Si bien cree en Dios, en el cielo y la existencia eterna, Elisa Carrió quiere darse los gustos en vida. Y así lo hace. A casi un año de haber renunciado a su banca como diputada por la Capital, y anunciar su retiro de la política, Lilita tiene una doble agenda para el 2021: ser candidata a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires y dedicarse al diseño y venta de ropa de mujer. Su marca “By Lilitas” promete “talles grandes y prendas holgadas”.
La jefa de la Coalición Cívica hubiese preferido otro nombre para su emprendimiento: “By Carrió”. Pero no pudo. En una entrevista televisiva ella había deslizado que le gustaba ese título para un proyecto textil en marcha. Tras la difusión de ese dato, un pícaro se le adelantó y lo registró. La exdiputada fue por el plan B cantado: By Lilitas. Su socia en el negocio de la moda se llama Ana. Es diseñadora y vive en el centro de Capilla del Señor, ciudad de la provincia de Buenos Aires en la que Carrió está instaladísima desde hace cinco años.
“Desde muy chica ideo mi ropa, la mayoría de mis prendas son pensadas por mí y confeccionadas por amigas”, explica Lilita en el instagram de su marca. “Sentirse bella va más allá de la edad y la talla”, opina. La venta online de By Lilitas empezará el 8 de enero.
Desde sus tiempos como diputada, Carrió incorporó un hábito: comprababa telas en locales cercanos al Congreso. Incluso solía pedirle al chofer de su auto que frenara de golpe, para bajarse a chusmear vidrieras, investigar sobre tendencias, colores y novedades.
Por estos días, la exdiputada alterna su interés entre la moda y una denuncia que, por ahora, no llegó a la justicia. La chaqueña le pidió especialmente a sus diputados que le den forma a la acusación para acceder a Comodoro Py. Los sabuesos lilitos aseguran haber encontrado a un nuevo Lázaro Báez. ¿Quién? El empresario Mauricio Filiberti, socio de José Luis Manzano y Daniel Vila en la compra de Pampa Energía.
Sin pruebas aún que avalen la denuncia judicial, el carroísmo sospecha que Filiberti es una especie de testaferro del jefe del sindicato de Trabajadores de Obras Sanitarias, José Luis Lingeri. Lo dedujeron a partir del papel de Filiberti en la compañía proveedora de cloro Transclor SA.
El regreso al Congreso
Capilla del Señor es una ciudad bonaerense de casi 10 mil habitantes y ubicada a 82 kilómetros de la Capital. Ahí, la exradical se mandó a construir una casa a gusto y piacere: con jardín amplio y una galería. Pero el proceso se estiró más de lo esperado, y la obra estuvo parada durante dos años. A Lilita le faltaba plata para montar el techo. Hasta que finalmente lo logró, tras cobrar la indemnización de un juicio ganado. Durante el último año pandémico, prácticamente no salió de la casa en la que vive con dos de sus cuatro hijos.
A los 64 años, tiene otras cuentas pendientes. Por ejemplo, especializarse en el stand up. Se trata de un género en el que fue una suerte de precursora avant la lettre, tanto desde su banca como desde los estudios de TN. También pretende abrir un estudio jurídico. Recibida de abogada en la Universidad Nacional del Nordeste, Carrió fue fiscal de Estado en Chaco.
En las últimas semanas, contó que se había amigado con Mauricio Macri. Lo dijo después de revelar que se habían peleado. Mejor dicho, afirmó que ella estaba enojada con el expresidente. Las peleas y acercamientos de Carrió se concretan de una única forma: unilateral. En los próximos días, se viene otra reconciliación histórica hacia el interior de la coalición opositora. La de Carrió con Patricia Bullrich. Nuevamente, por voluntad de la dirigente de la CC.
En 2007, La Piba fue la jefa de campaña de Carrió, quien compitió con Cristina Kirchner por la presidencia. Pero después se distanciaron. Y en los últimos años Lilita cuestionó las posturas extremas de la exministra de Seguridad, incluso durante la presidencia de Macri. En 2018 dijo que a la ministra se le “va la mano” y que “viola los Derechos humanos fundamentales”. Concluyó: “Nosotros no vamos a ir al fascismo”. Se refería a una reglamentación permisiva del uso de armas de fuego por parte de las fuerzas de seguridad, dispuesta por Bullrich.
Días atrás hablaron por teléfono. Y ambas acordaron encontrarse a la brevedad. Con el espacio conducido por Emilio Monzó, en cambio, todavía no llegó el jubileo carrioísta. A la tribu liderada por el dirigente PRO-peronista le dedicó su verborragia tuitera el lunes pasado. No fue la única apuntada, pero sí la principal. “Jamás especulé, jamás especuló la Coalición Cívica, no somos de esa clase de personas. Jamás acepté un cargo, es más, perdí para que otros ganaran; mi única preocupación es el fraude interno y los recursos ilegales de la política y la decisión está condicionada, obviamente a que haya respaldo electoral, solo el pueblo decide estas cosas; pero mi decisión está tomada”, planteó respecto a su posible candidatura a diputada por la provincia.
En la catarata de tw agregó sin dar nombres propios: “Me río de los que creen que presiono, después de 20 años creen que soy igual a ellos. Jamás lo voy a ser”.
La autopostulación de Carrió no había sido consensuada con los referentes de Juntos por el Cambio: ni Macri, ni Horacio Rodríguez Larreta, ni María Eugenia Vidal, ni el radical Mario Negri. Sus socios electorales quedaron nuevamente a la zaga de su inmensa capacidad para mostrarse, llamar la atención y marcar agenda.
En caso de concretarse su candidatura, Lilita podría batir un récord: ser diputada electa por tres distritos, Chaco, la Capital y la provincia de Buenos Aires. Una caso que no registra antecedentes en los siglos XX y XXI. Recién a fines del siglo XIX se dieron situaciones semejantes. Con un plus: representó a tres partidos diferentes, como la UCR, el ARI y la Coalición Cívica.
Desde 1995 al 2000, Carrió fue diputada casi ininterrumpidamente. Apenas hizo una pausa entre 2003 y 2005. Ocupó cargos en 23 de los últimos 25 años. Y su intención es volver al Congreso a fin de año. En las elecciones para cargos ejecutivos nunca tuvo la misma suerte que para los legislativos. Una buena parte de la sociedad la prefiere para hacerle marca personal a los gobiernos, pero no para acceder a ese ámbito de toma de decisión.
Ella reflexionó sobre esa suerte de paradoja dentro de su trayectoria. Lo hizo el 8 de diciembre pasado, cuando presentó en el living de su casa un libro digital de 18 mil páginas. Lo tituló Mi legado político. El bodoque digital es una compilación de su trabajo parlamentario desde 1994 (cuando resultó electa convencional constituyente por Chaco) hasta 2020. Lilita estaba rodeada de los dirigentes actuales de su fuerza, hechos a su imagen y semejanza, más algunos invitados. La mayoría de los que la abandonaron o fueron expulsado de su espacio a lo largo de los últimos 15 años, como la exgobernadora Fabiana Ríos, Eduardo Macaluse o Marcela Rodríguez, decidieron no participar.
Con clima autocelebratorio y tono de stand up, Carrió se refirió al poder de fuego del partido que construyó y lidera. A punto de protagonizar una nueva vuelta a la escena que nunca termina de abandonar, Lilita advirtió: “Ejercemos el poder, quizás no desde un despacho oficial. Pero lo ejercemos, eh”.