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Rebrote de casos: los datos que preocupan a Alberto Fernández y un “botón rojo” casi intocable

Alberto Fernández
24 de diciembre de 2020 07:24 h

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Todo a la vacuna: con un margen ínfimo para restringir actividades, que por ahora se reduce a correcciones mínimas, Alberto Fernández apuesta todo a la Sputnik V, la vacuna rusa que llega este jueves al país y que, sino aparecen inconvenientes de logística, a más tardar el lunes comenzará a aplicarse, en simultáneo, en todas las provincias.

Fernández sabe y lamenta que se hayan relajados los hábitos de cuidado y los controles, repasa alertas sobre tumultos y aglomeraciones, y a pesar de que detecta puntos críticos, como la gastronomía, reconoce con resignación que resultaría impracticable una restricción dura como la de meses atrás.

El “botón rojo” -aquella figura que el presidente invocó como atajo de reacción inmediata y extrema frente a una potencial crisis-, hoy parece intocable.

En Casa Rosada lo reconocen. La hipótesis de regresar a una semi cuarentena todavía no parece necesaria -el sistema sanitario está holgado-, pero sería de difícil cumplimiento. Ocurre en otros dominios. En Inglaterra, Boris Johnson tuvo que recurrir a las Fuerzas Armadas para controlar que se cumpla el confinamiento frente a la aparición de una cepa más contagiosa.

En diez días, el clima del gobierno en torno al Covid-19 cambió dramáticamente. Luego de semanas de baja constante, la curva de casos primero se estabilizó y luego rebotó rápido. Los números muestran que el indicador de contagios diarios es similar al de hace un mes.

Fue a fines de noviembre que se desactivó el “aislamiento” en todo el país. La semana pasada, mediante una Decisión Administrativa de la Jefatura de Gabinete, se autorizó al personal doméstico a utilizar el transporte público.

La medida coincidió con un relajamiento general. Se notó en la cantidad de pasajeros. En promedio, durante el lunes y el martes de esta semana circularon 2.214.179 personas en los trenes, subtes y colectivos del AMBA. La cifra es casi calcada a la de la semana previa a la cuarentena dura, que comenzó el 20 de marzo.

Es, todavía, algo más de la mitad de los 4,2 millones que usaron la red de transporte antes de la suspensión de clases. Este último dato se explica porque el sistema educativo -de prescolar a universitario- involucra a 16 millones de personas en todo el país, de los cuales unos 4 millones están en el AMBA.

Sin clases y con licencia para mayores de 60 años, el uso del transporte público se redujo en 2 millones de pasajeros diarios. El transporte suele ser invocado como vector de contagio de enfermedades respiratorios.

La semana pasada, luego de un alerta en CABA, la preocupación se mudó al conurbano y se instaló en la cima del gobierno. En la Provincia, los planes de flexibilización sufrieron un parate. Axel Kicillof planificó, por la explosión de fiestas clandestinas, un “protocolo de nocturnidad” para tratar de ordenar ese frente que presentó esta semana y 24 horas después desactivó.

Los datos que leen en Casa Rosada, sobre informes que gira el Ministerio de Salud, justifican el temor. Los 8.586 casos que el miércoles se informaron a nivel país empardan el score del 20 de noviembre, hace 33 días. Sin que la comparación se entienda como un pronóstico de lo que vendrá, ese valor se registró 35 días después del récord de casos en el país, que fue el 16 de octubre con 18.178 casos informados.

El subibaja refleja la velocidad. Hace dos semanas, el 8 de diciembre, se registró la media de 7 días más baja desde la crisis. Fueron 4.509 casos.

Detalle: el indicador medio de los últimos 7 días se utiliza para definir las tendencias más allá de los saltos estadísticos que se producen los fines de semana, cuando se testea menos. De hecho, fue un domingo, el 6 de diciembre, cuando el informe nacional presentó el número más bajo desde el rojo de la primera ola: ese día, se informaron 2.095 casos.

Traducción: la tendencia a la baja duró casi dos meses y rebotó. Nada indica, coinciden en Nación y en Provincia, que no siga en alza al menos durante los próximos días.

La experiencia europea se mudó antes de lo previsto a Brasil. El país vecino, a mediados de este mes, tuvo el récord de toda la pandemia con 70.574 casos informados en 24 horas. ·El último lunes registró casi mil muertes y se acerca a las 200 mil. El dato modificó los planes del Gobierno argentino. El pronóstico fue: la segunda ola es inevitable y quizás llegue antes de febrero.

Las Fiestas pueden ser también un vector que dispare los contagios. En estos días, la Nación confirmó el permiso para que los encuentros de fin de año puedan ser de hasta 20 personas.

La lectura que el consultor Martín Barrionuevo hace a diario desde su cuenta de Twitter, @mmbarrionuevo, aporta otro elemento de alerta: salvo en el NOA, en el resto de las regiones la media de casos de los últimos 7 días está en crecimiento o estabilizada con tendencia a subir.

Dos registros sirven como indicios adicionales. Los 712 casos que se registraron este martes en CABA, muestran los niveles de contagios que en Capital se informaron a mediados de octubre cuando se daba el récord nacional de más de 18 mil casos.

En la Provincia, con los matices que presenta conurbano e interior, los 3.467 del miércoles son similares al informe del 10 de noviembre, 50 días atrás. En Buenos Aires, el récord fue en agosto con 6.963 casos informados en 24 horas.

Frente al rebrote, el Gobierno resolvió cerrar las fronteras a los turistas a partir de la medianoche del 25. Sirve para frenar potenciales contagios externos, en particular con la nueva cepa, pero no impacta sobre la dinámica local.

PI

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