Causa Zoe y las denuncias por estafas

Falsas promesas, “recaudación hormiga” y upgrades: cómo funcionaba Generación Zoe en Villa María

30 de abril de 2022 00:20 h

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Sólo en Villa María, una pequeña localidad ubicada en el centro de la provincia de Córdoba, Generación Zoe habría estafado a 78 personas por medio millón de dólares y casi 8 millones de pesos en el lapso de un año. Así lo indica el expediente, al que tuvo acceso elDiarioAR. Leonardo Cositorto declaró por primera vez ante la fiscal Juliana Companys, que lo imputó a él y a otros 21 integrantes de la sede que funcionaba en esa ciudad por estafa y asociación ilícita. El CEO de Generación Zoe negó los cargos. Lo hizo con un papel apretado entre las manos. Era un dibujo hecho por su hijo Santiago, un adolescente de 17 años con una discapacidad severa. La leyenda, escrita en garabatos y con ayuda, decía: “Fuerza papá, ya vamos a estar juntos”. 

Para la fiscalía no hay dudas del fraude. Cositorto y su mano derecha, Max Batista, idearon un plan para estafar a la gente. El método de cooptación de ahorristas era “de hormiga”: armaron una tropa de promotores que los convencían de invertir en el fideicomiso sumas pequeñas en dólares a cambio de un interés del 7,5% mensual en la misma moneda durante tres años. Había “incentivos”, como bonos que subían hasta el 40%, además de la promesa del retorno total de la inversión. Todo esto, según la acusación, a sabiendas de que no contaban con fondos para cumplir con el acuerdo.

Entre los denunciantes hay casos curiosos. Por ejemplo el de una mujer que en septiembre arrancó con una inversión de 35 dólares. Una semana después, le ofrecieron adquirir “un bot”, es decir una reinversión, por un 25% de interés mensual y colocó 640 dólares. Ese mismo día, la misma mujer compró una membresía por 1.000 dólares. Dos días después, el 8 de octubre, adquirió otra membresía de mil dólares. En ambos casos con una devolución del 7,5% mensual en dólares. Una semana después la mujer compró un “bot Navideño” por tres mil dólares que iba a pagarle, según consta en el expediente, 25% de interés mensual y al año recuperar el capital. Hubo otras operaciones en medio. La última inversión en Generación Zoe fue en diciembre por 6.108 dólares. Lo que empezó con un puchito de 35 dólares en tres meses se volvió una “inversión” de 17.483 dólares.

Otro caso atañe a una familia y unos “upgrade”, es decir, subir un par de escalas en la membresía dentro de Generación Zoe. En otras palabras, estar cerca de VIP o en el VIP de la organización. En agosto, JCR -vamos a usar las siglas para preservar su identidad- puso 1.288 dólares por una membresía. El mismo día adquirió una membresía para cada uno de sus hijos: una por 1600 dólares y otra por 1825 dólares, mismo interés en cada caso, 7,5% mensual. Un mes después, JCR adquirió un “Pin Embajador” por 23.800 dólares. Es un upgrade que le generaría a JCR un interés del 10% de la facturación mundial de Generación Zoe, “que se abonaba cada tres meses, vitalicio y heredable, sin devolución de capital”. Para octubre, JCR invirtió en otro upgrade. ¿Si las personas reinvertían, Generación Zoe pagaba? Es decir, ¿esos 7,5% de retorno mensual en interés, existieron?

También hubo inversiones en pesos. Una fue enorme y se hizo en un solo pago: 6 millones de pesos. De acuerdo al expediente, lo hizo un hombre bajo la promesa de que su inversión le generaría un interés del 330% en dólares en once meses, con la devolución del capital al final de ese plazo. Y además de billetes, hubo bienes. Seis personas entregaron sus autos a modo de inversión. 

Los imputados, entonces, “pusieron en marcha un sistema Ponzi de recaudación de fondos, mediante la falsa promoción del dictado de cursos de Coaching, Mentoring y Trading etc., la cual habría de adquirir reconocimiento público –según el falso discurso – en el mes de marzo de dos mil veintiuno. Dicho plan criminal había sido creado por el prevenido Leonardo Nelson Cositorto quien por el año dos mil veinte habría prohijado junto a Maximiliano Javier Batista la idea de hacerse de fondos de incautos inversores para su propio patrimonio y el de sus consortes en la organización a cambio de la adquisición de supuestas franquicias que prometía grandes rendimientos con mínimos riesgos”, indica la fiscal en el expediente al que tuvo acceso elDiarioAR.

Cositorto y Batista serían la cabeza de la organización que funcionaba en Villa María y que estaba regenteada por Claudio Álvarez y varios miembros de su familia, el ex juez y fiscal Héctor Yrimia, el contador Norman Próspero. El alcance del plan es, según la investigación, provincial, nacional e internacional. La defensa de Cositorto quiere que se fije en un lugar o que se unifique la causa. Sucede que el CEO de Zoe declaró en Goya, Corrientes, el miércoles, donde está imputado por los mismo delitos, estafa y asociación ilícita. Mientras el resto de los acusados lo hizo de manera virtual, a él lo trasladaron. Lo esperan con la misma imputación en Salta, donde debería declarar el 9 de mayo, en Mendoza y Santa Fe.

Hay una suerte de exhibicionismo de Cositorto de parte de la Justicia: sale de los tribunales escoltado, con casco y chaleco antibalas. El líder de Zoe estuvo más de un mes prófugo pero ofreciendo charlas vía Zoom casi todas las noches. Había costado encontrarlo y ahora que lo tienen…

“Soy un muerto civil”, dijo Cositorto y negó los delitos por los que lo acusan

Leonardo Cositorto insiste en su propia narrativa. “Llevo trabajando más de cinco años, dictando cursos seminarios, conferencias, casi todas gratuitas, en 46 países. Así que en ningún momento formé una empresa para realizar estafas, sino que son para democratizar la educación del coaching ontológico (...) para que personas con ingresos bajos o medios tengan acceso a una educación privilegiada. Incluso otorgué 16.500 becas gratis. Al mismo, a Maxi Batista (N. de la R.: su socio) lo levanté de una plaza, donde dormía y fui llevándolo hasta poder tener una vida decorosa, no conozco gente buena y a la vez estafadora”, dijo a la fiscal Companys el lunes, cuando declaró.

El CEO de Zoe, que está detenido en el penal de Córdoba porque allí se tramita la causa que generó su pedido de captura internacional, aseguró en la declaración que él “de Córdoba no vio un peso”, en referencia a la posibilidad de haber recibido dinero de la sucursal que funcionaba en Villa María. Dijo que conoció la ciudad hace seis años, en 2016, cuando lo invitaron a dar una formación intensiva de varios días. Entre los participantes estaba Claudio Alvarez, que fue certificado en coaching durante aquel curso. “Y quedó una buena relación”, declaró Cositorto. 

En ningún momento formé una empresa para realizar estafas, sino que son para democratizar la educación del coaching ontológico (...) para que personas con ingresos bajos o medios tengan acceso a una educación privilegiada.

Alvarez era gerente de Zoe Villa María y fue uno de los primeros detenidos junto a otros miembros de su familia por orden de la fiscal Companys. Cositorto convocó a Álvarez cuando abrió sus escuelas de coaching ontológico en Colombia -ALC y CMC-. Le pidió que abriera las salas virtuales y editara los videos en Youtube.  “Alvarez comienza cobrando 500 dólares -declaró Cositorto- e iba subiendo hasta pagarle 2000 dólares. Zoe empieza a tener éxito en la pandemia. Alvarez dijo que se hacía cargo de Córdoba, pero yo no participé. El abrió una empresa en Córdoba (...) y quedó facturando por su cuenta, usando el contexto educativo que yo brindaba”: se despegó de Álvarez ante cada pregunta que hizo la fiscalía y la defensa.

Cositorto negó conocer a las personas que dicen haber sido estafadas en la sucursal de Villa María. Aseguró que él estaba al mando de 17 oficinas, las de Capital Federal y provincia de Buenos Aires. Y que su organización pagaba a los inversores, que esa era la manera de ganar su confianza y no el discurso que usaba, un mix entre coaching y religión. Volvió a señalar a tres usuarios de Twitter -Javier Smaldone, Pablo Salum y “Beto Mendeleiev”- como los instigadores de su exposición mediática y posterior quiebra. Dijo que sus cómplices son las empresas Uala y Mercado Libre, que temían que Zoe les hiciera competencia. “Si nosotros no hubiésemos tenido ese ataque, la difamación, la muerte civil mía, nosotros no hubiésemos tenido problemas para seguir pagando a la gente”, dijo a la fiscal.

VDM