avanza el juicio por la muerte de Diego

Luque, acorralado: cuatro médicos que evaluaron a Maradona afirman que no hacía falta operarlo del hematoma subdural

10 de abril de 2025 17:37 h

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Los cuatro médicos que evaluaron a Diego Maradona en la clínica Ipensa, ubicada en La Plata, concluyeron que no era “ni una urgencia ni una emergencia” operar al exfutbolista por el hematoma subdural. Leopoldo Luque quedó complicado en la audiencia de hoy: los testigos coincidieron en que desoyó el diagnóstico del equipo médico, y ordenó el traslado para la operación en la Clinica de Olivos. ¿La cirugía ordenada por Luque provocó la muerte de Maradona once días después? No, pero ubica el neurocirujano y médico de confianza del Diez en el lugar de máximo poder de decisión en cuanto al tratamiento al que sometieron al ex futbolista.

Flavio Tunessi, médico traumatólogo en Ipensa y en el club Gimnasia y Esgrima de La Plata, en el que el Diez era director técnico en 2020, el año de su muerte; Marcos Correa, médico clínico; Martin Cesarinni, médico clínico especializado en neurología; y Guillermo Burry, neurocirujano y jefe del área de Neurología en Ipensa, declararon hoy en el juicio por la muerte de Maradona. El exfutbolista se internó en el ese sanatario el 2 de noviembre, tres días después de su cumpleaños número 60, que incluyó un festejo en El Bosque con los hinchas y dirigentes del equipo que dirigía. Maradona preocupó al público y a la audiencia en esa transmisión: escoltado por Marcelo Tinelli y Claudio Tapia, su andar lento y desorientado hicieron suponer que su estado de salud se había deteriorado, quizás, por el encierro de la pandemia.

¿Cómo llega Maradona a Ipensa? Todo arranca con un llamado de Leopoldo Luque al traumatólogo Tunessi, parte del plantel médico de Gimnasia y, por ende, alguien que trabajaba codo a codo con el Diez. “Me llamó Luque y me dijo que Diego tenía episodios de confusión. El día de su cumpleaños no lo vi bien, bastante… adelgazado, caído, no era el que acostumbrámos a ver. Yo estaba en el banco de suplentes, lo veo que viene caminando y se va al corner, donde estaban las ambulancias. 'Diego, ¿te pasa algo?', le pregunté, y me dijo 'no estoy bien, me voy'. Al otro día Luque me pregunta si se puede hacer una internación. Me dice que Diego estaba deshidratado, anémico. Si en el sanatorio se podía hacer”, relató el traumatólogo al Tribunal. Maradona estuvo internado el 2 y 3 de noviembre en Ipensa. Fue allí donde se hizo la tomografía que reveló el hematoma subdural.

Maradona entró en el quirófano el 3 de noviembre, es decir, el mismo día en que el equipo de neurólogos de Ipensa analizó la placa con los cuatros cortes de cráneo de Maradona. Esa imagen se proyectó en la audiencia. Explicó Guillermo Burry, neurocirujano y jefe de Neurología de Ipensa al Tribunal: “Del lado izquierdo vemos una sombra en medialuna negra que se interpreta como una colección subdural. No hay emergencia porque no hay desplazamiento significativo. Tampoco hay hipertensión intracraneal, es decir que el hematoma no comprimía el cerebro. Nada me encendió la alarma. Tiene el aspecto de hematoma subdural crónico, pero no es responsable del cuadro clínico. Le propusimos a Luque esperar a ver cómo evolucionaba”.

El neurólogo Martín Cesarinni fue quien hizo la tomografía y la evaluación del resultado. “El paciente (por Maradona) se mostró colaborativo. Estaba vigil, con respuestas coherentes y dispuesto a la evaluación. Dijo que tenía cierto cierto grado de inestabilidad y que había tenido una caída. Por esa razón ordenamos la tomografia”, explicó el neurólogo. Él fue el primero en ver la placa con los cuatro cortes de cráneo. Observó un hematoma subdural de un tiempo de evolución de entre 14 y 21 días. Nada indicaba gravedad. Pero convocó al jefe de Neurología para analizarlo juntos. “Clínicamente, el paciente no mostraba un déficit que ameritara la intervención. Lo debatimos y se determinó que no era urgente operar. No era una emergencia quirúrgica”.

También declaró Marcos Correa, médico clínico de Ipensa. “En el examen fisico no encontré nada significativo salvo la depresión, cuya data no puedo determinar. Y los estudios de laboratorio salieron bien, salvo que había una mínima anemia”, detalló. Maradona quedó conectado a un suero de hidratación y a la espera de la psiquiatra Agustina Cosachov, que pasó a ajustar la medicación.

Con los resultados de esa cantidad de estudios, el neurocirujano Burry, Correa y Cesarinni se acercaron a la habitación de Maradona y le explicaron el cuadro, incluida la novedad del hematoma subdural. El exfutbolista estaba acompañado de un grupo de personas, ninguno era Luque. Fue el traumatólogo Tunessi el que avisó via audio de WhatsApp a Luque del resultado de la tomografía. A vuelta de audio, Luque le pidió –para no decir que le exigió–: “Te pido por favor que frenes a los médicos que le pasaron información a Diego. Eso lo manejo yo. Por favor frená a los médicos”. El médico de confianza de Maradona, neurocirujano, conducía hacia el sanatorio. Al Tribunal, Tunessi declaró que para Luque era una cuestión quirúrgica. El traumatólogo, en cambio, sabía que para Ipensa no era “operable”.

En la habitación de Diego, y de acuerdo al relato de Burry, “el paciente escuchó con atención pero no emitía opinión, aunque entendía”. Al rato llegó Leopoldo Luque y el equipo de Ipensa habló con él, le explicó lo mismo que a Maradona. Con Luque fueron más específicos. El hematoma no era “grande”. Dijo Burry al Tribunal: “Ese cerebro (N. de la R.: por el de Maradona) tenía una atrofia un poco más marcada que otra persona de 60 años. Había espacio para esa colección. No era urgente evacuarlo (al hematoma). Burry le sugirió que se compensaran otros problemas de salud porque un mal manejo del post operatorio podría complicar la evolución del paciente.

Contra toda indicación, Luque decidió que había que operarlo por el hematoma subdural. En Ipensa se negaron: argumentaron que lo mejor era esperar a ver cómo evolucionaba el paciente. El médico de confianza del Diez interpretaba -siempre según el relato de Burry- que podía ser una urgencia.y rápidamente, organizó el dispositivo de traslado a través de Swiss Medical. A Maradona lo operaron esa misma tarde.

Luego fue el turno del cardiólogo Oscar Franco, que también trabaja en Ipensa. Franco había revisado a Maradona en septiembre, dos meses antes de la muerte. Aseguró que la única indicación que le dio Luque sobre el paciente es que era hipertenso y que tomaba una medicación específica para esa patología. El cardiólogo le sugirió a Luque realizar estudios de rutina –ambulatorios, un eco doppler y un electrocardiograma– y un examen más específico llamado perfusión cardíaca. Es una gammagrafía miocárdica que sirve para evaluar el flujo sanguíneo al corazón y detectar problemas cardíacos. Luque lo descartó, le dijo a Franco que por invasivo Maradona “no iba a querer”.

Maradona estuvo internado dos días y una noche en Ipensa, y su estadía allí está por fuera de la línea de tiempo que se juzga, la que arranca el 11 de noviembre, cuando deja la Clínica de Olivos luego de la cirugía en la cabeza, y termina el 25 de noviembre, el día de su muerte. La estrategia de la fiscalía y la querella es, posiblemente, demostrar que Leopoldo Luque era quien estaba al mando de la salud de Maradona, es decir, “el cerebro del plan criminal” que terminó en la muerte del exfutbolista. Hasta ahora hay una idea de continuidad en la declaración de los testigos técnicos, que va desde el día del fallecimiento de Maradona hacía atrás. Bajo ese razonamiento, los próximos en declarar serían los integrantes del equipo médico que atendió a Maradona en la Clínica de Olivos, donde le extirparon el hematoma subdural. Y aquí aparece una pregunta: ¿fue realmente Leopoldo Luque quién lo operó?

VDM/MG