar a los clientes internacionales que quieren manejar sus estructuras fiduciarias desde Suiza o que quieren aprovechar las ventajas de las oportunidades y los beneficios de nuestro país”.
Entre Panamá, México y la Hacienda española
Cuando las acciones de Dartley Finance pasaron a su nombre, Miguel Bosé llevaba residiendo en Panamá dos años. Como explicó en una entrevista reciente, en 2014 eligió el país centroamericano para vivir con sus hijos. Lo que el cantante probablemente ignoraba en ese momento es que en julio del mismo año la Agencia Tributaria española estaba revisando las cuentas de Costaguana SL, la empresa con la que Miguel Bosé gestiona la mayor parte de sus intereses en España. Fundada en marzo de 1984 con el nombre “Miguel Bosé S. A.”, pocos meses antes de que el cantante lanzara Bandido, uno de sus discos de mayor éxito, fue rebautizada con el nombre de la república ficticia latinoamericana en la que Joseph Conrad ubicó su novela Nostromo y cuya acción gira en torno a la puesta en marcha de una mina de plata. Está administrada desde Madrid y desde una empresa holandesa, Tarisa BV, un esquema societario habitual sobre todo entre las grandes multinacionales que gestionan su actividad desde fuera de España.
Aquella inspección se convirtió en 2020 en una multa de cerca de 80.000 euros, ratificada un año más tarde. Según consta en la sentencia, Bosé se desgravó a través de Costaguana el IVA de jamones, del servicio doméstico, de su entrenador personal, del alquiler de un Audi de alta cilindrada o de los servicios de seguridad de su residencia en Madrid, la casa familiar en Somosaguas (Pozuelo de Alarcón), donde fueron célebres las reuniones de sus padres, el torero Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé, con personalidades como Picasso, Hemingway o Dalí. Esta última vivienda es propiedad de Bosé a través de la sociedad Lumi S. L., una empresa administrada por Costaguana y dada de alta en la actividad de “servicios relativos a la propiedad inmobiliaria y a la propiedad industrial”. Su único bien inmueble es la casa.
Durante su corta estancia en Panamá, Bosé consiguió vender algunos de sus recuerdos: dos piezas de su colección firmadas por Andy Warhol. Por la obra Dollar Sing obtuvo 457.500 euros en una subasta organizada en Christie’s en París en diciembre de 2015. Y en febrero de 2016 vendía parte de la colección familiar de cerámicas de Picasso en otra de las sedes de Christie’s en Londres por 285.750 libras (unos 370.000 euros).
Desde 2018, el cantante reside en México, aunque hasta hace pocas semanas solo unos íntimos conocían la residencia de Bosé en el país. Su nueva casa es el rancho San Francisco, un privilegiado enclave boscoso al suroeste de la capital. Un lugar hermético, blindado para los curiosos y los paparazi, con seguridad privada y casas que rondan los dos millones de euros. Se mudó hace un año a este rincón de la ciudad después de pasar dos años en Interlomas, otra lujosa zona residencial donde viven los más ricos del país.
En la última entrevista que concedió en México, el intérprete cuenta que reside en una mansión obra del reconocido arquitecto mexicano Francisco Artigas. La construcción, explica, es de hace 30 años, aunque decidió hacer algo de obra, “respetando casi todo”. Lo que no aclara ni es de dominio público todavía es si adquirió la propiedad. Una fuente cercana al artista asegura que de momento Bosé vive de alquiler. Los precios de la renta en esta zona superan los 5.000 euros al mes. En esta localidad residen también algunas de las celebridades del país, como las presentadoras de televisión Galilea Montijo y Paty Chapoy, o la actriz Inés Gómez Mont, hoy perseguida por la Fiscalía mexicana por un desvío ilegal de más de 3.000 millones de pesos (unos 127 millones de euros).
El traslado a México no alejó al cantante del radar de la Hacienda española. Al cierre del ejercicio 2017 debía al fisco más de 1,9 millones de euros y, como todos los que deben más de un millón, apareció en la lista pública de morosos. Al año siguiente, consiguió saldar al menos parte de la deuda y ya no figuraba entre los señalados. Los registros públicos revelan que sus problemas con Hacienda no han acabado allí. Actualmente, Bosé está utilizando dos propiedades en Madrid para responder a las reclamaciones de Hacienda. Desde diciembre de 2020 la Agencia Tributaria tiene dos hipotecas sobre su finca de 9.500 metros cuadrados en Pozuelo de Alarcón como garantía del pago de una deuda. Y en las escrituras de otra vivienda, un ático de 71 metros cuadrados en el céntrico barrio madrileño de Chueca, figura un embargo de Hacienda para responder por dos pagos que suman 443.384,65 euros.