La Unión Cívica Radical (UCR), y fundamentalmente sus dos bloques en el Congreso, sufren cada día su rol de árbitro en las definiciones legislativas. Para los representantes del centenario partido no resulta cómodo estar a la vista de la opinión pública, porque sus eternas disputas internas quedan muy expuestas, y el espacio, lejos de fortalecerse, se debilita cada vez más.
El tratamiento de la ley ómnibus en la Cámara baja, el del mega-DNU en el Senado y la fallida sesión para abordar una reforma a la fórmula de movilidad jubilatoria dejaron en evidencia los fraccionamientos internos del radicalismo que las extensas y constantes reuniones de bloque no logran zanjar.
Esa es la realidad en los dos bloques parlamentarias, donde también hacen mella las opiniones de los cinco gobernadores propios, de la Juventud Radical y de intendentes con peso dentro del espacio.
“Estamos trabajando con objetivos comunes”, “las diferencias internas marcan el espíritu democrático del partido” y “se está avanzando en base al diálogo” son algunas de las frases hechas que repiten los actores ante los medios. Con los micrófonos apagados, reconocen las profundas diferencias.
El último capítulo fue la votación del DNU 70/2023 de Javier Milei en el Senado, donde el presidente del partido radical, Martín Lousteau, lo rechazó junto al fueguino Pablo Blanco. El marplatense Maximiliano Abad mutó su voto de negativo a abstención para mantener los buenos términos del acuerdo que tiene en territorio bonaerense con Evolución, el espacio que lidera el exprecandidato a jefe de Gobierno porteño de la ya fantasmal coalición Juntos por el Cambio.
Del otro lado quedaron 10 radicales que junto al eje oficialista que conforman el PRO, La Libertad Avanza y el histórico caudillo salteño Juan Carlos Romero, respaldaron el DNU, más allá de las advertencias de constitucionalistas referenciados en el partido sobre los posibles ribetes de inconstitucionalidad del mismo.
Los radicales, sin ponerse de acuerdo y sin quererlo, tienen poder de decisión
De cara al tratamiento en Diputados, quienes porotean los apoyos y los rechazos al DNU cuentan entre 110 y 115 votos duros, respectivamente. En ese escenario los 30 diputados restantes toman mayor valor a la hora de definir el tema, y la mayoría de ellos son radicales.
La radiografía actualizada a hoy da cuenta de que el bloque UCR de Diputados, con sus 34 integrantes, está dividido en al menos tres grupos bien diferenciados: 18 de ellos están apalancados en los gobernadores (sobre todo en el mendocino Alfredo Cornejo y el correntino Gustavo Valdés), que acompañan las políticas del oficialismo; 6 responden al líder partidario Lousteau y 5, con Facundo Manes como principal figura, se mueven más decididamente en contra de la mayoría de las iniciativas del oficialismo.
Oscilantes, aunque más cercano a este último grupo, hay otros cinco diputados, como el mendocino Julio Cobos el correntino Manuel Aguirre.
El primero de los grupos, con el jefe del bloque Rodrigo de Loredo y los mendocinos al frente, se mostró siempre dispuesto a facilitarle las cosas a La Libertad Avanza. Lo hizo con denodados esfuerzos para que se aprobara la ley ómnibus y negándose, hace una semana, a dar quórum para una sesión en la que el grueso del arco opositor buscó apurar al oficialismo en la agenda parlamentaria a partir de la propuesta de debatir la fórmula de movilidad jubilatoria.
A la oposición, le faltaron 10 diputados sentados para el quórum (129), por lo que las casi 30 ausencias radicales fueron claves. El gesto fue correspondido: este miércoles el mendocino Lisandro Nieri, del cornejismo, asumió como presidente de la estratégica comisión de Legislación Laboral, que históricamente estuvo en manos de los oficialismos y que tendrá a su cargo el debate de la reforma que el gobierno libertario impulsa en la materia (nada menos).
El bloque radical, más precisamente el sector de Lousteau, ya había recibido otra buena señal la semana pasada cuando el oficialismo decidió que la comisión de Previsión quedara en manos de la cordobesa Gabriela Brower de Koenig. Igualmente el gesto no alcanzaría para que los seis integrantes de la facción interna Evolución dejen en off side a su jefe en relación con voto sobre el DNU.
Sobre la “ley ómnibus 2”, próxima a ingresar a la Cámara baja, el bloque radical esta menos disperso, teniendo en cuenta que se trataría de un texto mucho más acotado que el de la primera versión, aunque algunos matices podrían quedar a la vista en capítulos puntuales como el de privatizaciones o el previsional.
“Existen tres sub-bloques no reconocidos públicamente dentro de los que es la UCR en Diputados”, admitió un histórico correligionario que vio pasar más de 15 gestiones; mientras grafica como vigente “la noche del 5 de diciembre, donde tuvo dos presidentes”, según los comunicados que esa madrugada difundieron desde las oficinas de Manes y de De Loredo, atribuyéndose tal condición.
La cuestión se zanjó un día después con un comunicado de unidad. A la vista de los resultados, fue sólo eso: un comunicado.
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