Efemérides

Día de las Mujeres Migrantes: ¿por qué se conmemora cada 10 de enero y quién era Marcelina Meneses?

elDiarioAR

10 de enero de 2025 00:01 h

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Cada 10 de enero se celebra el Día de las Mujeres Migrantes para conmemorar a Marcelina Meneses, una mujer migrante boliviana que, un día como hoy, pero de 2001, murió al ser empujada de un tren de la Línea Roca en movimiento, junto a su bebé Alejandro Joshua Torres. En esta fecha, se busca generar conciencia sobre el respeto a la diversidad, los perjuicios que resultan del racismo tanto a nivel individual como para las comunidades que lo ejercen y naturalizan.

Las migraciones jugaron un rol central en la construcción de la sociedad argentina: desde la instalación de familias y trabajadores europeos, especialmente de España e Italia, hasta extranjeros de países vecinos. Por ello, es importante reflexionar sobre mecanismos para su debida inclusión, así como también, para celebrar el aporte cultural de las tradiciones de otros países al nuestro.

La efemérides fue instaurada a partir de la sanción de la Ley 4409 en diciembre de 2012 en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. La iniciativa busca visibilizar y traer al debate público los crímenes de odio, la discriminación, la violencia y la xenofobia a la que se somete a los migrantes, especialmente a las mujeres.

Once años más temprano, en 2001, se creó el Centro Integral de la Mujer Marcelina Meneses en Ezpeleta cuyo objetivo es ayudar al fortalecimiento de la autonomía de las mujeres migrantes a nivel laboral, social y educativo.

Quién era Marcelina Meneses

Era una mujer migrante de 30 años nacida en Bolivia, pero que vivía con su familia en Ezpeleta, Quilmes. El 10 de enero de 2001 se subió a un tren de la Línea Roca a las 9 de la mañana para llevar a su hijo de 20 meses al Hospital Fiorito de Avellaneda, provincia de Buenos Aires.

Antes de llegar a la Estación Avellaneda, rozó con sus bolsas a un pasajero mayor que reaccionó rápidamente con insultos. “¡Boliviana de mierda! ¡No mirás cuando caminás!”, le gritó. Julio Cesar Giménez, otro de los pasajeros, quiso intervenir en defensa de Meneses, pero enseguida fue atacado también por otro hombre que viajaba en el tren: “Qué defendés vos, si estos bolivianos son los que nos vienen a quitar el trabajo. Igual que los paraguayos y los peruanos”. Los insultos comenzaron a proliferar.

Un guardia se acercó al vagón, pero al oír los agravios xenófobos decidió hacerse a un lado y dejar que el conflicto continúe escalando. “¡Uh! ¡Otra vez estos bolivianos haciendo quilombo! ¡Me tienen podrido! ¡Yo me las tomo!”, expresó según lo indicado por un testigo. Sin intervención de una fuerza de seguridad y con la crispación del momento, la mujer fue empujada fuera del tren junto a su bebé de 20 meses. Tras el golpe, falleció sin recibir atención médica.

La historia se logró reconstruir gracias al testimonio de Giménez, un cooperativista de 42 años en aquel entonces. Sin embargo, nunca se logró identificar quién fue el autor del crimen de la mujer boliviana y su hijo. El marido de Marcelina, Froilán Torres, intentó buscar otros testigos que pudieran resolver el caso, lo que derivó en que él también enfrentara varios malos tratos por su condición de migrante.

Qué dice la Ley

La fecha “pretende concientizar, visibilizar y sensibilizar sobre situaciones de violencia y vulneración de derechos que sufren diariamente las mujeres migrantes”, decía en su página oficial el ex Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo, disuelto este año por el Gobierno de Javier Milei. “Es por ello que recordamos que, además de las normas internacionales que garantizan los derechos de las personas migrantes, en nuestro país se encuentra vigente la Ley de Migraciones N°25.871, sancionada en el año 2003”.

Esta ley reafirma que el derecho a la migración es esencial e inalienable de la persona y la República Argentina lo garantiza sobre la base de los principios de igualdad y universalidad (art. 4). A su vez, establece que el Estado asegurará las condiciones que garanticen una efectiva igualdad de trato a fin de que las personas migrantes puedan gozar de sus derechos y cumplir con sus obligaciones (art. 5). Por su parte, dice que en todas sus jurisdicciones se asegurará el acceso igualitario de las personas migrantes y sus familias en las mismas condiciones de protección, amparo y derechos de los que gozan las nacionales, en particular lo referido a servicios sociales, bienes públicos, salud, educación, justicia, trabajo, empleo y seguridad social (art.6).

Entre otros derechos, la Ley nacional reconoce a las personas migrantes el acceso a la educación pública o privada de todos los niveles; a la salud, a la asistencia social o atención sanitaria; a recibir información acerca de sus derechos, obligaciones y cualquier otra cuestión que le permita o facilite cumplir formalidades administrativas o de otra índole; a la reunificación familiar; a la participación en las decisiones relativas a la vida pública y a la administración de las comunidades locales donde residan, entre otros (arts. 7 a 11).

Según datos de la Encuesta Nacional Migrante de Argentina ENMA (2020), en relación a la discriminación y violencia hacia las personas migrantes en Argentina, se refiere que el 65% de las personas encuestadas ha experimentado al menos una vez una situación de discriminación en Argentina a causa de su condición de migrante o su aspecto físico. En relación con el género, las mujeres migrantes han sufrido en mayor medida (71%) situaciones de discriminación, en comparación con los varones encuestados (59%).

Las migrantes encuestadas más jóvenes, de 18 a 34 años, indicaron en mayor proporción (38%) haber sido víctimas de violencia de género que sus pares mayores, presentándose una gran diferencia entre éstas y las mujeres de más de 55 años, para quienes la proporción desciende al 22%. La discriminación se encuentra asociada también a rasgos fenotípicos, como lo indica la incidencia étnica: la discriminación es mayor en colectivos de ascendencia asiática (86%), africana (83%) u originaria amerindia (76%), que entre quienes no se reconocen en ninguna de las anteriores categorías (66%).

Teniendo en cuenta los espacios donde se experimentaron las situaciones de discriminación, se relevaron “en la calle” (37%), “en los medios de comunicación” (29%), “en el trabajo” (29%), “cuando realizo trámites en alguna oficina del Estado” (26%) y “en grupos sociales” (24%).

Hasta la década de los 80, las migraciones eran un fenómeno típicamente masculino; hoy día las mujeres constituyen casi la mitad de todas las personas migrantes internacionales a escala mundial (281 millones de migrantes - OIM), y con más frecuencia migran solas. La migración puede ser para ellas una experiencia que las empodera al brindarles independencia económica, mayor autonomía, nuevas experiencias y la liberación de amarras culturales por el contacto con nuevas visiones del mundo. Al mismo tiempo, el migrar implica riesgos específicos y mundialmente se observa que en paralelo a esta “feminización de las migraciones”, hay un creciente empeoramiento de la situación de las trabajadoras migrantes y su inmersión en situaciones de explotación, discriminación y violencia específicas por su género.

Con información oficial.

IG