“El gobierno no ha dimensionado la necesidad que tiene su pueblo”. Las palabras del suboficial mayor retirado Ramón Amarilla, uno de los voceros del reclamo policial que por estas horas mantiene en vilo a la provincia de Misiones, anticipaba la noticia que vendría inmediatamente después: “Nos han ofrecido un 20%”. Las cientos de personas congregadas en el Comando Radioeléctrico de Posadas, el epicentro de las protestas por mejoras salariales del conjunto de los estatales misioneros, estallaron en un solo grito de indignación. La propuesta apenas superaba el 15% de aumento que el oficialismo había puesto sobre la mesa ayer. “Acá vamos a aguantar hasta las últimas consecuencias”, repitió Amarilla, micrófono en mano, para después agitar: “¡Se va a incendiar la provincia!”.
Desde el viernes por la madrugada que el tránsito frente al comando, ubicado sobre la avenida Uruguay de la capital provincial, se encuentra completamente cortado. Con el correr de los días, un grupo cada vez más numeroso de empleados públicos comenzó a llegar al lugar para reclamar por una recomposición de sus ingresos que supere la inflación de los últimos meses. Tanto docentes como trabajadores de la salud arribaron desde distintos puntos de la provincia para exigir un 100% de aumento, reclamo que es desoído hace semanas por el gobernador Hugo Passalacqua.
Ni el frío ni la lluvia, que cayó persistentemente sobre Posadas en las últimas horas, lograron dispersar la manifestación pacífica de los trabajadores de la administración pública de Misiones, que este lunes esperaron el anuncio prometido por el gobierno del Frente Renovador de la Concordia, liderado por Carlos Rovira, que finalmente se limitó a la publicación en redes sociales de un escueto comunicado autocelebratorio, sin mayores precisiones.
“Vamos a seguir acá hasta que nos den algún tipo de solución”, le dijo a elDiarioAR una maestra de la ciudad de Eldorado, que desde el sábado permanece en el corte. Muy cerca suyo, un cartel resume a la perfección el pedido de ella y de sus colegas: “Se mata un buen docente sin un sueldo decente”. Mientras que un agente de policía cobra de bolsillo $467.000, un docente recién iniciado gana alrededor de $240.000 y uno de máxima antigüedad $394.000. Este mediodía, la mayoría de los gremios desconocieron por insuficiente el acuerdo firmado por la Unión de Docentes de la Provincia de Misiones (UDPM) y el Sindicato de Docentes de Educación Pública de Gestión Privada (SIDEPP) que lleva el sueldo inicial de un maestro a $400.000.
El momento más tenso del fin de semana tuvo lugar el domingo por la mañana, cuando efectivos de gendarmería y prefectura se apersonaron en las inmediaciones del Comando Radioeléctrico. Fue después de que el ministro de Gobierno de la provincia, Marcelo Pérez, anunciara el sábado que el comité de crisis conformado por el gobierno provincial y el Ministerio de Seguridad de la Nación, encabezado por Patricia Bullrich, había decidido enviar fuerzas federales para dispersar la protesta. Tras algunas escenas de empujones y golpes que duraron pocos más de media hora, la opción represiva fue finalmente descartada por Passalacqua y volvió a abrirse la mesa de diálogo.
A partir de una denuncia del propio oficialismo provincial, la Justicia había ordenado el viernes que se desaloje el edificio policial por supuesto delito de sedición. Poco importó que los propios efectivos se encargaron de mostrarle al juez de turno, Ricardo Balor, que las instalaciones del comando se encontraban en funciones y que en realidad no hubo acuartelamiento alguno.
“Esto no se arregla con palos, se arregla con diálogo. Le digo a las autoridades de Nación que vinieron a reprimir a nuestra gente que no se van a llevar nada barato de los misioneros”, sostuvo, a última hora del domingo, el vocero Amarilla luego de la reunión que mantuvieran en la Jefatura de Policía con representantes del gobierno. “Si vuelven con esa situación de agresión a nuestros docentes, a nuestros profesionales de salud, a nuestros colegas penitenciarios o a la familia policial, van a tomar palo de los misioneros”, lanzó, efusivo, durante un álgido discurso frente al comando, ante las cientos de personas que se encontraban en el lugar.
Durante su alocución, megáfono en mano, Amarilla se refirió también al ministro Pérez, quien en una entrevista con Infobae amenazó con “detener a los cabecillas” de la movilización, entre los cuales se encuentran él y Germán Palaveccino, otro de los voceros designados. “Pidió nuestras cabezas”, señaló, mientras los manifestantes concentrados a su alrededor pedían a gritos la renuncia del titular de la cartera de Gobierno.
Sin embargo, un halo de esperanza se dibujó en los rostros de los presentes cuando el vocero policial mencionó que hubo un “principio de entendimiento” con el gobierno, pese a que, acto seguido, aclaró que todavía no se había llegado a un acuerdo. Amarilla anunció que la discusión salarial pasaba a un cuarto intermedio hasta hoy a las 13. Y se atajó, como previendo la nueva frustración ocurrida este lunes: “No voy a crear falsas expectativas, somos respetuosos de ustedes. Lo que nos propusieron no se acerca a lo que pretendemos, por esa razón no se ha firmado ningún acta”.
El acuerdo que podría haber alcanzado la policía era esperado con expectativas por el resto de los trabajadores estatales. Apostaban a que se convierta en una “paritaria” testigo y que el número que se decidiese repercutiera sobre el resto del sector público misionero. “El Gobierno cerró unilateralmente el diálogo: ellos van a hacer un anuncio, sin que tengamos la oportunidad de ver dónde piensan poner el dinero y qué dinero van a poner”, había dicho esta mañana, durante una entrevista radial, la dirigente Estela Genesini de la Unión Docentes Nueva Argentina de Misiones (UDNAM), gremio que protagonizó este lunes distintos cortes de ruta. Los días pasan y el clima de conflictividad social no deja de crecer en la provincia mesopotámica.
PL