La sangre de Fernando Báez Sosa quedó impregnada en una camisa blanca floreada, un pantalón de gabardina gris, un jean marca Le Uthe, una zapatilla derecha marca Nike y un jean Tasty: todas las prendas pertenecen a los imputados. En el dedo meñique izquierdo de la víctima encontraron el ADN de uno de los ocho acusados por el crimen. El par de zapatillas Cyclone las usaba Máximo Thomsen esa madrugada. El ADN es de Blas Cinalli, quien -se supo ayer- chateó con unos amigos unos veinte minutos después del ataque: “Nos agarramos adentro contra unos pares; ganamos; los recagamos a palos mal; mal; creo que matamos a uno”, escribió.
“Al día de hoy no sé a quién pertenece cada prenda y quién la usó”, aclaró hacia el final de su declaración el perito genetista César Guida. Sin embargo, por otras evidencias surgidas en el debate -fotos, videos- es posible adjudicar esos elementos a algunos de los imputados. El informe de Guida -al que obtuvo acceso Télam- indica que el genetista analizó más de 150 muestras, entre ropa, vasos, colillas de cigarrillos, cinturones, gasas e hisopados. Esas muestras habían sido separadas primero por Graciela Parodi, capitana integrante del Departamento de Policía Científica de Dolores, y peritadas después por la bioquímica Norma Tramontini.
Ayer, en la séptima jornada de debate, confirmaron que la huella que quedó estampada en la cara de Báez Sosa pertenece a la zapatilla que calzaba Thomsen en el pie derecho. Hoy al Tribunal, las dos primeras peritos confirmaron que ese par tenía manchas de sangre humana en la punta, la suela y el lateral interno. El genetista Guida completó que esas manchas pertenecen a Fernando. En tanto, el ADN hallado en la mano izquierda de la víctima coincide con el patrón de Cinalli, que hasta ahora no había sido ubicado por los testigos en el lugar donde se produjo la pelea entre los grupos.
El equipo de abogados que representa a los abogados de Báez Sosa elaboró su propio informe. La camisa floreada, la zapatilla Nike y el jean Tasty, serían de Matías Benicelli, el chico que usaba el cabello recogido en un rodete la madrugada en que murió Báez Sosa. El pantalón Le Uthe lo habría usado Ciro Pertossi y el de gabardina gris, Luciano Pertossi.
A una semana de terminar, las preguntas abiertas del juicio
Ya transcurrió la primera mitad del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa. Fue programado en trece jornadas de debate. La última está pautada para el 18 de enero, justo cuando se cumplen tres años de la muerte del joven. Los alegatos serían en la semana del 23 de enero. Hasta ahora pasaron unos 70 testigos entre expertos y allegados directos a la víctima. elDiarioAR pudo saber que los imputados están preocupados, pero unidos: prestan especial atención a las declaraciones de los testigos y marcan las contradicciones cuando vuelven a la Unidad 6 de Dolores, donde están alojados.
La defensa de los imputados insiste en que “no se cumplió el debido proceso”, es decir, que en la etapa de Instrucción -cuando se junta evidencia y se toman declaraciones- la indagatoria fue tomada de manera grupal a los acusados y que ellos no entendieron el delito que se les imputa porque no estaban acompañados por la abogada oficial. Para la fiscalía y la querella, los imputados se organizaron para interceptar y golpear hasta matar a Báez Sosa.
Según las cámaras del boliche, a las 4.30 los sacan de la disco Le Brique a los agresores, y a Fernando y sus amigos. A las 4.36 los atacantes caminan a la zona donde está Fernando con los amigos. Entre las 4.41 y las 4.43 se habría producido el ataque. ¿Fue posible que armar un plan para asesinar en cuatro minutos? ¿Quién distribuyó los roles? Si dos personas atacaron a traición primero y en simultáneo, si está comprobado Ciro Pertossi fue el que dio el golpe por delante, ¿quién lo asestó por detrás? ¿Cómo y cuándo Fernando tocó a Blas Cinalli durante el ataque? ¿Fue afuera o dentro de la disco? Los testigos ubicaron a Ayrton Viollaz como el “arengador”: ¿correría la misma imputación para él? Queda una semana para terminar de exhibir las pruebas.
VDM/MG