El plan de Alberto Fernández para asegurar los votos peronistas en el Senado y legalizar el aborto

Alberto Fernández abrazó como una apuesta propia, política y personal, la sanción del proyecto de despenalización del aborto. Llamó a legisladores dudosos o que se confiesan en contra, refutó argumentos de funcionarios de su staff y operó abiertamente sobre dirigentes peronistas, como gobernadores, que puedan ser determinantes en la votación del Senado, a priori más gaseosa que la de Diputados.

La postura del presidente se sintetiza en una frase: “Los que compartieron la lista conmigo no deberían votar en contra del proyecto”, les dijo Fernández a sus colaboradores, según confiaron a elDiarioAR desde su entorno. “En la campaña electoral fijé mi posición, dije que enviaría el proyecto: siempre fui claro. Nadie se puede mostrar sorprendido. Sino estaban de acuerdo tendrían que haberlo pensado antes”, completó su planteo.

En Olivos estiman que luego de la votación en Diputados, en un Senado más ajustado, el proyecto se tratará en diciembre pero Fernández avisó que no tendría inconvenientes que se demore. La secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra, espada oficial en la cruzada verde, patentó la frase “derrota era no enviar el proyecto”, frente a la eventualidad de un traspié en el Congreso. Fernández la suscribe en parte y le agrega un plus: un eventual fracaso del proyecto sería un fracaso del gobierno, su gobierno.

En los últimos días, el presidente siguió el debate. En privado objetó un argumento que replican curas villeros y dirigentes que forman parte del Frente de Todos (FdT), referido a que en sectores humildes tener hijos es asumido como una realización personal, sino la única, la más accesible. Lo discutió con un funcionario y puso sobre la mesa el proyecto de los Mil Días. “¿Por qué decís eso? A nadie van a obligar a abortar, y a las que quieran tener a su hijo, el Estado las va a acompañar”, le planteó.

Así como antes lo planteó en la campaña y el 17 de noviembre envió proyecto, ahora puso a sus ministros a respaldar la iniciativa —a Diputados fueron Ibarra, Ginés González García, Sabina Frederic, Fernanda Raverta y Elizabeth Gómez Alcorta—, y en persona habló con dirigentes peronistas que rechazan la iniciativa para pedirle que se abstengan.

Con los gobernadores la situación es más brumosa porque, según explican en el gobierno, saben que en las provincias la presión social y de la Iglesia es intensa. “Sé que van a ayudar”, le dijo a un colaborador que le preguntó sobre cómo se comportarían jefes provinciales pintados de celeste. Hasta acá, se han mostrado cautos..

En Casa Rosada dan por hecho que Cristina Kirchner, al igual que el presidente, empujará para que el proyecto se apruebe antes de fin de año. Los matices entre los Fernández respecto al momento de poner en agenda la despenalización no deberían impedir que jueguen en línea para que se apruebe.

“Cristina va a jugar”, afirmó a elDIarioAR un funcionario y recordó que el presidente y la vice tuvieron lecturas diferentes sobre cuándo disparar la discusión legislativa, coincidieron en que no se debía tratar en plena pandemia pero que, a su vez, debía resolverse a fin de año.

Hubo, además, un análisis sobre el eventual impacto en un sistema sanitario sobre exigido por el COVID-19. La explicación fue que la mayoría de los procedimientos de interrupción de embarazos se realizan con medicamentos sin requerir intervención quirúrgica.

Fernández admite que la Iglesia sostendrá su postura de rechazo, que son “posiciones respetables” pero que es una medida de salud pública. Confía que no afectará la relación con el Papa Francisco, a quien Fernández le agradece sus aportes respecto a la renegociación de la deuda.

En su encuentro con el Papa en el Vaticano, el último verano, el tema no estuvo en la conversación mano a mano. Hubo, luego, algunas referencias cuando se sumó a la mesa el secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin.

Con la victoria holgada en Diputados, Fernández seguirá al detalle el mapeo de votos en el Senado que podría derivar en un desempate de Cristina Kirchner. El mensaje que el presidente irradia hacia los peronistas que votan en contra expone un modo: que desde Casa Rosada están dispuestos a jugar a fondo para que el proyecto verde se convierta en ley antes de fin de año.

PI