“Maestras argentinas (y maestros y maestres)”: un proyecto federal para visibilizar la tarea docente

“Maestras argentinas. Entre mandatos y transgresiones” es un proyecto colectivo de investigación, escritura, edición y publicación que reúne a numerosos autorxs que presentan trayectorias de maestras de todo el territorio nacional argentino y de todas las épocas.

Los cinco libros, compilados por la rosarina Mariana Caballero y el quilmeño y rosarino por adopción Eduardo Mancini, abarcan biografías que van desde la colonia hasta la actualidad. Se trata del relato de las vidas de cientos de maestrxs con recorridos diversos. Maestras que decidieron asumir el mandato reproductor y homogeneizador del normalismo con su misión civilizatoria contra la barbarie y otras, que se asumieron como “maestras pueblo”, cuestionaron esos mandatos y soñaron e hicieron de sus prácticas el punto de partida de rumbos críticos y renovadores. Maestras, maestros y maestres que alfabetizaron en villas, crearon escuelas populares, trabajaron en barriadas pobres, bregaron por la inclusión, construyendo sueños y luchas colectivas por la transformación social. 

Los dos primeros tomos de Maestras argentinas vieron la luz en 2020, año de pandemia. La amorosa recepción que tuvieron estos tomos iniciales impulsaron a Caballero y a Mancini a publicar este año otros tres nuevos tomos, que acaban de salir, e incorporan a maestros y maestres, además de la novedad de textos literarios (de Angela Pradelli y Sandra Russo, entre otrxs) e ilustraciones.

“Educar es poner sobre la mesa toda la cultura y compartirla”, coinciden Mariana, de 56 años, y Eduardo, de 64. “Cada maestra inventa los modos propios de convidarla, de alejarnos o acercarnos a ese banquete. Ejercer como maestras significaba años atrás un paso adelante para hacer propia la mitad del mundo, para acceder a espacios públicos, para salir de la casa. Una salida, un avance, un teñido de sentidos conocidos”. Estas trabajadoras eran segundas mamás y el espacio donde enseñaban un segundo hogar. La escuela laica, obligatoria, primaria y pública significó el avance de todo un pueblo para compartir y disfrutar el banquete de la cultura.  “Pero ¿qué cultura? ¿La cultura que las elites se esforzaban en convertir en distinguida contraseña? ¿La cultura popular nacida  de adhesiones y trabajos del pueblo? ¿Qué escuela? ¿Para qué pueblo? ¿Con qué maestras?”, se preguntan los compiladores.  La lectura de Maestras argentinas busca ayudar a pensar algunas respuestas a estas preguntas.

A continuación, el diálogo que elDiarioAR mantuvo con los responsables del proyecto:

¿Cómo surgió y quienes hicieron el trabajo?

-Mariana: La idea surgió en charlas entre los que luego seríamos los compiladores: Eduardo Mancini, maestro de música y profesor de portugués, y yo, también maestra y profesora en Ciencias de la Educación. Convocamos inicialmente a compañerxs cercanxs, de la ciudad de Rosario, con quienes veníamos compartiendo debates pedagógicos y luchas sindicales, y luego lo fuimos ampliando a colegas de todo el país. En noviembre del año pasado salieron los dos primeros tomos con más de 80 autores y hay más de 200 en los tres tomos siguientes. En los distintos capítulos de la obra participan con sus textos docentes de todos los niveles, periodistas, historiadores,  investigadorxs, personas con  experiencia en la escrItura y otrxs que se animaron a hacerlo por primera vez. La edición también es colectiva porque en ella aunaron sus esfuerzos tres grupos: el Centro Cultural La Toma, la asociación civil Inconsciente colectivo y la Cooperativa de pensamiento Margarito Tereré. Y también es colectiva porque muchos y muchas nos han ayudado a compartirlo de mano en mano, colaboraron con la venta y en las numerosas presentaciones.

Arrancaron en pandemia, ¿esto afectó el proyecto? 

-Eduardo: La tarea de compilación y escritura de los dos primeros tomos se inició en 2019 y la pandemia se hizo presente en los últimos meses de compilación, corrección, edición y en todo el proceso de presentación, venta y distribución de los tomos. Escribir para “Maestras” significó un sostén para quienes escribimos encerrados, nos dio una actividad para el “mientras tanto”, un proyecto, una esperanza.

¿Con qué criterio seleccionaron los nombres de lxs biografiadxs?

-Mariana: Hicimos una primera lista en la que no faltaran las maestras más recordadas por sus trayectorias, pero con un especial interés en recuperar a otras ya olvidadas o directamente desconocidas y que, sin embargo, por distintos motivos, tenían historias muy poderosas y dignas de ser conocidas. En muchos casos, los propios autores agregaron nombres a esa lista a partir de su propio recorrido de investigación. 

¿Nos cuentan algunas historias dentro de esa gran variedad que los hayan conmovido especialmente?

-Eduardo: En el primer tomo resulta conmovedora la historia de Olga Fagúndez, una maestra de primaria y militante sindical que supo darse cuenta de que una de sus alumnas era una niña apropiada durante la dictadura y la ayudó a buscar su verdadera identidad de la mano de las Abuelas de Plaza de Mayo. Nos  emocionó mucho esa ternura de “ver” al otro en un aula en medio de tantas historias que  pasan como ríos subterráneos. Y en los tomos nuevos conmueve el relato de Analia Kalineck, la hija del Dr K, represor en la dictadura. Ella es maestra y cuenta cómo empezar a estudiar en la educación pública le abrió un horizonte de libertad y la animó a cuestionar su propia historia y dar a luz el colectivo de Historias Desobedientes. Con particular emoción compartimos también la historia de dos queridas maestras que fallecieron este año, ambas del nivel inicial, grandes luchadoras por el derecho a la educación desde la cuna: Marina Tutor y Graciela Cingolani. 

¿Qué valor creen que tiene la colección?

-Mariana: Si bien existen valiosas investigaciones sobre vida y obra de maestrxs, esta colección tiene el valor de poner a la vista cientos de historias invisibilizadas en su mayoría, desconocidas. Es, al mismo tiempo, una invitación a seguir investigando. Existen  biografías de maestros y maestras, aunque nos han dicho que no había una compilación que alcance la extensión, heterogeneidad  y federalismo de ésta. 

¿Fue muy complejo armarla?

-Eduardo: Tuvo la complejidad de un proyecto autogestionado, sin ninguna estructura económica detrás. Fue sostenido y difundido por los propios editores, compiladorxs, autorxs y amigxs. La generosidad de los autores y el entusiasmo de todos los que colaboraron hizo que cada tarea se fuera llevando adelante. Por ejemplo, gran parte de la distribución que, debido a la cuarentena, se hizo casa por casa. 

¿Cómo se fueron comunicando con lxs autorxs?

-Mariana: La existencia de redes como Facebook nos ayudó mucho a comunicarnos con autores. Leíamos en ocasiones sus producciones y mensajes y eso nos invitaba a buscar el contacto, comunicarnos con ellos quienes, a su vez, nos ofrecían contactos y ayuda. Esto habla de la generosidad de muchos docentes, académicos, compañeros maestros y maestras que asumieron con entusiasmo la tarea de ponerse a escribir, ser puentes y ayudar. Ana Diamant, Gabriel Brener, Pablo Pineau, Daniel Suarez, Noemí Labrune, Luis Porta, Sandra Rodriguez, Sonia Alesso, Mónica Fernández Pais, Marcela Isaías, Víctor Martínez, Claudia Pandolfo, docentes de muchos profesorados e incluso instituciones como la Biblioteca Nacional del Maestros y Maestras y la Sociedad Argentina de Historia de la Educación, también el Colectivo Educación Inicial de Córdoba. Todxs ellxs nos alentaron, nos ofrecieron su ayuda desinteresada. 

La sociedad argentina tiene una gran tradición alfabetizadora y de educación pública. Sin embargo, hay y sigue habiendo una desvalorización económica y social del trabajo docente. ¿Qué piensan de esa situación dada?

-Mariana y Eduardo: Las historias que presentan nuestros tomos pueden leerse también como el camino recorrido por las primeras maestras para cambiar su traje de apóstoles por el de trabajadoras y trabajadores. La obra se inicia con el relato de las primeras maestras, vocacionales y sin título, hasta llegar a esas maestras norteamericanas que trae Sarmiento para hacerse cargo de las Escuelas Normales recién fundadas. La educación pública ha sido el sostén de los sueños de progreso, pero la historia muestra que, aunque se consideraba invalorable la tarea del docente, no le pagaban lo suficiente. Además, ese mito del docente apóstol colaboró para retrasar el nacimiento de la conciencia y de la organización como trabajadorxs. Todo eso irá cambiando cuando en las décadas de los 60/70  las luchas y la conciencia se vayan encendiendo y se funde la CTERA hacia 1973. Maestras argentinas (y maestros y maestres) es también un modo de leer la historia de la educación pública: una historia escrita “desde abajo” que señala el camino recorrido y nos presta, como colectivo docente, un espejo para mirarnos, nos ofrece una mirada sobre nosotrxs mismos para pensar y construir nuestra identidad.  

Es también un modo de leer la historia de la educación pública: una historia escrita “desde abajo” que señala el camino recorrido y nos presta, como colectivo docente, un espejo para mirarnos

Desde algunos sectores políticos se escucharon y se escuchan voces que se siguen pronunciando en desmedro de la educación pública. Una de las ideas que hacen circular es que les docentes trabajan poco. A su vez, la escuela tradicional suele ser reproductora y poco transformadora del status quo.

-Mariana: Nosotros compilamos estos libros para sumar voces en defensa de la educación pública, porque de allí venimos. Sabemos que el derecho a la educación se defiende en las aulas y en las calles. Para entenderlo cabalmente, la historia de Carlos Fuentealba nos interpela. La Marcha Blanca, la carpa Blanca, las marchas en las calles y las luchas de cada día en los salones de clases son la evidencia de un derecho que se construye y se defiende. El derecho a compartir números y letras, el pan de la palabra, las artes y las ciencias. Sopesar el valor de la escuela en cada momento histórico debe hacernos comprender también el valor de la escuela tradicional, la escuela masiva que expandió la alfabetización para que llegara a todos los rumbos de la patria. Valorar las experiencias, captar el impacto de las políticas conservadoras y neoliberales, comprender la resistencia de los colectivos docentes a las políticas privatizantes han hecho de la educación pública en la Argentina un baluarte para toda América Latina. Con estos tomos, quienes participamos escribiendo, investigando, dibujando decimos que nos enorgullece ser parte de esa larga saga de maestras y maestros de la escuela pública que enseña, resiste y sueña. La Carpa Blanca reaparece como una experiencia central en varios capítulos, ya que marcó a la docencia de las últimas décadas y en particular a quienes se abocaron a la organización y lucha sindical. 

¿Cómo fue que decidieron incluir en los nuevos tomos a maestros y maestres? 

-Eduardo: Los primeros tomos fueron sólo de maestras porque nos interesó ahondar en un “oficio” que permitió a las mujeres emerger a la esfera pública en una actividad prestigiada y remunerada, lo que contribuyó a ir rompiendo con el mandato patriarcal de reclusión hogareña para las mujeres. No por casualidad, muchas de esas maestras tuvieron un gran protagonismo en los diferentes avances del feminismo en el país. Logrado eso, pensamos que incluir a maestros  varones y de otros géneros en los nuevos tomos nos permite alcanzar una visión de conjunto de lo que fue la enseñanza inicial y primaria en nuestro país. 

¿Dónde se pueden comprar los libros? 

-Mariana y Eduardo: Para concretar el pago y convenir la forma de entrega hay que escribir al siguiente mail: xemancini@yahoo.com.ar. También se pueden obtener en librerías de varias ciudades del país. Para ello pueden consultar al mail mencionado, o visitar nuestra página en Facebook, donde también publicamos reseñas de los capítulos e informamos acerca de otras novedades. Además, contamos con un canal de YouTube donde pueden acceder a una serie de audios de diversos capítulos y a algunas de las presentaciones realizadas.

LH/CB