Cada 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental, jornada en la que se busca resaltar la importancia de la educación como generadora de conciencia sobre el cuidado del ambiente.
“Durante muchos años se vio al medio ambiente como una fuente inagotable de recursos, pero hoy en día se reconoce que existe un delicado equilibrio entre el entorno y el hombre es por eso que urge la necesidad de concientizar desde la escolaridad inicial el compromiso y aprendizaje en todo lo relacionado a la preservación y cuidado del ambiente en todos sus aspectos”, contextualiza el Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (CIPDH-UNESCO).
Algunas de las consecuencias a las que se enfrenta a diario la sociedad y que afectan a todos los ecosistemas son las grandes sequías, las lluvias torrenciales, los deslaves y la falta de alimentos.
La efeméride tiene su origen en 1975, cuando se celebró en Belgrado, República de Serbia, el Seminario Internacional de Educación Ambiental. Allí participaron expertos de más de 70 países, que establecieron los principios de la Educación Ambiental en el marco de los programas de las Naciones Unidas, explica la Asociación Toxicológica Argentina.
Como resultado, tres años después se firmó un acuerdo entre países, la “Carta de Belgrado: un marco general para la educación ambiental”, que estableció metas ambientales, así como objetivos, metas y principios de su educación, señala el Ministerio de Capital Humano.
El propósito de la jornada, señala Fundación Vida Silvestre Argentina, “es identificar las interacciones entre el ambiente y la sociedad, buscando fomentar una relación armoniosa entre las actividades humanas y la naturaleza, impulsando así el desarrollo sustentable para asegurar la calidad de vida de las generaciones actuales y futuras”.