Montaron un sofisticado escenario sobre la Avenida 9 de Julio al que se subieron los pastores más reconocidos del país y por el que, a lo largo de la tarde, desfilaron cantantes, grupos evangélicos de todos los ritmos musicales posibles y líderes comunitarios que invitaban a orar. Un acto que se pareció bastante a un recital, con animadores alegres, pantallas gigantes, canciones pegadizas.
El 4 de agosto de 2018, después del revés que supuso para estos grupos la media sanción en Diputados del proyecto de ley para la interrupción voluntaria del embarazo, las iglesias evangélicas mostraron toda su capacidad de convocatoria y despliegue con un acto multitudinario en el corazón del centro porteño teñido de celeste. Fue una postal de lo que vendría: cinco días después, la Cámara de Senadores rechazó aquel proyecto y estos grupos religiosos salieron fortalecidos de cara al nuevo debate sobre el aborto que tiene lugar por estos días y hasta participaron de las exposiciones en el parlamento entre quienes se manifestaron en contra.
De acuerdo con las cifras que reveló la Segunda Encuesta Nacional sobre Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina elaborada en 2019 por el Área Sociedad, Cultura y Religión, del Centro de Estudios e Investigaciones Laborales del Conicet, entre 2008 y 2019, la Iglesia Católica perdió terreno: según la muestra, los fieles al culto del papa Francisco pasaron del 76,5 al 62,9 por ciento mientras que aumentaron las personas que se definen como “sin religión”, que aumentaron del 11,3 al 18,9 por ciento. En ese mismo estudio, los evangélicos crecieron del 9 al 15,3 por ciento.
Para el investigador Ariel Goldstein, autor del libro Poder evangélico. Cómo los grupos religiosos están copando la política en América y doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires, esta tendencia a la expansión de las iglesias evangélicas es regional comenzó en los años ‘90: “Es cuando la Iglesia Católica empieza a perder fieles y los evangélicos empiezan a crecer. Esto es sostenido y sigue hasta hoy, sobre todo en Centroamérica, en Honduras, ya son mayoría y están creciendo con fuerza en Guatemala y El Salvador”.
“Por eso el papa Francisco hizo un viaje a Panamá en 2019, él dijo que ahí iba a hablar para toda América Central, donde el fenómeno está más marcado. En estos países muchas veces estos grupos rescatan a los jóvenes del narcotráfico, de las pandillas. Y por supuesto que en Brasil también es un fenómeno de mucho crecimiento, pero ahí tiene sus particularidades y una verdadera organización política, su propia bancada, el segundo medio de comunicación con mayor audiencia del país, que es TV Record”, agrega.
ESTADO Y TERRITORIO
El evangelismo, cristianismo evangélico o protestantismo evangélico es un movimiento dentro del cristianismo protestante. En ese grupo entran las iglesias cristianas diversas, como las bautistas, pentecostales y neopentecostales, que son las que tienen mayor poder de movilización en el país y están nucleadas bajo el paraguas de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas (ACIERA) que surgió en 1982 luego de separarse de otros grupos evangélicos.
Pero no son los únicos ni tienen visiones similares: la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE), funciona en el país como una organización civil desde 1957 y suele manifestar posturas progresistas sobre distintos temas de la agenda pública y críticas sobre las iglesias más conservadoras representadas por ACIERA.
Según Goldstein, “algo que caracteriza a estos movimientos más conservadores es que se trata de un fenómeno artesanal y descentralizado. Tienen esa plasticidad para surgir en distintos lugares de acuerdo a las características de cada país, de cada sociedad. No tienen un Vaticano que ordena desde arriba un código común”.
Para el investigador, otra de las particularidades de estos grupos es que tienen “una gran capacidad para conectar con características de la subjetividad más contemporánea”.
“El antropólogo Pablo Semán desarrolla de alguna manera este concepto de la ‘ideología del milagro’: él dice que estos grupos conectan muy bien con el sentir de varios sectores populares. Las iglesias resignifican, sobre todo desde el pentecostalismo y el neopentecostalismo, esta cuestión de la prosperidad económica y afectivamente, a partir de las donaciones que el fiel hace de su salario y que van a repercutir en su vida cotidiana a partir, sobre todo de esta palabra: la prosperidad”, detalla.
Aunque sin cifras oficiales, las propias organizaciones evangélicas estiman que entre pentecostales y neopentecostales son cerca de 4 millones de personas las que profesan esa fe en el país.
En este sentido, la fuerte presencia en barrios populares de los pastores ayuda a darle más impulso al movimiento, mediante una suerte de paradoja: aquellos que de alguna manera se oponen al Estado o piensan más en el éxito individual como motor del crecimiento, son los mismos que apuntan a ubicarse en lugares de poder o en los debates actuales, como ocurre con el aborto, al tiempo que llevan adelante actividades muchas veces suplantando al aparato estatal.
“Las iglesias evangélicas se sostienen en dos pilares: el territorial y el mediático. El mediático es el que viene después, las iglesias primero tienen esta presencia artesanal y descentralizada, pueden surgir en un garaje. Pero después van creciendo y en esa etapa posterior pueden ir comprando espacios en los medios. Lo territorial tiene que ver con esa idea de un estado de bienestar paralelo porque muchas veces estos grupos se organizan en torno de las problemáticas que existen en el territorio, el tema del alcoholismo, la drogadicción, la violencia doméstica, entre otros”, explica Goldstein.
Más allá de las creencias, el experto asegura que los grupos evangélicos más conservadores ganan visibilidad ante el debate actual sobre el del derecho al aborto o temas similares, lo que sirve de alguna manera para su expansión y fidelización de los creyentes.
“Esto se ha visto en distintos países de América Latina, es una especie de estrategia que ha funcionado. Cuando aparece la educación sexual en los contenidos de las escuelas, por ejemplo, aparecen los movimientos del tipo ‘con mis hijos no te metas’, en Perú y en Colombia pasó. Y eso les da visibilidad. Les da una capacidad de influencia en la esfera pública que quizá sin estos debates no tendrían. Ahí ellos obtienen una voz representando la oposición a estas medidas y consiguen visibilizarse”, concluye Goldstein.
Desde el 1 de diciembre tuvo lugar el plenario de comisiones de la Cámara de Diputados para tratar el proyecto de ley, enviado por el Poder Ejecutivo, sobre la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). Entre los expositores que se pronunciaron en contra del aborto legal estuvieron los pastores evangélicos Osvaldo Carnival y Jorge Sennewald, ambos miembros de ACIERA.
Consultados por este medio, aseguran que por estas horas están definiendo cuál será la estrategia para manifestarse mientras tenga lugar el debate parlamentario. En los últimos días, esa organización evangélica lanzó un comunicado en el que considera inoportuno “el tratamiento de un proyecto de ley para la legalización del aborto”.
“Una vez más somos llevados a la confrontación, en un tiempo donde los ánimos de la sociedad están crispados”, aseguran, aunque sin nombrar al presidente Alberto Fernández, quien envió el proyecto al Parlamento.
En diciembre de 2019, apenas asumido el nuevo gobierno, Fernández recibió en la Casa Rosada a las máximas de ACIERA, quienes en aquella ocasión le expresaron su apoyo al programa Argentina contra el Hambre. También lo hicieron en abril de este año en la residencia de Olivos.
EVANGÉLICOS A FAVOR DE LA DESPENALIZACIÓN
En las últimas horas, un contundente documento firmado por las autoridades de la Fundación Protestante Hora de Obrar, una organización creada por la histórica Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP) que trabaja en la Argentina, Uruguay y Paraguay con cerca de 25 mil miembros, sorprendió por la contundencia de su apoyo a la despenalización del aborto.
Allí se pide por “la promulgación de una ley que despenalice las prácticas de aborto consentido, dentro de un límite de tiempo hasta de 14 semanas de gestación, que garantice su carácter gratuito, su realización en instituciones públicas, y que contemple un programa previo de contención que ofrezca –sin ejercer coacción sobre la conciencia y la libertad individual– distintas posibilidades para evitar el aborto, en caso que la mujer así lo considere”. La organización sostiene “el apoyo a la plena implementación de la ESI y el acceso gratuito universal efectivo a métodos anticonceptivos”.
El pastor y teólogo Jorge Weishein, uno de los firmantes del documento, explicó a elDiarioAR que por la tarea que llevan adelante en barrios populares, la cuestión del aborto es un tema sensible por el que han visto pasar situaciones terribles a las mujeres vulnerables. “Obligar a las mujeres más pobres a la clandestinidad, a terminar muriendo en un hospital, en el mejor de los casos porque a veces ni siquiera pueden llegar al lugar, es realmente de una injusticia inaceptable”, afirma.
“Dentro del campo protestante, tenemos una fuerte tensión con el campo evangélico más conservador o lo que llamamos a veces ‘literalista’, en el sentido que toman el estudio de la Biblia de manera literal en la cual traducen imaginarios culturales, antropológicos de la Antigüedad en Medio Oriente, sin una mediación analítica”, detalla Weishein sobre los puntos de disidencia con las iglesias evangélicas conservadoras.
“En el caso de ACIERA, para ellos es un conflicto de orden espiritual el utilizar un método de orden racional crítico de análisis bíblico. Porque sostienen, sobre todo, lo que es la inspiración, es decir, que Dios habla a la persona en la lectura bíblica de un modo inmanente. Entonces suponen que Dios genera lo que en términos laicos llamaríamos la impresión que genera la lectura, muchas veces con un fuerte contenido de sentido común o con estereotipos de género”.
En esas lecturas, según el experto, se reproducen idearios en los que, por ejemplo, se entiende a la mujer como una persona subordinada al varón. “Esto impacta directamente en la comprensión de la mujer como sujeto de derechos. El tema aún es más complejo porque estas lecturas literales tampoco reconocen concretamente la legitimidad pública del Estado y se retoma el imaginario político de aquel tiempo. ¿Y qué modelo político tenemos en aquel tiempo? La monarquía. Entonces también se entiende en muchos casos el modelo monárquico como totalmente naturalizado, Dios como el gran rey al que se tienen que subordinar absolutamente todos los gobiernos”, señala Weishein.
“Para nosotros esto se agravó muchísimo a partir de la instalación de los neoliberalismos en América Latina, donde se pone fuertemente en cuestión al Estado de derecho y al estado de bienestar. Este debilitamiento de esa articulación de los estados ha favorecido y ha incluso promovido este tipo de perspectivas religiosas en detrimento de la democracia”, agrega.
Sobre el actual debate por el aborto, el pastor, en una visión más personal, asegura que, más allá de lo que ocurra en el Congreso esta vez, desde 2018 “hay una comprensión del problema mucho más instalada”.
“Nadie se escandaliza con la palabra ‘aborto’. Y creo que eso, con todas las disidencias que se puedan tener en relación a cómo se planteó en 2018 y a algunos posicionamientos que quizás fueron demasiado extremos desde el campo religioso, aportó. Hoy se nota un avance enorme. Así que creo que hay más elementos para que se tome una decisión que haga justicia a esta situación que afecta a tantas mujeres en nuestro país. Soy un optimista, yo creo que esta ley tiene avales políticos que no tuvo en su momento”, analiza.
AL