La investigadora argentina Pilar Fernández fue nombrada miembro del Comité Editorial de la prestigiosa revista científica PLOS Global Public Health, lo que consideró un ejemplo de que son “cada vez más necesarias las miradas multiculturales para analizar la salud global”.
“La designación es un reconocimiento muy importante desde lo personal, pero creo que también para la ciencia en Latinoamérica en general, ya que antes de hacer mi postdoctorado en Estados Unidos hice toda mi carrera en Argentina y mi doctorado con una beca del Conicet”, dijo Fernández en una entrevista para Télam-Confiar hecha por Celina Abud.
La investigadora explicó que su trabajo como editora será “modular la revisión de pares”. “Creo que mi incorporación y la de colegas de diferentes partes del mundo es una forma de repensar cómo se hace la ciencia, en no aplicar solo las perspectivas del llamado 'norte global'”.
La 'revisión de pares' es un proceso al cual se someten los trabajos científicos antes de ser publicados en las revistas por el que otras y otros investigadores evalúan aspectos técnicos, éticos o de originalidad.
“Creo que PLOS está abriendo la cancha al decir que se necesitan otras perspectivas, no sólo desde Latinoamérica, sino también de África y del Sudeste asiático, para incorporarlas en la edición de artículos científicos”, sostuvo Fernández que se convirtió en la segunda mujer argentina en integrar ese comité luego de la bioestadista de datos Laura Ación.
Tras haber pasado por diferentes sistemas científicos, la experta aseguró que, si bien existen desafíos, se siente “muy orgullosa de cómo están representadas las mujeres en la ciencia argentina, ya que está más extendida que en otros países, donde a las investigadoras les cuesta más llegar a posiciones jerárquicas”.
Su área de investigación, la ecología de las enfermedades y las zoonosis, cobró especial interés tras la pandemia de Covid-19, provocada por un virus que hizo “el salto” de los reservorios animales a la transmisión humana.
“Antes, cuando yo hablaba de una enfermedad zoonótica, se veía más como algo abstracto. El público general sabía que era algo que pasaba, pero no con las consecuencias que podía llegar a tener”, indicó Fernández, quien se desempeña como profesora asistente de la Escuela de Salud Global de la Universidad Estatal de Washington.
Asimismo, indicó que “si bien nadie puede predecir qué nueva enfermedad va a surgir, la pandemia de SARS- CoV-2 no nos tomó completamente por sorpresa a quienes trabajamos en ecología de enfermedades porque sabíamos que en las últimas décadas aumentó la posibilidad del salto a humanos de virus que circulan hace años en reservorios silvestres (como murciélagos y roedores) por el cambio climático, pero también por el uso de la tierra y la forma en que cómo los humanos avanzan sobre ambientes naturales”.
Sin embargo, aceptó que “sí nos sorprendió la dimensión que tomó la pandemia y cómo reaccionó la comunidad global frente a este gran desafío”.
“Creo que uno de los grandes desafíos en salud global es hacer entender que las enfermedades que impactan una región también tienen potenciales implicancias a nivel global al vivir en un mundo interconectado”, completó.
“Mpox (viruela del mono) también nos mostró eso, no es una enfermedad nueva y ha habido brotes endémicos recurrentes en ciertas áreas de África; pero lo que fue nuevo de este último brote fue su expansión en otros territorios”, concluyó.
Con información de Télam.
IG