Remar en defensa del río: “El Paraná no puede ser simplemente una autopista líquida para las grandes multinacionales”
La inicitiva Remar Contracorriente viene bajando por el río Paraná desde Formosa desde el 2 de marzo para protestar contra el pliego de licitación de la llamada Hidrovía. Este sábado las embarcaciones llegan a su destino, la playa de La Florida, en Rosario.
Recibimiento a los remeros en el balneario municipal de Paraná. Natalia Enríquez
“Estamos perdiendo nuestra soberanía territorial. Se me pone la piel de gallina solamente de pensar lo que suceda. Tenemos que tener coraje, contagiar, hablar con mucha seriedad con los amigos, con los hijos. Tenemos que hacer mucho esfuerzo para revertir esta realidad”. El que habla es Luis “Cosita” Romero, expescador y ahora activista ambiental entrerriano, que junto con un grupo de personas viene descendiendo a remo por el río Paraná desde el 2 de marzo en el marco de la iniciativa Remar Contracorriente por el Agua y la Vida.
Partieron de Puerto Pilcomayo, cerca de Clorinda, en Formosa, y terminarán la travesía este sábado 22 de marzo, Día Mundial del Agua, en Rosario. En todo este tiempo, se detuvieron en diferentes pueblos y ciudades, donde fueron recibidos por la comunidad. Y en todas las escalas, “Cosita” tomó la palabra y repitió: “Estamos preparados. Tenemos conciencia sobre nuestro ambiente. Somos parte del río y tenemos que incidir en las políticas con mucha valentía. Que se vayan preparando los políticos para escuchar nuestras voces. Estamos comenzando a repensar en el mundo que queremos vivir”.
"La Yaguarona", la canoa en la que reman Luis "Cosita" Romero y Martha Arriola Colectivo Remar Contracorriente
“Cosita” Romero tiene la piel curtida de andar por el río desde que tiene uso de razón. Habla con la convicción y la firmeza de la experiencia. Él ya puso el cuerpo una vez para defender al río Paraná. Fue en 1996. Entonces remó 22 días en la canoa “La enamorada del río” desde Ituzaingó, en Corrientes, hasta Paraná, en Entre Ríos, junto a Raúl Rocco, también pescador, para despertar consciencias e impedir la construcción de una megarepresa hidroeléctrica, la del Paraná Medio, un proyecto que iba a tener enormes impactos ambientales, sociales y ecológicos. Se pudo frenar. Ahora, a los 64 años, sintió que debía hacerlo otra vez. Fue el pliego de licitación de la llamada Hidrovía lo que lo puso en alerta.
El llamado a licitación para la concesión de la Vía Navegable Troncal (VTN) deja en manos de multinacionales la planificación y gestión del tramo más estratégico del río, lo que en la práctica implica entregar la soberanía sobre él, y habilita el dragado a 44 pies desde Timbúes, al sur de Rosario, lo que significa profundizar, ensanchar y remover millones de metros cúbicos de sedimentos contaminados que terminarían en el estuario del Río de la Plata o en las orillas, cerrando el necesario intercambio de agua y peces con los humedales y lagunas laterales. Romero entendió que el río estaba en peligro. Y así nació esta nueva gesta, a la que se sumaron más de 180 organizaciones.
El expescador y activista ambiental Luis "Cosita" Romero Colectivo Remar Contracorriente
El expescador rema en “La Yaguarona” junto con Martha Arriola, de la Red Eclesial Justicia y Paz en la Patria Grande, que cuenta con el apoyo del papa Francisco, y la ONG Cuidadores de la Casa Común. Comenzaron siendo ellos dos, junto con el músico y docente Mariano Martínez y unas veinte personas más, entre tierra y embarcaciones, y ahora ya son muchísimos más que se fueron sumando en el camino. A las embarcaciones principales las acompañan ya más de 30 kayaks.
“En aquel momento, 'Cosita' defendió el río Paraná de la construcción de una represa y esta vez tuvo la misma intuición y un grupo de organizaciones, fundamentalmente Eco Urbano y Cuidadores de la Casa Común, abrazamos esa idea. Entendimos que se volvía a reeditar aquella circunstancia y que teníamos que salir”, cuenta Arriola.
Para Horacio “Indio” Enríquez de la Fundación Eco Urbano, uno de los voceros de la iniciativa, “esta es una remada que, como en el año 96, sirve para informar, para sensibilizar, para activar, para lograr que la gente se entusiasme y ponga en sus conversaciones, en la agenda de esos pueblos o comunidades, estas discusiones”.
El recibimiento en los territorios es variado, pero siempre cálido. En algunos casos, como en la playa de Corrientes capital, fue muy grande la cantidad de gente que se reunió. En Paraná, se interpretó a coro “Madrugada del pescador”, de Miguel “Zurdo” Martínez, un clásico de la música regional. En otras localidades, fueron familias de pescadores las que recibieron a los remeros, les hicieron de comer y pudieron hablar de las problemáticas del río con ellos. También se hicieron en varios lugares diversos ritos espirituales de pueblos originarios en diálogo con la Iglesia católica y otros credos. Y en todas las escalas se repite un cántico: “No se vende, el río no se vende, el río se defiende”.
Enríquez destaca que todo el proceso está siendo comunitario y colectivo. “Viene desde abajo. Estamos remando contra un modelo global de un capitalismo que pone a nuestra cuenca y a muchas cuencas de América Latina como zonas de sacrificio, donde tienen a disposición agua, monte, suelo, grandes extensiones. Pero nosotros creemos que nuestro río Paraná no puede ser simplemente una autopista líquida para que las grandes multinacionales abaraten costos de flete y que siga manejándose bajo una lógica que es solamente monetaria, economicista”.
“No puede ser que se esté pensando en adaptar el río al tamaño de los buques. En ningún lugar del mundo a los buques que transportan más de 50, 60 y hasta 90.000 toneladas les permiten entrar al continente. Para eso es que los barcos tienen que adaptarse, con las barcazas que circulan permanentemente”, añade.
El activista agrega que la amenaza de profundizar el dragado del río “en un contexto de crisis climática, de estrés hídrico, de quemas de los humedales, de contaminación que provocan las ciudades, los cordones como Rosario y todo el cordón industrial sería realmente un ecocidio, un desastre ambiental y social”.
Porque el río produce muchas cosas que el sistema no valora, como los servicios de miles de hectáreas de islas y humedales, que Enríquez define como “los riñones del planeta”.
“Buenos Aires -Capital y el Gran Buenos Aires- toma agua del río de la Plata que recibe el agua del Paraná, que fue filtrada por el Delta y por todo el ecosistema de los humedales. Si lo profundizamos, vamos a estar removiendo millones de toneladas del sedimento contaminado y vamos a estar achicando el valle fluvial del río Paraná. O sea, haciendo que el agua se concentre en esa profundización del canal. Y miles de hectáreas de lagunas y ecosistemas van a perder la capacidad de producir vida, flora y fauna”, añade.
Las embarcaciones de Remar Contracorriente surcan el río Paraná Natalia Enriquez
La remada termina este sábado en la playa de La Florida, en Rosario. Se espera que en el tramo final se sumen más kayaks, piraguas y canoas desde la Isla de los Mástiles, cerca del puente Rosario-Victoria. Habrá una radio abierta desde las 15 y alrededor de las 17 estarán llegando las embarcaciones principales con sus banderas argentinas, entrerrianas, la wiphala y la bandera universal por la paz. También habrá un festival de música con la participación de Jorge Fandermole, que cantará, como no podía ser de otra manera, “Oración del remanso”, otra canción emblemática del río, que refleja el destino sufrido de un pescador.
Y es que ese es otro patrimonio que está en riesgo. “Ponemos en valor lo que nuestros poetas, nuestros cantores, le han escrito al río, a nuestros paisajes, porque ahí también se juega la posibilidad de que con una obra así perdamos un montón del acervo cultural. Porque si se van secando los humedales, los pescadores se tienen que retirar. Con ellos, se retira toda la mística de la familia de la costa. Y eso también va impactando sobre la poética que nos identifica”, subraya Enríquez.
Los postulados de Remar Contracorriente también incluyen puntos de vista feministas. “Discutimos qué nos pasa como civilización en crisis y eso se vincula a lo que se llama el patriarcado y a esa violencia que sufre la naturaleza, que sufre la mujer y que sufren los más débiles”.
En el balneario municipal de Paraná, el domingo 16 Natalia Enriquez
El enorme esfuerzo de esta iniciativa no terminará el sábado y sus propulsores se muestran optimistas, aunque saben que enfrentan una lucha desigual. “Tenemos el deber político de incubar la esperanza, de generar la utopía de que el mundo todavía puede seguir siendo humano y que la lógica del mercado no se lleve puestos los valores. Sabemos que estamos peleando contra un poder concentrado muy grande, que es la estructura de las grandes multinacionales. Pero siempre fue el pueblo el que se levantó para generar los procesos políticos que se necesitan. Si no es el pueblo, ¿quién lo va a venir a defender al río?”, señala Enríquez.
Piraguas y kayaks se sumaron a la travesía durante el recorrido Colectivo Remar Contracorriente
Y añade: “Seguimos creyendo que vamos a poder al menos lograr que el pliego licitatorio no incluya la profundización de los 44 pies, que tenga en cuenta la voz de las provincias, que presenten los estudios de impacto ambiental. Y si bien la travesía termina este 22 de marzo, la lucha va a seguir. Vamos a seguir construyendo el colectivo, vamos a seguir hablando de lo que nos pasa en el Paraná, de lo que pasa en el Uruguay. Sabemos que es una pelea muy desigual, pero no por eso vamos a bajar los brazos”.
“Soy optimista por naturaleza. Siempre lo fui. Pero no ingenua”, dice, por su parte, Martha Arriola. “Creo que si nos ponemos en marcha como pueblo, tenemos que frenar esta licitación. También la crueldad de este gobierno que quiere terminar con el Estado, terminar con los más débiles. Y así como enarbolamos la bandera hace 28 años, también en esta ocasión tenemos que frenar esta licitación. No va a ser fácil, pero hay que abordarla desde distintos puntos de vista: con acciones judiciales, políticas, legislativas. Con el pueblo en marcha”.
CRM/JJD
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