La engañó para que lo fuera a ver a la cárcel y matarla: le dieron 11 años de condena

Fue planificado al detalle. Le pidió a su esposa que lo fuera a visitar al penal pero que no llevara a la hija de los dos. Le dijo que tenía un dinero para darle. Dentro de un bizcochuelo hecho en la cárcel escondió un cuchillo para que no lo vieran los guardias. Dejó que ella se sentara y comenzó a reclamarle por unos posteos en redes, le recriminó que le escribiera a otros hombres. Ella le dijo que no toleraba más sus arranques de celos. Fue entonces que le pidió “un último beso” y le cortó el cuello. Si no fuera porque un agente penitenciario escuchó los gritos, la hubiera matado. El lunes pasado, luego de un mes de audiencias, donde la víctima detalló todos estos hechos, un Tribunal de Salta condenó a un ex policía que ya estaba preso por narcotráfico, a 11 años de prisión por el delito de “tentativa de femicidio doblemente agravado por el vínculo y violencia de género” y por las lesiones a los dos guardias que impidieron que consumara el crimen. 

Luna estaba detenido en el Complejo Penitenciario Federal NOA III. El ataque contra su mujer ocurrió el 17 de enero de 2020 y los jueces entendieron que la intención del condenado era matar a su pareja y luego suicidarse. Los relatos del fuerte control que él ejercía sobre la víctima se repitieron en las voces de los distintos testigos que declararon. Además de amigos y familiares de la víctima, dieron su testimonio los guardias del Servicio Penitenciario, la víctima y el acusado. La mujer se presentó como querellante en el proceso. 

El tribunal, integrado por Marcelo Juárez Almaraz, Liliana Snopek y Federico Díaz, impuso la misma pena que había pedido el fiscal federal Ricardo Toranzos. “El planeó el ataque por completo. Pensó en todos los detalles. La convenció de que le iba a dar dinero, consiguió esos 10.000 pesos para que ella no dudara. Fue muy insistente con el pedido de que no llevara a la hija. Sabía perfectamente lo que iba a hacer”, le explicó a elDiarioAr el fiscal Toranzos. 

Toranzos recordó que el día del ataque Luna esperó a la víctima con un contenedor de plástico en la mano. Allí llevaba el bizcochuelo y el cuchillo. Según señala, el condenado sabía que los controles para los encuentros con las visitas eran laxos y que no lo iban a revisar. En un momento de la visita Luna comenzó a reclamarle por lo que ella publicaba en sus redes sociales. La charla se puso cada vez más intensa hasta que ella le dijo que no soportaba el nivel de control y celos de él y le dijo que se quería separar. Entonces Luna, le pidió que se acercara para darle un último beso.

“Ella accedió sin sospechar lo que iba a suceder. Luna tomó el cuchillo y le cortó el cuello. Ella le agarró la mano a Luna para que no pueda seguir atacándola”, explicó Toranzos. “A pesar de verla ensangrentada y de que ella gritaba la golpeó y la mordió para que soltara el cuchillo. Por suerte los gritos fueron escuchados por un guardia que entró al cuarto”, agregó el fiscal. Luna no se detuvo. Le metió cabezazos y mordió a dos guardias que intentaron contenerlo. Los dos penitenciarios relataron, que seguía tratando de atacar a la mujer, a pesar de que lo estaban conteniendo. 

Luna dejó cartas escritas para dos hijas, su suegra y un juez federal, en las cuales da explicaciones por el crimen que finalmente no pudo cometer. “En estas cartas, Luna reconoció de manera clara y contundente el plan homicida que había planeado”, indicó Toranzos. 

“Que Dios, si existe, me perdone lo que decidí hacer. Los cuidaré a ustedes y a mi hijita desde el lugar que Dios me mande a descansar”, le escribió a su suegra, a quien le pidió perdón por lo que iba a hacer y le dejó instrucciones sobre los bienes que le tocaban a su hija. “Decidí matarme junto a la persona que amo, no puedo seguir sufriendo acá”, redactó para el juez que llevaba la causa por narcotráfico por la que estaba preso. A su hijita le puso: “Tu mamá nos falló a los dos. Cuando seas grande me vas a entender”. 

Durante el juicio, la defensa de Luna presentó jurisprudencia y realizó una fundamentación selectiva de  agravantes y atenuantes, cuestionó la lesión causada a la víctima y sugirió que el accionar de Luna se debió a “infidelidades de la víctima”. El fiscal replicó que no hubo un solo testigo que se refiriera a esa acusación y, sobre las heridas, le recordó que “de no haber sido por la intervención de los guardias estaríamos llevando adelante un juicio por femicidio”.

Luego de su alegato y el fallo, Toranzos pidió de manera enfática “un cambio de protocolo que garantice la seguridad de las personas durante las visitas íntimas”. El fiscal explicó que los cuartos en los que se producen los encuentros conyugales disponen de las comodidades básicas, pero sus puertas carecen de un picaporte interno, por lo que, ante cualquier imprevisto o amenaza de violencia, las personas en su interior no tienen posibilidad de auxiliar. A esto se suma que, en este caso, no funcionaba un intercomunicador interno.

AM