La jueza federal María Eugenia Capuchetti procesó este jueves a Fernando Sabag Montiel y a Brenda Uliarte por homicidio calificado en grado de tentativa y dictó la prisión preventiva para ambos detenidos por el atentado a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, de acuerdo con el documento al que accedió elDiarioAR.
La magistrada ordenó además trabar embargos sobre los bienes de ambos por $100 millones y consideró que ambos son coautores del principal delito que se les imputa. Como agravantes del delito de homicidio en tentativa, Capuchetti consideró “el empleo de armas de fuego, alevosía y el concurso premeditado de dos o más personas”, lo cual podría agravar las penas de los acusados en juicio.
La jueza también procesó al hombre que apuntó y gatilló a centímetros de la cara de la expresidenta y a su novia, considerada principal cómplice del hecho, por otros delitos: autores del delito de “portación de arma de guerra sin la debida autorización legal en calidad de autor, receptación, a sabiendas de su procedencia ilegítima de un arma de fuego”, “acopio de municiones sin la debida autorización legal”, “tenencia ilegítima de DNI ajeno” y “falsificación de documento público” (este último, en calidad de partícipes necesarios), por la falsificación de los certificados de discapacidad a nombre de ambos que se hallaron en uno de los allanamientos al departamento que habitaban juntos.
La investigación determinó que el “plan criminal” para matar a la vicepresidenta comenzó el 22 de abril, según el escrito. Ese día, Uliarte “habría adquirido la pistola semiautomática, de acción simple, calibre 32 auto, marca Bersa, modelo Lusber 84, con la numeración 25037 en el lateral izquierdo del cañón, luego utilizada para cometer el hecho investigado”, según surge de las conversaciones en su teléfono celular peritado por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Es la primera vez que se informa que fue la acusada y no su cómplice quien adquirió la pistola utilizada en el atentado.
Uliarte le contó a un contacto identificado como “Serena” que había adquirido un arma de fuego: “Si tengo un fierro lo compre porque mi ex está jede” (sic). El mismo día también le informó esa circunstancia a otro contacto agendado como “Fran”, a quien le afirmó: “Tranqui no va a pasar nada… es mío el fierro” (sic). Así surge del escrito del procesamiento.
La pistola Bersa estaba registrada a nombre de un hombre fallecido que fue vecino de Sabag Montiel en el barrio de Paternal, según los registros del arma, pero hasta el momento no se ha precisado si fue robada a su dueño original o comprada.
Ambos acusados “actuaron con el determinado designio de causar la muerte” de Fernández de Kirchner, “de conformidad al previo plan ideado entre ambos”. “Dicho suceso no se vio concretado por razones ajenas a su voluntad y a partir de la inmediata reacción de las personas que estaban en el lugar”, sostuvo Capuchetti en el procesamiento.
En cuanto a la planificación, la jueza sostuvo que la “situación fue detalladamente estudiada por ambos para elegir el momento oportuno del ataque, a fin de poder lograr su cometido”, aseguró la magistrada, quien confirmó que el 27 de agosto último, “Sabag Montiel estaba en las inmediaciones del domicilio de la vicepresidenta observando sus movimientos con la intención de llevar a cabo el hecho, pero que en esa ocasión decidió no ejecutarlo por entender que no iba a poder acercarse lo suficiente a la víctima”.
“Luego de una detallada preparación, llegamos al día 1° de septiembre de 2022 donde sí encontraron la oportunidad de acercarse a la víctima, escondidos entre la gente para no ser advertidos por la custodia de Fernández de Kirchner”, escribió la jueza.
“Disimulado entre las personas, Sabag Montiel apuntó con el arma de fuego a corta distancia hacia el rostro de la nombrada, tirando de la cola del disparador y logrando accionar adecuadamente el mecanismo del disparo, sin detonación conforme se pudo advertir del análisis de audio del video aportado por la testigo que realizó la PSA”, afirmó en referencia a un video aportado por una de las testigos que la Policía de Seguridad Aeroportuaria peritó en detalle para intentar establecer si Sabag Montiel efectivamente gatilló con intención de que el proyectil fuera disparado.
“Ambos actuaron con el dolo homicida, siendo que aquel designio quedó en evidencia también en los mensajes que intercambiaron previo al hecho donde expresamente hicieron referencia a la voluntad de matar a Cristina Fernández de Kirchner”, aseveró Capuchetti.
Capuchetti afirmó que la existencia de un plan pudo ser confirmada por las conversaciones registradas en el teléfono celular de Uliarte y que los acusados “intercambiaban distintas alternativas evaluando la posibilidad de cada una de ellas y la que mejor asegure el resultado teniendo en cuenta los movimientos de la víctima y todo lo relativo a su custodia”.
“No puedo dejar de señalar que el modo en que se ejecutó la maniobra investigada refleja la existencia de una cogobernabilidad del hecho por parte de ambos imputados, en tanto la determinación del modo, tiempo y lugar de su ejecución estaba previamente establecida por ellos”, dijo la jueza sobre la coautoría del homicidio calificado en tentativa.
“Si bien fue Sabag Montiel quien utilizó el arma de fuego contra la víctima, lo cierto es que Uliarte también tuvo activa participación en la ejecución del hecho, en el cual estaba presente a escasos metros de lo ocurrido, brindando el apoyo logístico y moral para su realización”, agregó la jueza en el escrito.
ED