No es un 24 de marzo más. No es una conmemoración típica del Día de la Memoria. No es una jornada solo para repudiar los delitos de lesa humanidad cometidos por la dictadura cívico-militar. Las consignas del Nunca Más, fueron 30 mil detenidos-desaparecidos, y Memoria, Verdad y Justicia en la masiva manifestación que se espera hoy hacia la Plaza de Mayo –y en plazas de todo el país– tendrán como destinatario principal a un Gobierno que, por primera vez en 40 años de democracia, hace explícita su reivindicación a la represión ilegal encabezada por las Fuerzas Armadas, en medio de un fuerte ajuste económico y de creciente crisis social.
Organismos de derechos humanos, centrales obreras y sindicatos, movimientos sociales, banderas peronistas y de izquierda, organizaciones de la sociedad civil y también un sinnúmero de independientes, coincidirán este domingo en las distintas marchas organizadas para recordar con espíritu crítico el golpe de Estado de 1976.
El epicentro en Capital Federal serán las inmediaciones de la Casa Rosada, donde confluirá en un primer momento la concentración encabezada por Abuelas y Madres-Línea Fundadora y la agrupación H.I.J.O.S. convocan para el mediodía desde el cruce de Avenida de Mayo y la calle Piedras, en el microcentro porteño. En paralelo, la CGT marchará por Diagonal Norte y el gremio de la economía popular UTEP, por Diagonal Sur. También la agrupación kirchnerista La Cámpora realizará su histórica caminata desde la exESMA.
Para las 16 está previsto el acto del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, luego de que fueran infructuosas las conversaciones para realizar una actividad unificada con los organismos de derechos humanos. El documento de la izquierda se prevé más combativo; además de repudiar el accionar del golpe habrá una “crítica frontal a la política negacionista de Milei y Villarruel”, así como un reclamo a la CGT para lanzar un nuevo paro nacional, supo elDiarioAR.
Una semana de revival a los 70
Este 24M es el corolario de una semana en la que la cuestión de los setenta tuvo a nivel público un revival de características preocupantes. El jueves temprano H.I.J.O.S. denunció que una militante fue golpeada y abusada en su domicilio por dos hombres encapuchados que, al darse a la fuga, pintaron en una pared de su casa la marca libertaria “VLLC” (Viva la libertad, carajo). “El Gobierno habilita el terror y la crueldad”, denunció la joven atacada, de quien se resguarda su identidad, en una entrevista con Página/12. Allí relató que la amenazaron de muerte “por hablar” y que de su domicilio solo se llevaron una carpeta con material de la agrupación.
El atentado generó un tibio repudio del Gobierno, con expresiones que se limitaron a exigir a la Justicia que investigue el episodio. De hecho el mismo jueves la gestión libertaria profundizó su avanzada represiva: los ministros de Seguridad, Patricia Bullrich, y de Defensa, Luis Petri, anunciaron un paquete de leyes que abarca la criminalización de la protesta social con duras penas para los organizadores de piquetes. Pero el dato sobresaliente fue la intención oficial de que los militares vuelvan a tener injerencia en la seguridad interior a través de una reforma a la normativa que pone un coto a las actuaciones de las FFAA. La idea inesperadamente abrió una nueva cuña entre Javier Milei y la vice Victoria Villarruel, defensora de los militares enjuiciados por delitos de lesa humanidad.
A esos actos se sumaron en los últimos días otros muy variados, pero con inevitable conexión. Se supo que el ajuste en la administración pública pone en peligro el funcionamiento de los espacios de memoria. Estela de Carlotto denunció públicamente que su teléfono particular está intervenido. Falleció el exjefe de Montoneros Roberto Perdía. Y, en medio de rumores de que el Gobierno beneficiaría con la prisión domiciliaria a militares condenados, la Cámara Federal de Casación confirmó en un fallo contra represores que el indulto no es compatible en casos de delitos de lesa humanidad. Con todo, para hoy se espera que el Gobierno difunda un video filmado dentro de la Casa Rosada con su propia versión sobre los 70.
Nunca Más
“Nosotros tenemos que cambiar el sistema de nuestro país. Sin violencia, pero con la oposición necesaria”, convocó para hoy la titular de Abuelas. En la entrevista con la radio FM Delta que tuvo que interrumpir por los constantes sonidos, Carlotto denunció: “Tengo intervenido el teléfono, no sé qué pasa. Están escuchando y no les conviene que hable. No me importa. Nuestra presencia y nuestro trabajo es en paz”.
“Milei y Villarruel buscan avanzar en su plan de impunidad, niegan el genocidio y justifican los crímenes aberrantes de la dictadura. Por eso este domingo vamos a marchar como siempre lo hemos hecho: denunciando que son 30.000 y fue un genocidio”, consideró en la previa al 24M la diputada del FIT Myriam Bregman, también abogada querellante en causas de delito de lesa humanidad.
El Presidente hizo campaña electoral subido a la tesis de Villarruel de que en los setenta hubo “una guerra” y que las Fuerzas Armadas cometieron “excesos”. Llegó a decirlo durante el primer debate presidencial luego de las PASO de agosto. Ya en el poder, cuando a principios de mes dio inauguró el ciclo lectivo en el colegio Cardenal Copello donde cursó sus estudios, Milei dijo que lo ocurrido entre 1976 y 1983 fue “interpretado y reinterpretado”.
Milei busca así poner en jaque un consenso generalizado de repudio cerrado a la dictadura que, con matices y luces y sombras entre los distintos gobiernos, perduró en estos 40 años de democracia. Por eso no se trata de un 24 de marzo más. Es un Día de la Memoria especial, ante el desafío de que no se doblegue el reclamo de Nunca Más, fueron 30 mil detenidos-desaparecidos, y Memoria, Verdad y Justicia.
MC/MG