A tres días para que se vote el proyecto de acuerdo con el FMI, el desenlace en Diputados sigue abierto. La principal resistencia se ubica en los extremos de ambas coaliciones. El camporismo y el macrismo recelan en espejo el proyecto impulsado por el ministro Martín Guzmán. Si bien ningún diputado quiere que la Argentina entre en default, tanto la tribu cristinista como la mauricista objetan la letra del arreglo.
En el Frente de Todos, cuatro diputados vinculados a La Cámpora se corrieron de las comisiones que resultarán clave para asegurar un dictamen de mayoría, antes del tratamiento de la ley en el recinto. Se trata de los legisladores Itai Hagman, del Frente Patria Grande conducido por Juan Grabois; los camporistas Marcos Cleri, de Santa Fe, y el salteño Emiliano Estrada; más el bancario Sergio Palazzo.
Los cuatro integraban la comisión Presupuesto y Hacienda que preside Carlos Heller. La firma de los cuatro diputados, cercanos ideológicamente a Cristina Kirchner, iba a ser decisiva para conseguir el dictámen de comisión que antecede a la votación del proyecto. Contar con un respaldo mayoritario en el plenario de las comisiones de Presupuesto y Hacienda, más la de Finanzas, es imprescindible para el gobierno. Y el poroteo previo pintaba más que ajustado. Sobre todo porque Hagman, Cleri, Estrada y Palazzo se debaten entre la abstención y el voto en contra del arreglo con el Fondo Monetario. Por eso el Frente de Todos resolvió hacer un enroque y sacarlos de la comisión de Presupuesto.
¿Se fueron ellos por su cuenta o los corrieron? “Fue 100 por ciento acordado. Nos corrimos los `disidentes´ para no obstruir el dictamen. Así mostramos que nuestra política no es bloquear el proyecto”, revela uno de los frentetodistas que repudian la negociación alcanzada por Guzmán. Los reemplazaron cuatro legisladores que respaldan el acuerdo: María Carolina Moises, Carlos Gutierrez, Mónica Litza y Pamela Caleri.
Este lunes a la tarde empezó el debate en Presupuesto y Finanzas de la Cámara de Diputados. Los expositores centrales fueron el jefe de Gabinete Juan Manzur y el ministro Martín Guzmán.
El plenario que analizará el proyecto de la deuda cuenta con 39 bancas del Frente de Todos. De JxC, hay 38: 20 son del Pro, 12 de la UCR, tres del espacio Evolución, conducido por Martín Lousteau, y tres de la Coalición Cívica. Ante ese clima casi empatado, tres firmas no alineadas serán determinantes. ¿Cuáles? Dos, del interbloque Federal: la del lavagnista bonaerense Alejandro “Topo” Rodríguez y la del cordobés Ignacio García Aresca, leal al gobernador de su provincia Juan Schiaretti. Ambos diputados adelantaron que darán quórum. El schiarettista también anticipó que se abstendrán, una vez que el proyecto llegue al recinto. Pero todavía no definieron qué postura adoptarán el miércoles o jueves, cuando deban dar su opinión sobre el dictamen. Ambos votarán en la misma línea, en el sentido que sea.
Durante la exposición de Guzmán, el “Topo” Rodríguez le preguntó al ministro si “está en condiciones de comprometerse a que los fondos especulativos que vinieron a hacer carry trade no volverán a recibir bonos en dólares, a cambio de sus tenencias en moneda nacional, en el marco de este eventual acuerdo con el FMI”. Se trató de una consulta técnica, pero importante para que el lavagnista resuelva su voto a favor o en contra.
¿Rodríguez quedó satisfecho con la explicación de Guzmán? “Me dijo que hoy no está previsto volver a darle un bono en dólares a los fondos especulativos extranjeros que vinieron durante el gobierno de Macri. No lo descartó, sólo sostuvo que hoy no está previsto”, le explica el diputado lavagnista a elDiarioAr. En concretísimo, Rodríguez no quedó conforme con el argumento del ministro de Economía. Este martes, Sergio Massa convocó al “Topo” y al resto de los presidentes de bloque para tratar de convencerlos.
El tercer no alineado con el FdT ni JxC milita en el interbloque Provincias Unidas. Se trata del misionero Diego Sartori, inclinado a respaldar el proyecto del oficialismo.
En el otro rincón, los jefes de Juntos por el Cambio intentan mantener una postura unificada. Al momento, el costo de esa unidad es caminar en bloque a la velocidad que impone el PRO. Un ritmo cargado de críticas contra el plan del oficialismo. “Hoy estamos con la UCR en una posición más cercana y proclive a evitar el default. El PRO está viendo”, comenta un diputado lilito de la Coalición Cívica.
Este lunes, el partido amarillo le mostró los dientes a Guzmán y Heller. El diputado santafesino Luciano Laspina los acusó de dejar “tarea para el hogar”. Un eufemismo para referirse al ajuste que Laspina juzga inevitable. ¿A qué se refería específicamente el representante del PRO? A que “después la va a tener que hacer algún gobierno que de manera patriótica asuma la resolución verdadera de los problemas de la Argentina y no la retórica sanatera de pasarle la pelota al próximo gobierno para que le estalle como ya lo hicieron muchas veces”.
Expresidente de la Comisión de Presupuesto, Laspina es otro de los economistas amarillos que está preparando un programa para el 2023. Carlos Heller lo instó al orden: â“Diputado, usted está llamando al diálogo. Le pido que modere el lenguaje y no use adjetivos”, le solicitó.
De las fuerzas que integran JxC, el macrismo es la más reactiva a facilitarle el camino al gobierno. El martes pasado, la cúpula amarilla realizó un scrum en la casa de Macri. En Acassuso, con Macri de anfitrión, más Horacio Rodríguez Larreta, Diego Santilli, Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal de invitados, hubo un consenso en la jefatura del PRO. El principal punto de coincidencia fue que el arreglo con el FMI es demasiado liviano y que sólo apunta a que el oficialismo gane tiempo hasta después de las elecciones presidenciales de 2023. “Las reformas quedan para el próximo gobierno. Nada de lo negociado va a generar inversiones, trabajo ni racionalidad en el sistema previsional”, se quejó uno de los asistentes.
Se trata del malestar ideológico inverso que el acuerdo le genera a Máximo Kirchner. Si al jefe de La Cámpora lo pautado entre Martín Guzmán y el Fondo le parece un ajuste inaceptable, a Macri le resulta insuficiente. “El acuerdo es pésimo y deja una bomba de tiempo”, afirmó Macri ante los suyos, en el mitin de Acassuso.
Dentro de la alianza opositora, el pliego de condiciones es que el gobierno cambie la redacción de la ley. Pretende que el proyecto se vuelva un aval genérico para que el gobierno acceda a una refinanciación. Eso implica omitir los detalles incluidos en los anexos, que los cambiemitas consideran como un programa económico.
AF