Horacio Verbitsky puso este viernes la piedra fundamental para que un escándalo de proporciones estallara frente a las narices del presidente Alberto Fernández y tuviera como correlato inmediato el despido de Ginés González García al frente del Ministerio de Salud de la Nación. En realidad, el puntapié inicial de la bomba que estalló en el seno del Frente de Todos lo dio el propio exministro, al permitir que amigos personales, funcionarios y políticos accedieran a la vacuna Sputnik V haciendo gala de privilegios especiales, mientras buena parte de la población (esencial, de riesgo o general) espera su turno con recelo, ante la ausencia de dosis suficientes.
En una de sus habituales columnas de El Destape Radio, Verbitsky contó cómo había recibido la vacuna. Desde ese instante, una catarata imparable de consecuencias sacudió al Gobierno de Fernández. La condena de la oposición -y en general- fue contundente y hasta el propio dueño del medio donde habló, Roberto Navarro, decidió no contar más con los servicios de su columnista estrella. Hay denuncias e investigaciones en marcha, con daños incalculables por el momento.
Este domingo, el periodista hizo su descargo en el medio que comanda, El Cohete a la Luna. En su columna titulada “Vacunados”, Verbitsky ensayó un pedido de disculpas frente al “ejercicio de un privilegio”. En su texto, además, asegura que haberse vacunado de esa forma, “debilita mi reclamo de un trato igualitario y de cuidado especial a los más vulnerables. Lo más decente que se me ocurre es reconocerlo y pedir perdón”.
En cuanto a las versiones y teorías que abundaron desde el viernes sobre sus dichos, si se trató de una “operación” política desestabilizadora fríamente calculada o de un acto ingenuo, o quizás un descuido, el periodista argumentó: “Habrá quienes duden, porque a lo largo de tantos años se fue estructurando un estereotipo sobre mí que excluye actos ingenuos o simplemente estúpidos. Se presume que siempre actúo en forma racional y se buscan motivaciones ocultas, que en este caso han llegado a extremos delirantes, como que fue un regalo de cumpleaños a Cristina, para que el gobierno se desembarazara de Ginés”.
Verbitsky también dijo “entender” la decisión de Alberto Fernández de pedir a González García que abandone su cargo, pero aclaró que “deplora” su salida del Gobierno, recomienda “leer su carta de renuncia” y critica la gestión de los “cuatro años de neoliberalismo” de Mauricio Macri.
El texto completo de la columna de Horacio Verbitsky:
“Debo explicaciones a todos los lectores del Cohete y a quienes siguen mi trabajo y mi militancia desde hace mucho tiempo. Mi vacunación en el Ministerio de Salud fue un error grave, del que me arrepiento, y por el que pido disculpas. Asumo sin excusas la parte que me toca y acepto todas las críticas recibidas, así como agradezco las tan numerosas comunicaciones de solidaridad y afecto. Si lo hice y, sobre todo, si luego lo conté sin que nadie me lo preguntara, es porque no advertí que fuera algo incorrecto, el ejercicio de un privilegio.
Habrá quienes duden, porque a lo largo de tantos años se fue estructurando un estereotipo sobre mí que excluye actos ingenuos o simplemente estúpidos. Se presume que siempre actúo en forma racional y se buscan motivaciones ocultas, que en este caso han llegado a extremos delirantes, como que fue un regalo de cumpleaños a Cristina, para que el gobierno se desembarazara de Ginés.
Entiendo el pedido de renuncia que le formuló Alberto, deploro su salida del gobierno y recomiendo leer su carta de despedida. Allí, además de trazar un balance de su gestión, luego del desastre de los cuatro años del neoliberalismo, el ex ministro dice que las personas vacunadas en el Ministerio “pertenecen a los grupos incluidos dentro de la población objetivo de la campaña vigente”. Es lo mismo que me dijo cuando, alarmado ante el noveno contagio en mi familia, que abarcó desde septuagenarios hasta bebés de un año, y con una víctima fatal luego de semanas de sufrimiento, lo consulté sobre si me correspondía. Me dijo que sí y que debía hacerlo en el Hospital Posadas, uno de los tres nacionales, que depende del Ministerio. Días después obtuve el turno.
Pero horas antes, desde la secretaría privada del ministro me indicaron que un equipo ambulante del hospital lo haría en el propio Ministerio. No debí haberlo consentido.
Amigos bien intencionados me sugieren respuestas polémicas sobre los privilegiados que denuncian privilegios, la pésima gestión de la Ciudad Autónoma frente a la pandemia y la vacunación, donde no hay un cronograma y se abren las escuelas sin las condiciones mínimas. También me envían memes simpáticos y frases certeras de Arturo Jauretche.
Todo eso es cierto y mi ex, que tiene más de 70 y es médica, nunca consiguió registrarse ni en los teléfonos ni en la web de la CABA.
Pero nada de eso me justifica. Por el contrario, debilita mi reclamo de un trato igualitario y de cuidado especial a los más vulnerables. Lo más decente que se me ocurre es reconocerlo y pedir perdón.
El único consuelo es constatar cuánta gente digna y pura nos rodea y no nos habíamos dado cuenta“.
IG