Encuentros por videollamada, algunas comidas o cenas pero con pocas personas y cuarentenas antes de las fechas señaladas. Seis epidemiólogos y expertos en salud pública cuentan qué van a hacer durante las atípicas Navidades que se aproximan y que la pandemia de coronavirus obliga a que sean diferentes. Todos renunciarán a planes, visitas o reuniones que eran comunes otros años y extremarán las medidas de precaución que llevan poniendo en práctica desde el principio. Que no serán unas fiestas normales es algo de lo que es consciente la población desde hace semanas, pero los que más saben e investigan el virus pueden ser un buen ejemplo a seguir para pasarlas con la mayor seguridad posible.
Según una encuesta que realizó el New York Times a 625 epidemiólogos sobre el Día de Acción de Gracias y la época navideña, serán preponderantes las celebraciones con convivientes, y como mucho, alguna otra persona más. “Es duro, pero este año es así. No tiene sentido asumir riesgos, hay que ser prudentes” apunta Daniel López-Acuña, exdirector de Acción Sanitaria de la OMS. La pandemia se ha acelerado en Europa por el aumento de casos y la nueva variante detectada en Reino Unido, y en España la incidencia está al alza desde hace semanas y ya supera los 250 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días. Una tendencia que, de seguir así, podría implicar el endurecimiento de las medidas por parte de las comunidades, que en los últimos días ya han reforzado algunas limitaciones.
Reuniones cortas y cuarentenas previas
La mayoría de los epidemiólogos consultados se quedan en casa. A pesar de que personas con las que solían pasar estas fiestas viven en otros sitios, no viajarán. Y los que sí, lo harán tras reducir sus contactos y con el objetivo de paliar la soledad de familiares. Fernando García, portavoz de la Asociación Madrileña de Salud Pública, preveía ir a ver a su hermana a otra ciudad, pero finalmente ha renunciado a ello. “Ya tendremos ocasión más adelante”, dice. Andrea Burón, miembro de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), se desplazará a otra comunidad para estar con sus padres, con los que pasará unos días “en nuestra burbuja de Navidad”. Para hacerlo, ha estado algo más de diez días en cuarentena. Sobre las pruebas diagnósticas que han generado largas colas en varias ciudades, opina que puede ser “una precaución”, pero “lo verdaderamente importante es disminuir el riesgo de transmisión previamente”.
Todos han renunciado a alguna de las comidas o cenas típicas en estas fiestas (Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo y Reyes). Las que sí celebrarán las harán fundamentalmente con convivientes, o como mucho, alguna otra persona más, pero habitual en su círculo. En general, no sobrepasarán los cuatro comensales. Pedro Gullón, autor de Epidemiocracia e investigador de la Universidad de Alcalá de Henares (UHA), cenará con su familia solo el 24 y serán cuatro: “Soy el único no conviviente que va a ir y he tomado precauciones antes; desde el día 14 no he visto a nadie”, explica. Además, no harán “como otras veces que nos quedamos hablando o jugando a juegos” con el objetivo de que la reunión sea lo más corta posible y evitar así un mayor tiempo de exposición.
Usama Bilal, investigador asturiano de la Drexel University (Philadelphia), no vendrá a España “por no considerarlo seguro” con la situación actual y hará una cena con un par de amigos con los que ha hecho “una burbuja”. Todos llevan más de dos semanas en aislamiento. López-Acuña pasará las fiestas en su casa de Gijón, lejos de sus hijos y prácticamente aislado, como ha hecho hasta ahora. “Trabajo desde casa y solo salgo al supermercado y farmacia. Con mis hijos y amigos ya hemos dicho que haremos videollamadas”, dice. Es la opción de la mayor parte de los especialistas. También Elena Martínez, presidenta de la Sociedad Española de Epidemiología, se reunirá solo con convivientes. “Normalmente cenamos entre 10 y 15 familiares. Este año intentaremos verlos a través de videoconferencia para intentar compartir con ellos aunque sea en la distancia”, señala.
Un protocolo de actuación para las comidas
¿Y durante las comidas o cenas? Quienes se reúnen con personas con las que no conviven tienen muy presente el uso de mascarilla cuando no se está comiendo ni bebiendo, la distancia, el lavado de manos o la ventilación. En vez de los nueve habituales, este año la cena de Nochebuena de García será de tres personas, que se juntarán “en una sala amplia” y en función del tiempo tendrán “la ventana abierta todo el rato o la abriremos con frecuencia”. Seguirán un protocolo de actuación que él mismo ha elaborado y que ha enviado a familiares y amigos. Entre las medidas, más allá de las más repetidas, está evitar el contacto físico (abrazos, besos e incluso el saludo con el codo), procurar tener toallas limpias en el baño para visitantes, no compartir comida ni utensilios y que siempre sirva y recoja la misma persona, que los visitantes no entren en la cocina o procurar no hablar alto y reducir los ruidos (música, televisión...) para evitar subir el tono de voz.
Los expertos priorizarán todo lo posible los exteriores. Bilal ya lo hizo en Acción de Gracias, cuando cenó al aire libre. Ahora se reunirá con distancia y en una sala “bien ventilada” debido a las bajas temperaturas. García quizá sustituya la comida de Navidad en casa por una “al aire libre, a modo de pícnic, en donde cada uno lleve su comida y mantengamos la distancia de seguridad”. El exterior es la apuesta también para los encuentros, de hacerlos, con amigos o amigas. En vez de las típicas y largas comidas o cenas navideñas, hay quien, como García, es posible que quede para dar un paseo por la sierra de Madrid. Burón, “si cuadra”, verá a una amiga “para pasear en el exterior, con mascarilla y distancias”. Martínez, que todos los años se reúne con un grupo de amigas del colegio, hará esta vez un encuentro “virtual, a través de la pantalla y cada una en su casa”.
La mayoría no verá a personas mayores, y quien sí, extremará las medidas de precaución. Ya se vayan a desplazar o no, y a pesar de que, conscientes del riesgo, los epidemiólogos suelen haber reducido mucho ya sus contactos sociales desde el principio de la pandemia, están haciendo cuarentenas antes de la Navidad. Rehúyen, además, las aglomeraciones o eventos, a los que en general descartan acudir. García quizás vaya con sus nietos a ver una exposición al aire libre. Con todo, “a día de hoy, todos los planes son provisionales, porque todavía se pueden imponer medidas más restrictivas que nos obliguen a cambiar lo que tengamos previsto”, advierte el epidemiólogo.